La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) es una forma diferente de integración propuesta por varios países con esperanzas nuevas y de construcción de un socialismo atípico que bebe de las fuentes marxistas, engelianas, leninistas, guevaristas, castristas y de millares de pensadores e intelectuales progresistas y revolucionarios de los cinco continentes. Su composición responde a […]
La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) es una forma diferente de integración propuesta por varios países con esperanzas nuevas y de construcción de un socialismo atípico que bebe de las fuentes marxistas, engelianas, leninistas, guevaristas, castristas y de millares de pensadores e intelectuales progresistas y revolucionarios de los cinco continentes. Su composición responde a las nuevas realidades socio-políticas y económicas de América Latina y del Caribe y de países con ansias de liberarse del tutelaje imperial. Los economistas Ademir Alves de Melo, Doctor en Ciencias Económicas y Políticas (Alemania), profesor de la Universidad Federal de Paraíba, Brasil, Iedo Leite Fontes, Doctor en Ciencias Políticas (Cuba), profesor de la Universidad Federal de Paraíba, Brasil y Armando de Figueiredo Aranha, Magister en Teoría Económica ( URSS) , Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela, afirman que el objetivo de la ALBA «es por excelencia antropocéntrico, subordinando el económico al social, cultural y político. Es un proyecto de integración que los próceres de la independencia no pudieron entonces proponer porque las condiciones históricas de la época no reunían los requisitos que la realidad contemporánea ofrece. Es un proyecto revolucionario puesto que es emanado de gobiernos revolucionarios. A la competencia y subordinación deviene la cooperación, la solidaridad y el respeto a la soberanía de las naciones; a las decisiones cerradas en oficinas de tecnócratas y en los palacios inaccesibles se impone la participación popular consciente y el entrelazamiento entre gobernados y gobernantes».
Los críticos, ideólogos y politólogos del sistema capitalista ven en la organización muchas debilidades y destacan la pobreza, el subdesarrollo y las economías marginales de los Estados. Consideran que es una integración sin perspectiva dadas las condiciones del escaso desarrollo industrial, las debilidades institucionales, los procesos desestabilizadores y los descontentos sociales que han impedido la consolidación de las democracias, el irrespeto de los derechos humanos y la carencia de libertades fundamentales, pero a menudo olvidan a los pueblos y sus luchas, a las organizaciones y movimientos sociales que crecen y se consolidan, a la toma de conciencia de las realidades, a las decisiones solidarias y a la exigencia de cambio que han permitido la existencia de gobiernos progresistas y con intencionalidades revolucionarias. En estas luchas populares, los movimientos indígenas y sus reivindicaciones son vitales y mucho más si las derrotas les han enseñado a unirse con los movimientos sociales, sindicales, organizaciones de mujeres, estudiantiles, intelectuales, profesionales. Si la ALBA se fortalece y consolida sobre la base de la organización popular, sus posibilidades de éxito son incuantificables. Las perspectivas de desarrollo son geométricamente proporcionales a la organización social capaz de respaldar a los gobiernos que propician la transformación y el cambio.
Naturalmente que la ALBA tiene duras batallas que librar en el futuro inmediato; en primer lugar contra las oligarquías y clases dominantes al interior de los países, clases que son antipatria porque son aliadas y sirvientas del imperialismo y que a su vez manejan a su antojo y según sus intereses privados a los aparatos represivos de los Estados: militares y policías que a su vez son subordinados del Pentágono, CIA, DEA y Departamento de Estado. El caso de Honduras, miembro de ALBA, es una demostración de la unión de las fuerzas armadas, policiales y oligarquías, dominadas por Estados Unidos, en contra de su pueblo. En segundo lugar debe librar combates al interior de los países miembros para derrotar a los partidos políticos de las derechas feudales, financieras y oligárquicas que impusieron el neoliberalismo para «privatizar la riqueza y socializar la pobreza» y que, a lo largo de la historia de nuestros pueblos, han sido castas dominantes, depredadoras y explotadoras uncidas al capitalismo imperial. Son los partidos políticos tradicionales y reaccionarios los que han aplastado a los movimientos sociales y de liberación nacional con el concurso de ejércitos y policías convertidos, también, en defensores de los intereses geopolíticos y económicos de Estados Unidos. De ejércitos que lucharon por la libertad e independencia de nuestras patrias, se convirtieron en ejércitos de ocupación.
