«A fuerza de enviciados por el coloniaje, ni aún los hombres más cultos de Puerto Rico, se deciden a tener iniciativa para nada, ni a contar por completo consigo mismos, ni a dejar de esperarlo todo de los representantes del poder… Como nunca le dieron iniciativa para nada, no sabe emplear lo que ahora tiene […]
Eugenio María de Hostos
Los últimos meses la discusión y supuesto debate crítico en nuestra nación se ha centrado en la eminente imposición de una Junta de Control Fiscal por parte del Congreso de los Estados Unidos al gobierno de Puerto Rico. Las ondas de desinformación masiva, los analistos y analistas, los mercenarios de la noticia, han despotricado en contra de la inminente imposición de una Junta de Control Fiscal por parte del Congreso de los EE.UU. al Estado Libre Asociado. Los argumentos son varios, lo más que se destacan son: a) una afrenta a la dignidad del pueblo puertorriqueño y b) nos retrotrae a la indignante situación colonial del 1917. Esto es un pobre análisis.
La Junta de Control Fiscal no nos hace más colonia, como no tenerla nos hace menos colonia; el ELA es colonial, lo ha sido desde el 1952 y la Junta es otra acción que refleja lo que el poder ejecutivo, judicial, congresional estadounidense han sabido y afirmado siempre, desde el 1898, en el 1900, en el 1917 y en el 1952, Puerto Rico es una colonia supeditada al pleno poder del Congreso de los Estado Unidos bajo la cláusula territorial.
Además, siempre los EEUU ha considerado a los boricuas incapaces de civilización, incapaces de ejercer los poderes soberanos de una nación; incapaces de crear. Eso ha justificado su política imperial-colonial, hay múltiples ejemplos para quien quisiera entenderlo. Por eso nos impusieron el ELA y lo disfrazaron porque les convenía internacionalmente mentir sobre la descolonización. Por eso el disfraz del gobierno propio, pero sabía que se reservaban las decisiones fundamentales en la economía (como comerciar y en que comerciar), en lo social (las políticas públicas sobre equidad las revisa e impone judicialmente las cortes federales), en lo político (no tenemos relaciones comerciales más allá que lo que el gobierno federal nos dé permiso). Así que con o sin Junta, el racismo gringo es raíz causal de la colonia.
Por último, ausente del debate sobre la Junta es el hecho que esta tiene como único fin perpetuar la explotación económica de la que nació; el robo de la riqueza generada por los puertorriqueños y asegurar las inversiones de capital financiero extranjero. Encima, justificar ese robo descarado echándole la culpa a todas y todos los boricuas, normalizando que nos la merecemos por «incapaces». Claro, no mencionan a los verdaderos responsables e incapaces en todo esto: a) todo el gobierno federal que tienen control total en las decisiones fundamentales de la colonia; b) los mercaderes financieritas de capital especulativo y las multinacionales extranjeras y megatiendas que chupan la riqueza y destruyen la economía local; y c) la caterva de cómplices serviles locales colonialistas y asimilistas del PNPPD.
Hay que rechazar la Junta de Control fiscal en el contexto de la situación colonial de nuestra nación, hay que rechazarla porque representa la legitimación del robo y apropiación de la riqueza generada por el pueblo trabajador. Así que alcemos la voz y derroquemos la colonia y exijamos la única salida y solución posible la independencia nacional.