Joschka Fischer, el que fuera vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005, en tiempos de ofensivas gubernamentales SPD-Grünen antiobreras, nos ha regalado otro de sus grandes aportaciones intelectuales. » Tsipras en un mundo ideal» es el título. El subtítulo: » El líder de Syriza no ha entendido la diferencia entre hacer campaña y gobernar» [1]. […]
Joschka Fischer, el que fuera vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005, en tiempos de ofensivas gubernamentales SPD-Grünen antiobreras, nos ha regalado otro de sus grandes aportaciones intelectuales. » Tsipras en un mundo ideal» es el título. El subtítulo: » El líder de Syriza no ha entendido la diferencia entre hacer campaña y gobernar» [1]. Ya se pueden imaginar la sustancia de su artículo.
Si el mismo JF hubiera leído de joven un texto así (me refiero al suyo), no hubiera tenido probablemente duda alguna: autoría de un fascistoide o comentario similar, hubiera exclamado. Ahora, pasados los años, lo firma él. Con todo orgullo. No diré yo lo que él hubiera dicho hace tres o cuatro décadas. Simplemente enunciaré de nuevo su largo viaje (no en soledad unitaria por supuesto): de una supuesta, rebelde, luchadora y consistente izquierda extrema a una derecha no menos extrema. Realismo sucio, neoliberalismo maloliente, voz servil de los que mandan y entre ellos. Un miembro más del mandarinato realmente existente.
El preámbulo de su texto: «No se puede evitar sentir tristeza por Grecia. Durante más de cinco años, la troika… la han expuesto a un fallido experimento de austeridad, que ha exacerbado la crisis económica del país. Y ahora el Gobierno del primer ministro, Alexis Tsipras, parece empeñado en lanzarla al abismo». ¡Fallido experimento de austeridad! Incluso don Joschka lo admite. No nos excitemos. ¿El Gobierno de Tsipras, empeñado en lanzar a Grecia al abismo? ¿Estarán locos?
Y no tenía que ser así, prosigue Fischer. «Cuando el partido de izquierda de Tsipras (Syriza) asumió el Gobierno en enero, se había tornado posible un nuevo compromiso, más orientado al crecimiento». Incluso, añade don JF sin explicar sus fuentes, «los alemanes más acérrimos defensores de la austeridad [incluye a Frau Merkel] habían comenzado a reconsiderar su postura». ¿De dónde infiere JF esa afirmación, esa tesis, esa conjetura? ¿Comenzado a reconsiderar su postura? ¿De qué habla, cómo reconstruye, el ex de Exteriores?
Luego don JF nos empieza a dar lecciones. La primera: «El Gobierno de Tsipras, con cierta justificación, pudo haberse presentado como el mejor socio europeo para implementar un programa de reforma y modernización de largo alcance en Grecia». No sólo eso. Fischer es capaz de señalar que «las medidas para compensar a los más pobres encontraron considerable apoyo en las capitales de la UE y el sentimiento favorable se habría fortalecido si Grecia hubiera comenzado a reducir su abultado presupuesto de Defensa (lo esperable de un Gobierno de izquierda)». ¿Se entiende hacia dónde apunta el tiro? ¿Dando lecciones a un gobierno de izquierdas? ¿El, precisamente él?
Pero Tsipras, comenta, «dilapidó la oportunidad de Grecia, porque tanto él como otros líderes de Syriza fueron incapaces de ver más allá del horizonte de los orígenes del radical activismo opositor de su partido». ¡Vaya por Dios, la descalificación ad hominem circunstancial! ¡La estupidez del radicalismo! El sabe de qué va desde luego. No entendieron, y no quisieron entender. Estúpidos eran, estúpidos son, «la diferencia entre hacer campaña y gobernar. Para ellos, la realpolitik implicaba venderse». ¿Se entiende el concepto de política, de realpolitik, defendido por don Fischer? Realismo sucio de la peor especie, la política como actividad enmarcable dentro de las coordenadas sistémicas inalterables. No hay más. Lo otro es suelo.