En tercer lugar, los pueblos deben aprender a vencerse a si mismos, es decir a luchar contra las inercias históricas apuntaladas por los sistemas de alienación, desinformación, tergiversación, desnacionalización y aculturación copiosa y profusamente difundidos por las grandes empresa de comunicación de masas que son de propiedad de las clases dominantes que junto a las religiones, sistemas legales y educacionales, constituyen las superestructuras de los Estados periféricos que tratan de organizarse para liberarse de los procesos recolonizadores del imperio.
«El esfuerzo herculano para apartar del camino estos obstáculos, al tiempo en que se lleve a cabo la tarea de implementación de una nueva concepción de integración bolivariana tiene como requisito la primacía de la voluntad política de las mayorías, conscientes y movilizadas», sostienen los economistas anteriormente nombrados.
Multipolaridad y diálogo Sur-Sur
La Alternativa Bolivariana para la América promueve un nuevo orden internacional solidario, justo y democrático basado en la multipolaridad, impulsa el diálogo Sur-Sur y se expresa en una dimensión política, económica, cultural y militar en concordancia con las siguientes estrategias:
Promover la integración latinoamericana y caribeña para abordar con mayor eficacia las desigualdades sociales y los altos niveles de pobreza que afectan a los países de la región
Consolidar y diversificar las relaciones internacionales, robusteciendo la cooperación Sur-Sur y ampliando las relaciones con otras regiones y países
Objetivo
De conformidad con la Declaración Conjunta sobre el ALBA, suscrita por el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, y el Presidente del Consejo de Estado de Cuba, Fidel Castro, en la ciudad de La Habana, Cuba, el 14 de diciembre de 2004, el objetivo permanente del ALBA y al que se han adherido los nuevos países miembros es:
«La transformación de las sociedades latinoamericanas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias y por tanto está concebida como un proceso integral destinado a asegurar la eliminación de las desigualdades sociales y fomentar la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino. Para alcanzar estos objetivos, el Alba se guía por los siguientes principios y bases cardinales:
1.- El comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable, pues la verdadera integración latinoamericana y caribeña no puede ser hija ciega del mercado, ni tampoco una simple estrategia para ampliar los mercados externos o estimular el comercio. Para lograrlo, se requiere una efectiva participación del Estado como regulador y coordinador de la actividad económica
2.- Trato especial y diferenciado, que tenga en cuenta el nivel de desarrollo de los diversos países y la dimensión de sus economías, y que garantice el acceso de todas las naciones que participen en los beneficios que se deriven del proceso de integración.
3.-La complementariedad económica y la cooperación entre los países participantes y no la competencia entre países y producciones, de tal modo que se promueva una especialización productiva, eficiente y competitiva que sea compatible con el desarrollo económico equilibrado de cada país, con las estrategias de lucha contra la pobreza y con la preservación de la identidad cultural de los pueblos.
4.- Cooperación y solidaridad que se exprese en planes especiales para los países menos desarrollados en la región, que incluya un Plan Continental contra el Analfabetismo, utilizando modernas tecnologías; un plan latinoamericano de tratamiento gratuito de salud a ciudadanos que carecen de tales servicios y un plan de becas de carácter regional en las áreas de mayor interés para el desarrollo económico y social.
5.- Creación del Fondo de Emergencia Social.
6.- Desarrollo integrador de las comunicaciones y el transporte entre los países latinoamericanos y caribeños, que incluya planes conjuntos de carreteras, ferrocarriles, líneas marítimas y aéreas, telecomunicaciones y otras.
7.- Acciones para propiciar la sostenibilidad del desarrollo mediante normas que protejan el medio ambiente, estimulen un uso racional de los recursos e impidan la proliferación de patrones de consumo derrochadores y ajenos a las realidades de nuestros pueblos.
8.- Integración energética entre los países de la región, que asegure el suministro estable de productos energéticos en beneficio de las sociedades latinoamericanas y caribeñas.
9.- Fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos en la propia América Latina y el Caribe, con el objetivo de reducir la dependencia de los países de la región de los inversionistas foráneos. Para ello se crearían, entre otros, un Fondo Latinoamericano de Inversiones, un Banco de Desarrollo del Sur, y la Sociedad de Garantías Recíprocas Latinoamericanas.
