Alrededor de veinte partidos de izquierda, movimientos sociales, centrales sindicales y organizaciones campesinas y de indígenas, suscribieron la pasada semana en Asunción, el acta de fundación del Frente Guasú (Grande), reafirmando su apoyo al proceso de cambios que encabeza el Gobierno de Fernando Lugo. Décadas de esfuerzo por consolidar una fuerza unitaria progresista, quedó sellada […]
Alrededor de veinte partidos de izquierda, movimientos sociales, centrales sindicales y organizaciones campesinas y de indígenas, suscribieron la pasada semana en Asunción, el acta de fundación del Frente Guasú (Grande), reafirmando su apoyo al proceso de cambios que encabeza el Gobierno de Fernando Lugo.
Décadas de esfuerzo por consolidar una fuerza unitaria progresista, quedó sellada por una concentración de unas 20 mil personas muy atentas, en actitud militante, de rebeldía, diferente a los rostros de las cansinas muchedumbres arriadas por colores y prebendas. Mitad procedían de los pueblos más apartados, humildes y atrasados de la geografía paraguaya, olvidados por todos los gobiernos en los últimos setenta años.
Representantes de los sectores de base, casi desconocidos por el gran público y por los medios de la prensa patronal, fueron subiendo al estrado bajo vítores y cantos de lucha, compaginando un escenario combativo, testimonio de un Paraguay nuevo, de una conciencia nueva en importantes ramas de la sociedad. La juventud fue mayoría.
Cada orador, por separado y sin leer ningún papel, se pronunció sobre los problemas que atraviesa su sector, dio ideas de cómo entienden salir de la crisis, condenó la acción parlamentaria que bloquea todos los proyectos de ley en beneficio de los pobres y acusó de corrupción y nicho de la impunidad de los grandes delincuentes al Poder Judicial, al tiempo de reafirmar un apoyo crítico a la política del gobierno.
El parlamento está al servicio del golpismo y del pasado, dijo la representante indígena, partidaria de la participación directa del pueblo en la vida legislativa, coincidiendo con el delegado sindical, quien reclamó profundización del proceso de cambios, iniciado un año y medio atrás, «pero que aún seguimos sin reforma agraria», recalcó el representante campesino.
Un ambiente de fiesta popular inundó la Plaza del Congreso, a once años de la masacre, en ese mismo sitio, de ocho jóvenes que se opusieron a un Golpe de Estado, inspirado por el General Lino Oviedo, jefe del Partido Unace, derecha fundamentalista, enemiga del gobierno actual y siempre de la voluntad y de las esperanzas del pueblo.
Lugo fue el orador principal y, en medio de una alegría enorme, estimulada por cantores y músicos comprometidos, reclamando revolución, declaró que «el cambio político llegó a Paraguay y no se parará más», porque es la expresión democrática de un pueblo decidido a construir su propia vida, con humildad, trabajo, decencia y esfuerzos.
Los enemigos de este proceso son los mismos que durante muchos años han explotado al pueblo y al país, cúpulas corruptas, que se han enriquecido con el hambre de un sector muy importante de la población, la que con todo derecho del mundo hoy nos reclama su reparación, la cual no podrá llegar a corto plazo, porque sin justicia y sin equidad, sólo será nuestro fracaso y el de la inmensa mayoría de paraguayos, dijo.
El Frente Guasú semeja un Arcoiris, por sus diferentes fuerzas y colores, elementos que le dan fuerza porque a su mayoría, los ha convocado a la unidad el objetivo común de transformar estructuralmente el país, convicción que testifica un importante crecimiento en la conciencia política e ideológica de amplios sectores de la población paraguaya.
Los opositores, los enemigos de que seamos un país con democracia y equidad, con salud pública gratuita, con mejoras de la situación de miseria de una parte de las familias más marginadas, donde está llegando la ayuda del gobierno con viviendas y escolaridad, son los mismos que hace décadas convirtieron todo Paraguay en una hacienda de unas pocas familias, recalcó el ex Obispo.
«Fernando, no estás sólo», «Lugo, el pueblo está contigo», y otras consignas de lucha resonaban por la plaza, flameando numerosas banderas de las fuerzas que integran el Frente Guasú, tales los Partidos Tekojojá, Comunista, P-Mas, País Solidario, y de otras organizaciones populares, entremezcladas con murgas, alusiones teatrales, la efigie del Che Guevara y con leyendas alusivas a las reivindicaciones populares.