Por supuesto, es la segunda lección servil que se nos da, «aceptar la necesidad es precisamente lo que marca la diferencia entre el Gobierno y la oposición». ¡Aceptar la necesidad! ¿Qué necesidad? La oposición puede expresar aspiraciones, «hacer promesas e incluso soñar un poco»; pero el partido que gobierna «no puede quedarse en un mundo imaginario ni dentro de un sistema teórico». Es decir, no hay alternativa, como Miss Thatcher, un probable referente de don JF. Y no sólo eso: «cuanto más soñadoras son las promesas del partido opositor, mayor es el desafío para reducir la brecha con la realidad si, como Syriza, gana la elección y asume el mando». ¡Seamos pues realistas, soñemos el lodazal de lo Real! ¡Es nuestro destino! ¡Soñadores, como diría Bertolucci, pero invirtiendo el sentido, insultando, descalificando! ¡Utopistas, izquierdistas que no se enteran de nada!
De hecho, es la tercera lección, «Tsipras parece haber olvidado el énfasis de la tradición marxista sobre la unidad dialéctica de la teoría y la práctica». ¡Unidad dialéctica de teórica y práctica! ¡Don JF se ha salido! ¡Conoce el lenguaje! Si se desea negociar un cambio de enfoque con los acreedores, «es poco probable que tenga éxito si destruye la propia credibilidad» y, pongamos toda nuestra atención en el paso, «pone el grito en el cielo contra quienes tienen el dinero que uno necesita». ¡El dinero que uno necesita, el dinero que manda siempre! Esa al menos, añade don JF, «la lección que la mayoría de nosotros hemos aprendido de la teoría y la práctica (algo también conocido como vida)». ¡Más lecciones marxianas! ¡Qué aprendizaje el suyo! El de la sumisión. ¡Cómo le ha enseñado la vida!
La incapacidad de Syriza para abandonar su burbuja radical, es la cuarta elección, una formación «no explica por qué formó una coalición con los Griegos Independientes de extrema derecha, cuando pudo haber gobernado con uno de los partidos centristas proeuropeos». Otro golpetazo en la sien, con terminología ad hoc: extrema derecha versus partidos modernizadores. Hay más. «Espero que no compartan sus prioridades políticas, en especial un cambio de las alianzas estratégicas, que sería igualmente nocivo para Grecia y Europa». Aquí duele un poco: «Pero dos pasos que dio Tsipras apenas asumió el Gobierno han acrecentado mi escepticismo: su coqueteo con el presidente ruso, Vladímir Putin, y su intento de aislar a Alemania dentro de la zona del euro, que nunca pudo haber funcionado». ¿Intento de aislar Alemania dentro de la zona euro? ¡Por favor! ¿No será, más bien, intento de combatir su política, la política antipopular y antieuropea de Frau Merkel y sus representados? Lo de Rusia es cada vez más importante: duele que Grecia mire hacia el Este. ¿Dónde puede mirar si no?
Dentro de la unión monetaria europea, asegura JF, «se ha establecido un consenso para hacer todo lo posible por mantener a Grecia entre sus miembros». ¿Sí? Luego comentamos ese consenso. Pero el Gobierno griego, la siguiente lección de JF, «debe entender que los demás miembros de la zona del euro no están dispuestos a acomodar sus demandas si eso implica deslegitimar sus propias y dolorosas reformas». Es decir, a acatar, no hay otra. Por si hubieran dudas: «Lo que es más importante, mientras se acerca el momento de la suspensión de pagos (que podría incluso ser en julio) las autoridades griegas deben persuadir a sus socios con acciones, no promesas». Acciones, praxis, hacer lo que nos mandan.
La última lección: «una salida griega del euro desordenada -actualmente el mayor peligro- puede evitarse solo si ambas partes actúan bajo el supuesto de que en las próximas negociaciones habrá ganadores y perdedores». ¡Ganadores y perdedores, ese será el resultado! No será fácil además: «todas las partes enfrentan significativas presiones internas y cualquier transigencia hará que todos tengan que dar explicaciones en casa. Pero incluso si no existieran la troika y la unión monetaria, Grecia necesitaría urgentemente reformas de gran alcance para recuperarse». Pero, en verdad, ¿se niega el gobierno griego a hace reformas? ¿No será más bien algunas reformas? También necesita tiempo y dinero, concluye JF, «que la UE podría proporcionarle si las autoridades griegas enfrentan la realidad». Es decir, si hacen lo que les toca, lo que les obligan a hacer.