10.- Defensa de la cultura latinoamericana y caribeña y de la identidad de los pueblos de la región, con particular respeto y fomento de las culturas autóctonas e indígenas. Fortalecimiento de la Televisora del Sur (TELESUR) como instrumento alternativo al servicio de la difusión de nuestras realidades.
11.- Establecer medidas para que las normas de propiedad intelectual, al tiempo que protejan el patrimonio de los países latinoamericanos y caribeños frente a la voracidad de las empresas transnacionales, no se conviertan en un freno a la necesaria cooperación en todos los terrenos entre nuestros países.
12.- Concertación de posiciones en la esfera multilateral y en los procesos de negociación de todo tipo con países y bloques de otras regiones, incluida la lucha por la democratización y la transparencia en los organismos internacionales, particularmente en las Naciones Unidas y sus órganos». Estos objetivos están definidos en diferentes documentos producidos y expedidos por las seis cumbres del ALBA. Nadie debería dudar de la validez de los objetivos del ALBA que son una respuesta contundente al capitalismo y en especial al capitalismo imperial. El ALBA es un proceso de integración que más allá de la unión económica o de los réditos que pretende proporcionar el capitalismo, se propone impulsar vínculos de solidaridad en una nueva concepción que surge de las ideologías del socialismo del Siglo XXI y en las ideas inmortales de nuestros libertadores. Franklin González decía que los presidentes del ALBA sostienen que «El capitalismo está acabando con la humanidad y el planeta», por cuanto lo que se está viviendo «es una crisis económica global de carácter sistémico y estructural y no una crisis cíclica más. Están muy equivocados quienes piensan que con una inyección de dinero fiscal y con algunas medidas regulatorias se resolverá esta crisis».
Agregaba que es el capitalismo, con el predomino del mercado y con sus ansias de ganancias, el «que ha provocado la crisis ecológica», donde «cada año se consume un tercio más de lo que el planeta es capaz de regenerar. A este ritmo de derroche del sistema capitalista, vamos a necesitar dos planetas Tierra para el año 2030».
Los presidentes del ALBA afirman que la crisis económica actual es global, en la medida en que es alimentaria, energética y además está referida al cambio climático, todas «producto de la decadencia del capitalismo, que amenaza con acabar con la propia existencia de la vida y el planeta».
Pero esta posición crítica es acompañada igualmente de algunas propuestas que, desde los países del ALBA, se han venido considerando, que son «innovadoras y transformadoras», y «que buscan alternativas reales al deficiente orden económico internacional y no potenciar sus fracasadas instituciones». De allí, que se haya puesto en marcha un Sistema Único de Compensación Regional, el Sucre, que incluye una Unidad de Cuenta Común, una Cámara de Compensación de Pagos y un Sistema Único de Reservas».
Pero también se toca la economía real y en este sentido en el ALBA se impulsa «la constitución de empresas grannacionales para satisfacer las necesidades fundamentales de nuestros pueblos, estableciendo mecanismos de comercio justo y complementario, que dejen a un lado la absurda lógica de la competencia desenfrenada».
Declaración de la VI Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP
Los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA – TCP), en ocasión del 188 aniversario de la victoria en la Batalla de Carabobo, reunidos en el marco de su VI Cumbre Extraordinaria en la ciudad de Maracay, Estado Aragua, República Bolivariana de Venezuela, el 24 de junio de 2009, ratificaron su compromiso con los principios estipulados en la Declaración Conjunta del 14 de diciembre del 2004, suscrita entonces por los Presidentes de la República de Cuba y la República Bolivariana de Venezuela. Reconocieron el fortalecimiento del ALBA-TCP y su consolidación como una alianza política, económica y social en defensa de la independencia, la soberanía, la autodeterminación y la identidad de los países que la integran y de los intereses y aspiraciones de los pueblos del Sur frente a los intentos de dominación política y económica. Reconocieron, también, los notables avances del ALBA – TCP como mecanismo de unión de nuevo tipo basado en la solidaridad, la cooperación, la complementariedad y la justicia. Destacaron su vital importancia en la construcción de un mundo pluripolar, que reconozca la integración de valores sociales y humanistas heredados de nuestros pueblos originarios.