Numerosos compatriotas, por encima de la lentitud del proceso de los cambios deseados y prometidos, se están sumando a las fuerzas «que comenzaron esta marcha, decididas a no volver atrás», dijo el mandatario, insistiendo en que el cambio tiene que hacerse en paz, evitando inútiles conflictos internos y promoviendo la cooperación internacional.
El Presidente rozó apenas los problemas políticos que atraviesa en su interior la Alianza Patriótica para el Cambio, heterogénea composición que le permitió ganar las elecciones el 20 de abril del 2008, cuya principal expresión en votos, el Partido Liberal, sufre fuerte división, que ha vuelto negativa su gestión en la Vicepresidencia, ocupada por Federico Franco, quien promueve el juicio político a Lugo, con el afán de suplantarlo.
Presidente Liberal, con permiso sabático, Franco fue de los pocos ausentes en la fundación del Frente Guasú, en el que también quedó fuera el Partido Demócrata que encabeza el Ministro del Interior Rafael Filizzola, un nacionalista amigo de los Gobiernos de Estados Unidos y de Colombia, erróneamente tildado de socialdemócrata.
En los últimos meses, ambos han acumulado groseros errores políticos, por efecto de su impericia pero también de sus opciones ideológicas. Franco cosechó dos laureles, uno como productor de ciencia ficción y otro como traidor a la patria, al confesar que prefiere mil veces ser dependiente de Estados Unidos y no de Chávez. Es notorio que no fue por su inteligencia que la derecha lo ha elegido su candidato limón.
Las declaraciones suaves y las sonrisas de rigor no bastan para ocultar que la Casa Blanca condiciona las buenas relaciones con el gobierno paraguayo al alejamiento de éste de los regímenes progresistas del continente, en especial de Cuba, Venezuela y Bolivia, disconforme con la amistad de Lugo con Lula y con Cristina Fernández.
Esa ingerencia en los asuntos internos ha generado un enfrentamiento en los últimos días, con mucho efecto colateral, entre Franco y el Ministro Filizzola con el titular de Defensa Nacional, Luis Bareiro Spaini, confeso nacionalista y antimperialista, cuya cabeza pide la derecha, junto con la Embajadora de Estados Unidos Liliana Ayalde.
Experimentada diplomática, con varios años al frente de la USAID en Bangladesh y en Colombia, desde donde llegó a Asunción, en los mismos días que Lugo asumía la Jefatura del Ejecutivo Nacional, Ayalde es conocida como anfitriona de almuerzos y cenas con empresarios y altos funcionarios civiles y uniformados de Paraguay.
En una de esas reuniones, acompañada por dos altos mandos del Ejército USA, y frente a dos militares paraguayos, Ayalde habría requerido la opinión sobre la situación del país al Vicepresidente Franco, la cabeza más visible en el plan golpista de la derecha, el que planean llevar a cabo mediante un juicio político, para darle visos legales a la asonada y evitar que aparezca como otra perversidad tipo Honduras.
«Que se atrevan», enfatizó el Senador Sixto Pereira, Presidente del Partido Popular Tekojojá, «y encontrarán a miles de paraguayos jugándose la vida en las calles de todo el país para respaldar al Gobierno del Cambio y al Compañero Fernando Lugo».
Franco, quien no pierde ocasión para ofrecerse a ocupar el sillón del ex Obispo, habría comenzado a descalificar al Jefe del Ejecutivo y a varios de sus colaboradores, porque se inclinan hacia el bolivianismo chavista, según sus profundas reflexiones y porque son incapaces de terminar con el terrorismo y la subversión, a pesar de toda la ayuda colombiana y norteamericana. Ello habría provocado el desagradó de los dos militares paraguayos, que optaron por retirarse.
Informado de inmediato, el Ministro de Defensa Luis Bareiro Spaini no se hizo esperar y, saltando formalidades protocolares, envió una carta de protesta a la Embajadora, acusándola de ingerencia en los asuntos internos del país, y de facilitar ese tipo de comentarios contra un gobierno que la ha recibido con toda cortesía y corrección.
Bareiro declaró que el país está abierto a la colaboración internacional, en la medida que la soberanía paraguaya sea respetada, razón por la cual desautorizó la presencia de expertos colombianos y norteamericanos en contrainsurgencia.
Funcionario muy discreto, casi invisible hasta hace pocos días, Bareiro ha saltado a la popularidad y fue la figura más ovacionada, después de Lugo, en la fundación del Frene Guasú. Otro fue el Senador Carlos Filizzola, ex Intendente de Asunción, quien aparece con mucho apoyo, entre los precandidatos del Frente, para Asunción, en las comunales de noviembre próximo.
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