Pero en Europa también hay otros, que JF no señala, «que necesitan abandonar sus ilusiones. La crisis griega no puede ser usada para debilitar a los conservadores europeos y cambiar el equilibrio del poder dentro de la UE, ni para quitar a la izquierda griega del Gobierno». Parece moverse hacia un centro mediador pero JF apenas apunta la patita. La crisis actual y las negociaciones para resolverla solo tienen que ver con una cosa según JF: «el futuro de Grecia dentro de Europa y el del proyecto conjunto europeo». Ayudar a Grecia a recuperarse y mantenerla dentro de la eurozona, «redundará en beneficio de Europa, tanto política como económicamente. Pero cualquier acuerdo sobre la forma de lograrlo requiere ahora que Grecia demuestre que esa meta también es la suya». ¿Y no lo es, no es esa la meta anunciada por el gobierno de Syriza? ¿Cuál es sino su meta en estos momentos? ¿Pero cuál es realmente la meta en esta lucha de los mandatarios de la UE?
Paul De Grauwe, titular de la cátedra John Paulson de Política Económica en el Instituto Europeo de la London School of Economics. escribía en Social Europe, 28 Abril 2015, un artículo con el título: «¿Están los acreedores empujando deliberadamente a Grecia a la quiebra?» (tomo pie en la traducción para www.sinpermiso.info de Miguel de Puñoenrostro, ha sido editado en la semana del 3 de mayo):
1. La tesis de PDG: «El BCE tiene aquí una gran responsabilidad. Su suministro de liquidez podría liberar al gobierno griego de la trampa en que se halla confinado. Negarse a suministrar liquidez convertiría al BCE en el máximo responsable de la quiebra griega y de un posible «Grexit».
2. La explicación: «El drama griego ha entrado en su desenlace final. El gobierno griego tiene que devolver préstamos al FMI ya otras instituciones públicas próximamente, pero no dispone de efectivo. Los prestamistas se niegan a suministrar liquidez mientras el gobierno griego no acepte las condiciones por ellos impuestas».
Oímos ahora a los ministros de finanzas, también a don JF desde luego, «decir que el gobierno griego no es razonable porque se niega a aceptar esas condiciones, a saber: que la austeridad se ponga plenamente por obra y que las reformas estructurales acordadas por los anteriores gobiernos de Grecia se lleven hasta el final».
Pero, ¿acaso son razonables esas condiciones se pregunta Paul De Grauwe??
3. No lo son en su opinión. «Las medidas de austeridad que venían imponiéndose desde 2011 han traído consigo efectos devastadores para la economía griega. Arrojaron al desempleo y a la pobreza a millones de griegos». Añade, sin que se necesario seguirle en este punto forzosamente: «generaron una inestabilidad política que está en la raíz misma del auge de Syriza. Insistir en más austeridad no parece razonable cuando los fracasos de esa estrategia han terminado por resultar tan patentes. Lo sorprendente es que los ministros de finanzas sigan con su prédicas morales y sermoneen a los griegos para que sean más razonables».
Ser razonable, señala, «se equipara a aceptar las condiciones de los acreedores, aun cuando esas condiciones han fracasado a la hora de generar resultados positivos». Más sorprendente, aunque de hecho no lo es, «es todavía que el grueso de los medios de comunicación acepten ese cuento». Lo mismo que los del global-imperial, por ejemplo, la misma actitud que don JF
4. Algunas de las reformas estructurales en las que insisten los acreedores se necesitan urgentemente. Nadie se opone. La reforma fiscal es una de ellas. Pero, como es de toda evidencia, «no hay duda de que el gobierno de Tsipras, a diferencia de los anteriores gobiernos griegos, está dispuesto a introducirla». Pero, añade PDG, «otras reformas estructurales son manifiestamente irrazonables. El programa de privatizaciones acordado con el anterior gobierno, y que las naciones acreedores insisten en poner por obra, carece de sentido». Sin cortarse un pelo. «No puede empujarse a un país a poner en almoneda sus activos de valor en una subasta forzada. Eso tendría por consecuencia unos ingresos muy bajo para el gobierno griego y sólo beneficiaría a los potenciales compradores, algunos de los cuales son empresas de las naciones acreedoras». ¿Alguna duda?