Saludaron con mucho entusiasmo la incorporación de la República del Ecuador al ALBA – TCP y de dos hermanos pueblos caribeños: San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda, a la vez que saludaron la presencia en la VI Cumbre Extraordinaria del ALBA – TCP, en calidad de invitados, de los representantes de los gobiernos de la República del Paraguay y Granada.
Decidieron que, a partir de esta VI Cumbre, el ALBA – TCP se denominará «Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos» (ALBA – TCP) en el entendido que el crecimiento y fortalecimiento político del ALBA – TCP se constituye en una fuerza real y efectiva.
Para la profundización en la implementación de los Programas Sociales en los países miembros del ALBA – TCP, crearon el Consejo Ministerial del ALBA – TCP para los Programas Sociales. Este Consejo Ministerial estará conformado por representantes directos de los Jefes de Estado y de Gobierno del ALBA – TCP.
Exhortaron a los Comités del Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE) a seguir avanzando en sus trabajos, de conformidad con el mandato recibido de los presidentes en la Cumbre Extraordinaria de Cumaná, a través del Acuerdo Marco que le dio origen, y que instituye un Consejo Monetario, una Cámara de Compensación, una Unidad de Cuenta Común y un Fondo de Reserva y Convergencia Comercial. Los presidentes acordaron constituir la Universidad de los Pueblos del ALBA – TCP (UNIALBA), como una red de universidades comprometida con la inclusión y la generación de alternativas y soluciones humanísticas, científicas, tecnológicas y diversidad de saberes que contribuyan con el desarrollo y la unión Grannacional. Una de sus misiones fundamentales será la formación de los profesionales, técnicos y especialistas necesarios para el impulso y fortalecimiento de los proyectos y empresas Grannacionales.
Decidieron crear el Consejo Ministerial de Mujeres del ALBA – TCP, con el fin de que se constituya en un espacio visibilizador y protagónico de las mujeres de nuestros pueblos, para asegurar la transversalidad de género de todas las iniciativas e instrumentos de integración que emanen del ALBA – TCP.
Como parte de los avances sustantivos del proceso de unión de nuestros pueblos en el ámbito educativo, suscribieron el Convenio de Reconocimiento de Títulos o Diplomas de Educación Superior. Este convenio permitirá a nuestros jóvenes que cursan y cursarán estudios universitarios en otros países del ALBA – TCP como parte de sus programas de cooperación solidaria, retornar a sus naciones de origen para ejercer sus profesiones y así poder contribuir en la transformación y dignificación de las condiciones de vida de sus pueblos.
Condenaron la discriminación de los migrantes en cualquiera de sus formas. La migración es un Derecho Humano, no un delito. Por tanto, demandaron una reforma urgente de las políticas migratorias del gobierno de los Estados Unidos, con el objetivo de detener las deportaciones y redadas masivas, permitir la reunificación de las familias, y reclamaron la eliminación del muro que nos separa y nos divide, en vez de unirnos. En ese sentido, demandaron la abrogación de la Ley de Ajuste Cubano y la eliminación de la política de Pies Secos – Pies Mojados, de carácter discriminatorio y selectivo, y causantes de pérdidas de vidas humanas. El robo de cerebros constituye una forma de saqueo de recursos humanos calificados ejercido por los países ricos.
Reiteraron su compromiso para combatir el cambio climático en el marco de las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Asimismo, exigieron que los países desarrollados cumplan y profundicen sus compromisos de reducción de emisiones, reconociendo sobre la base de sus responsabilidades históricas, y su deber con la adaptación de los países en desarrollo, el pago de la deuda climática, a través de un fondo de adaptación, transferencia de tecnología para nuestros países, además del desarrollo de mecanismos de compensación para los países que preservan, protegen y conservan, sus bosques, poniendo a disposición recursos directos de financiamiento.
El Presidente del Ecuador Rafael Correa Delgado, al anunciar el ingreso formal del Ecuador al ALBA expresó: «Incluso si no hubiera beneficio, ¿qué perdemos?, está la voluntad de caminar juntos y eso ya es bastante». Indicó que también se criticó, en su momento, la decisión de propiciar la Unión Europea.
