El gobierno de Kiev planeó una estrategia de enfrentamientos urbanos para frenar a los activistas prorrusos. La utilización de ultras de fútbol junto a otros nacionalistas debía dispersar a los oponentes en Odessa, sin embargo los hechos no fueron como se planeó en un principio, dejaron más de cuarenta muertos, la mayoría de ellos, prorrusos.
Los enfrentamientos entre activistas prorrusos y nacionalistas ucranianos que llevaron a la muerte de al menos cuarenta personas hace una semana en Odessa fueron provocados por una estrategia de guerra callejera trazada desde Kiev.
La idea era utilizar a nacionalistas ucranianos para contener, y en la medida de lo posible desorganizar, a las personas que participan en las protestas callejeras contra el actual ejecutivo ucraniano. Aprovechando la celebración de un partido de fútbol entre los equipos Metallist de Járkov y el Chernomorets de Odessa se concentraron en la ciudad varios miles de los denominados ultras, seguidores violentos, siendo la mayoría de ellos pertenecientes a grupos nacionalistas ucranianos.
Entre ellos había infiltrados elementos pertenecientes a las «sotnyas» (centurias en ucraniano) del Maidán de Kiev, como se denomina a los grupos de autodefensa que se enfrentaron a la policía desde noviembre del año pasado hasta la caída del presidente Yanukovich.
El hombre de Kiev
Según el plan, se pretendía utilizar a estos grupos nacionalistas junto a elementos pro Kiev locales para imponer de una vez en la ciudad las simpatías ucranianas, y desechar las intenciones de los activistas prorrusos de extender las protestas del este del país al sur del mismo, donde se encuentra Odessa.
De la misma manera el ejecutivo buscaba imponer a su hombre fuerte, el oligarca Igor Kolomoysky, como la figura dominante en la región. Todo ello debía llevarse a cabo de manera que pareciese espontánea, sin la intervención aparente de las fuerzas de seguridad del estado.
Los responsables de esta planificación para el gobierno ucraniano son un grupo de expertos formado por representantes de los ministerios de Defensa e Interior ucranianos, representantes de varios estamentos de la sociedad ucraniana, y sobre todo, miembros de las centurias de autodefensa del Maidán de Kiev.
Como admite un miembro de este grupo de trabajo, que prefiere quedarse en el anonimato, su intención no era en ningún caso provocar víctima mortales, pero al parecer hubo un tercer grupo protagonista en los hechos de Odessa.
Hombres armados se dedicaron a disparar tanto a los nacionalistas ucranianos como a los activistas prorrusos. Entre ellos, como dejan claras las imágenes, había representantes del mundo criminal.
Así, un hombre que informa por teléfono hablando en ucraniano a un alto cargo de Kiev, presuntamente al ministro del Interior, sobre lo que ocurre en esos momentos en Odessa es Nikolai Volkov, declarado en búsqueda y captura por la justicia ucraniana. Otro, a quién se ve disparar a la multitud de nacionalistas ucranianos es Vitaliy Chudko, un conocido bandido local. Precisamente Chudko apareció muerto dos días después de la tragedia de Odessa. Ya no podrá contar a las ordenes de quién se encontraba ese día.
No sería de extrañar que no se llegue a saber quién fue el ejecutor material de la matanza de Odessa, al igual que siguen sin esclarecerse las muertes provocadas por francotiradores desconocidos a finales de febrero en Kiev. Fueron esos hechos los que precipitaron la caída de Yanukovich.
Matados previamente
A pesar de que no se ha hecho ninguna investigación exhaustiva de los hechos, hay muchos indicios de que parte de los supuestos muertos en el fuego que consumió la casa de los sindicatos de Odessa fueron matados previamente y luego sus cuerpos quemados dentro del edificio para esconder la realidad de los sucedido.
Hasta ahora el gobierno de Kiev se ha dedicado a apuntar como responsables de la matanza a los policías de Odessa. Estos cargos policiales databan todavía de la época de Yanukovich, y por tanto, según el ejecutivo de Kiev, quieren provocar revueltas prorrusas en toda Ucrania. Kiev omite su responsabilidad en los hechos y no parece muy interesado en investigarlo. Un oscuro y trágico hecho más que ha costado vidas humanas y que se suma a la crónica negra de las protestas.