5. Hay, además, una gran contradicción en esa intransigencia. «Como es harto sabido, Grecia se ha beneficiado en los últimos años del reescalonamiento de la deuda. Los vencimientos de deuda fueron prorrogados y se rebajaron los tipos de interés». De acuerdo con Bruegel, el think tank de la UE, señala PDG, «la deuda pública griega efectiva representa ya sólo cerca de un 60% del PIB de Grecia». ¡El sesenta! «Eso parece sostenible, siempre que a la economía griega le sea dado un funcionamiento normal. Dicho de otra manera: de Grecia puede decirse que es solvente, aunque es ilíquida».
Y sin embargo, comenta PDG, los acreedores mantienen cerrado el grifo del dinero. «A resultas de lo cual, los mercados financieros están ahora mismo especulando con que el gobierno griego no será capaz de honrar los próximos pagos a su fecha de vencimiento y se verá forzado a declararse en quiebra». Consecuencia: «Los tipos de interés de los bonos públicos griegos se han disparado a niveles que hacen insostenible el servicio de la deuda e imposibilitan que el gobierno griego pueda financiarse a sí mismo a través del mercado de bonos». La especulación, de nuevo, «ejecuta una profecía autocumplida y empuja al gobierno griego por la senda de la quiebra». Pero obsérvese, señala PDG, «que eso resulta de la decisión de los acreedores de no suministrar liquidez al gobierno griego». Este es el punto. Y precisamente «porque los prestamistas se niegan a suministrarle liquidez, Grecia puede verse forzada a la quiebra. Diríase que los acreedores están empujando deliberadamente a Grecia hacia la quiebra». Esta es su tesis. ¿Informada, razonable?
6. En síntesis y por si fuera necesario: «El BCE tiene aquí una gran responsabilidad. Su suministro de liquidez podría liberar al gobierno griego de la trampa en que se halla confinado. Negarse a suministrar liquidez convertiría al Banco Central Europeo en el máximo responsable de la quiebra griega y de un posible «Grexit»».
¿La misma tesis, las mismas explicaciones que Herr JF?
PS. No es el único que dice cosas oscuras-muy-oscuras. Don Félix de Azúa, en otro orden de cosas, nada que ver en tema pero también con orígenes políticos rebeldes, en el global-imperial del pasado lunes [2] señalaba:
«Desde que la obra de Benjamin comenzó a divulgarse con una cierta seriedad, tan tarde como en los años sesenta del siglo pasado, su figura ha ido creciendo hasta hacerse inevitable. En la actualidad estudian a Benjamin en los centros de negocios, en los departamentos de Arquitectura, de Ingeniería, de Teología, de Sociología, de Economía, de Bellas Artes, en fin, en todos los departamentos menos en los de Filosofía. Exagero, también en los de Filosofía, aunque algo más tarde. El retraso se debió al marxismo de Benjamin, que viene a ser como el cubismo de Morandi, o sea, nulo, lo que irritaba a los profesores progresistas, que son legión. En la actualidad, Benjamin ha permeado ya hasta las redacciones de las revistas de peluquería. Es algo preocupante».
Dejando aparte la tontez final: marxismo y Benjamin, ¿intersección vacía? ¿De dónde sale esa tesis? ¿Ha leído don Félix realmente a Benjamin o habla de oídas? ¿Profesores profes irritados por el marxismo «heterodoxo», es decir, creativo, no clónico de Benjamin? ¿De quien habla con Félix? ¿De qué profes habla don Félix? ¿Estará hablando de él mismo?
Notas:
[1] «Tsipras en un mundo ideal». El País, 4 de mayo, p. 27
[2] http://cultura.elpais.com/cultura/2015/05/03/actualidad/1430676592_792127.html
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