Correa insistió en que «incluso si no ganáramos nada, solo la voluntad política de estar juntos es importante» y aseguró que a los empresarios opuestos a la decisión de sumarse al organismo «no se les ha ocurrido pensar que en la ALBA tenemos nueve votos de la Organización de Estados Americanos (OEA)». «Es decir, cerca del 30 por ciento de los votos de la OEA unidos con una sola voz». Añadió que, además de eso, «existen muchos proyectos comerciales, económicos, sociales, en comunicaciones» que se desarrollarán en la ALBA.
José Ramón Machado Ventura, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba al referirse a la trascendencia del ALBA sostuvo:
Frente al estancamiento y las limitaciones de la integración en nuestra región, concebida bajo los paradigmas neoliberales del libre comercio, el ALBA se ha consolidado como verdadera alternativa política y económica a favor de los pueblos.
El impacto de esta cooperación ha beneficiado ya a millones de personas. Se aprecia en las inversiones llevadas a cabo, en los programas de atención médica, en la alfabetización, la formación de recursos humanos, los programas de viviendas, la producción de alimentos, la disponibilidad, eficiencia y sostenibilidad energética, y en múltiples otras esferas de la economía y la sociedad. Por su naturaleza, el ALBA se libra de las discrepancias de fondo o del espíritu de rivalidad competitiva que contamina otros esfuerzos de integración. Dispone por tanto del tiempo y la energía para concentrarse en el empeño riguroso de garantizar el efectivo funcionamiento de sus estructuras y de adaptar las prioridades a los requerimientos que imponen las circunstancias. Es ese nuestro desafío actual, expresó.
Las definiciones y las decisiones alcanzadas en el marco del ALBA son audaces y a la vez, trascendentales. Hemos establecido las empresas grannacionales en conformidad con las áreas de cooperación priorizadas. Hemos dado el paso significativo de crear el Banco del ALBA, instrumento novedoso para el fomento del desarrollo integrador entre nuestras naciones. Se trata de un banco que se destacará por el carácter democrático de su sistema de toma de decisiones y su acento en los programas sociales.
Debemos pensar en el futuro del ALBA con realismo, siendo absolutamente fieles a sus principios fundacionales y a las expectativas de nuestros pueblos. Es por ello que resulta prioritario para todos consolidar este empeño de integración solidaria que por su naturaleza es la única opción viable en este momento de crisis y turbulencia económica.
El ALBA ha marcado pautas en ese nuevo espíritu. Sus bases conceptuales y sus raíces populares se erigen en nuevo paradigma para la unidad de la región. Quienes hoy integramos el ALBA, nos identificamos con un compromiso que rebasa el estrecho interés en la ganancia. Buscamos el desarrollo integral, solidario y sostenible. Priorizamos la respuesta a los requerimientos sociales de nuestros ciudadanos, y la protección de los recursos naturales para beneficio de los pueblos. Reconocemos el trato especial y diferenciado que merecen los más vulnerables. Aunamos nuestros recursos y fortalezas a favor del bien común, no los enfrentemos en la competencia estéril. Estamos ante un momento de singular trascendencia. A pesar de las dificultades y del escenario complejo que nos rodea, contamos con los recursos para avanzar y con el respaldo de los pueblos que representamos.
Este es un proceso de integración considerado por muchos expertos la mejor fórmula contra las políticas del norte imperial, y un verdadero proyecto de desarrollo conjunto de las naciones del llamado Nuevo Continente.
El Banco del Sur
Los economistas brasileros Ademir Alves de Melo, Iedo Leite Fontes, y Armando de Figueiredo Aranha, al referirse al Banco del Sur que ha sido inaugurado con un capital inicial de 20 mil millones de dólares sostenían:
La creación del Banco del Sur es más una iniciativa revolucionaria, en los marcos del proyecto de integración regional de los pueblos, con significativa importancia para el proceso de liberación de América Latina y el Caribe de los enredos y marañas del imperialismo. La particularidad es que la creación del Banco del Sur tiene como propósito romper los lazos de dependencia financiera, en el contexto actual de bochornoso endeudamiento y falta de capacidad de solvencia impuesta por gobiernos y agentes acreedores.
Todos los países dependientes que aceptaron los términos impuestos para la concesión de empréstitos del Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial tuvieron que soportar condicionalidades comprometedores a su desarrollo soberano e independiente y asumir compromisos de implementación de abyectas políticas antisociales, según el abecedario neoliberal, mencionado anteriormente.
El Banco del Sur es la respuesta bolivariana a la exploración financiera de las economías centrales. Un golpe certero en el eslabón fuerte de la cadena de la dependencia y un instrumento indispensable a la formación de un fondo común para financiar proyectos estructurales prioritarios en la región, como también para la instauración de la moneda común, en la etapa superior de la integración de los pueblos al Sur del continente.
El Banco del Sur se justifica como un instrumento del ALBA para cumplir las funciones de financiación de programas y proyectos estructurales, democráticos, complementarios y solidarios, imprescindibles al avance y a la consolidación del proceso de construcción del socialismo del siglo XXI en América del Sur y el Caribe.
El Banco del Sur es una organización financiera multinacional convocado a cumplir con objetivos superiores que permitan la consecución del desarrollo integral de nuestros pueblos y está convocado a ser el brazo financiero ejecutor del ideal libertario de la integración. Son parte integrante de este novísimo Banco, cuyo convenio constitutivo fue formado el 26 de septiembre de 2009 por los presidentes de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Venezuela. Chile participa como observador y Colombia desistió de su incorporación al Banco, con toda seguridad para obedecer el mandato de su amo: Estrados Unidos. Será diametralmente diferente al Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo. Se propone incluir a todos los países latinoamericanos y del Caribe en la ejecución de programas de desarrollo que beneficien a todos los pueblos porque abrirá nuevas alternativas de financiamiento que se fundamenten en principios como: igualdad, equidad y justicia social.
De conformidad con sus objetivos, el Banco del Sur actuará como un banco de desarrollo que financie la ejecución de obras de infraestructura y de apoyo a las empresas públicas y privadas, pero su mayor logro será el impulso a los procesos de integración de nuestras patrias y la consolidación definitiva de la Unión de Naciones Suramericanas.
Otro éxito será la emisión de una moneda común que se planea imponerla en un plazo de cinco años, moneda que a más de ser una liberación del dólar neocolonizador, será una respuesta eficiente a la desvalorización y devaluación constante de esa divisa norteamericana que ahora vale menos que el papel en que se imprime el billete de un dólar.
Al contrario de lo que sucede en el FMI y BM en los que Estados Unidos y Europa, como accionistas mayoritarios imponen sus reglas, condiciones y decisiones, en el Banco del Sur cada país parte, sin que importe el tamaño de sus economía o aportación, tendrán derecho a voz y voto igualitario.
El Banco del Sur se inicia con un capital inicial de 20 mil millones de dólares. Su sede estará en Caracas y tendrá dos subsedes que se instalarán en Buenos Aires y La Paz. Dentro de 60 días a partir de la suscripción del Convenio Constitutivo, se fijarán los aportes monetarios de cada país y se definirá si esos aportes son en efectivo o en deuda. Desde el 2004 hasta este año 2009, han pasado sólo cinco años y; sin embargo, cada día es mayor la fortaleza del ALBA en la misma medida en que crece su influencia en la economía, en la política, en las relaciones internacionales. Sus planteamientos y objetivos son una garantía para el desarrollo autónomo y sustentable de nuestros pueblos que tienen pleno derecho a vivir su independencia y soberanía a plenitud; es decir sin injerencias imperiales, sin tutelajes de la Casa Blanca.
Nuevos modelos comienzan a surgir en las relaciones internacionales y ha sido la República Bolivariana de Venezuela, bajo la Presidencia de Hugo Chávez la que ha reconocido la independencia de las proclamadas repúblicas de Abjasia y Ossetia del Sur. Ese acto rompe los viejos esquemas en los que primaban los intereses imperiales de Estados Unidos.
En lo económico, con el Banco del Sur se comenzará a romper las cadenas de la explotación impuestas por los gemelos Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial que, desde sus orígenes, estuvieron al servicio de los intereses y objetivos geoestratégicos y geopolíticos de dominación de Estados Unidos. Con ese Banco en funciones, nunca más serán acatados, por los gobiernos de nuestras patrias, los modelos económicos depredadores de los más ricos recursos naturales y humanos y por siempre desaparecerán los «modelos de desarrollo» que, como el neoliberalismo, sólo sirvieron para ahondar las brechas sociales y económicas entre los reducidos sectores poblacionales que lo tienen todo y las inmensas mayorías nacionales que carecen de todo. La hora de la liberación comienza con la liberación económica.
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