Más de quinientas personas se movilizaron este sábado 21 de noviembre en las calles de Berna, para denunciar al Gobierno de facto en Honduras y las elecciones convocadas en ese país centroamericano para el domingo 29 de noviembre. Los manifestantes, entre ellos numerosos latinoamericanos residentes en Suiza, llamaron a las autoridades helvéticas y europeas, así […]
Más de quinientas personas se movilizaron este sábado 21 de noviembre en las calles de Berna, para denunciar al Gobierno de facto en Honduras y las elecciones convocadas en ese país centroamericano para el domingo 29 de noviembre. Los manifestantes, entre ellos numerosos latinoamericanos residentes en Suiza, llamaron a las autoridades helvéticas y europeas, así como a la comunidad internacional a no reconocer los comicios convocados para el último domingo del mes a los que caratularon de «ilegítimos», «blindados», «neo-golpistas» y «antidemocráticos».
La marcha, que partió de una de las plazas centrales de la capital, se dirigió luego a la Embajada de Brasil para concluir frente a la Embajada de los Estados Unidos de América.
Allí, un contacto telefónico con Tegucigalpa con uno de los responsables del Frente de la Resistencia, transmitido por altavoces, permitió a los manifestantes recibir en directo desde Honduras las últimas informaciones.
En el mismo lugar se realizó un homenaje a las víctimas del Golpe de Estado del 28 de junio, leyéndose, en voz alta, los nombres de los asesinados por la represión. Con una respuesta al unísono: ¡»presentes»! y aplausos en memoria de las víctimas.
Más que nunca, solidaridad internacional activa
«Es nuestro rol ser portavoz de los que sufren persecución y de exigir el respeto de los derechos humanos» en Honduras, subrayó Karl Heuberger, responsable para Centroamérica del HEKS, ONG de cooperación de las iglesias evangélicas.
Heuberger, quien participó en la manifestación nacional en Berna, considera que es «nuestra responsabilidad como Iglesias, cristianos y personas de buena voluntad acompañar a los que defienden los derechos humanos».
El pueblo hondureño «aspira a la libertad de expresión y al respeto de los derechos fundamentales», enfatizó.
Y en ese sentido, «las expresiones de solidaridad concreta desde Suiza y provenientes de todo Europa son reconfortantes para el movimiento democrático y para nuestras contrapartes en ese país».
Solidaridad activa con la que coincide también Gerald Fioretta, miembro de la Asociación de Solidaridad Nicaragua – El Salvador de Ginebra, una de las entidades que organizó la manifestación en Berna.
«Es nuestra intención darle visibilidad al Frente de Resistencia en Honduras… Es muy importante para nuestros camaradas hondureños saber que en el mundo entero existe una solidaridad dinámica que retoma sus propias reivindicaciones y las hace conocer ante los medios de comunicación y ante los Gobiernos», subrayó .
Exigen «coherencia» a Europa
Recapitulando los ecos de la crisis hondureña en Suiza y Europa durante los últimos cinco meses, Fioretta constata que «la resistencia del pueblo hondureño ha sido casi totalmente ignorada en los medios de comunicacion, por la clase política y por los Gobiernos».
Y anticipa su esperanza que «la próxima semana se presente una moción en el Parlamento suizo obligando al Gobierno a tomar una posición clara a favor del Presidente Manuel Zelaya y del Frente de Resistencia».
«Es esencial que se no se reconozcan las elecciones que el régimen de facto convoca para el domingo 29 de noviembre en Honduras», interpela Dieter Drüssel, coordinador del Secretariado América Central (ZAS), una de las asociaciones helvéticas más activas en la denuncia y la movilización contra el golpe.
Drüssel anticipa su preocupación por la actitud de Suiza y de la Unión Europea en torno a las elecciones del último domingo de noviembre, a las que califica de «ilegítimas».
Es probable «que los gobiernos europeos, así como Estados Unidos salgan corriendo para reconocer al nuevo golpismo que surgirá de esas elecciones *blindadas*, amañadas y con proscripción», enfatiza.
«Si se confirma tal actitud caerían en una complicidad todavía más evidente con el Golpe de Estado de junio y su proceso posterior», advierte Drüssel.
Quien subraya, adicionalmente, la » *ambigüedad* de parte del Gobierno estadounidense en todo el caso Honduras, lo que constituye uno de los factores esenciales para que no se resuelva la crisis en ese país centroamericano».
Ambigüedad que se expresa en el «apoyo retórico de Washington a la restitución del presidente Zelaya…y, al mismo tiempo, en la aceptación de hecho de los golpistas y su llamado a elecciones…»
Con lo que pasa en Honduras, «se desenmascara definitivamente la Administración Obama», puntualiza el coordinador de la solidaridad suiza. Quien propone una lectura sutil y en clave de esta agresión abierta a Centroamérica, justo «después de la victoria electoral del FMLN en El Salvador en marzo pasado, y justo cuando la región se inclinaba, mayoritariamente, a favor de una política independiente».
El Golpe en Honduras, insiste, «va en la línea de las agresiones crecientes contra el ALBA, la activa presencia militar estadounidense en Colombia, la desestabilización en aumento contra el gobierno sandinista en Nicaragua, el cerco político-militar que tratan de construir con victorias electorales del tipo de la que se dio en Panamá y que esperan que se repitan en Chile, Argentina y sobre todo en Brasil»
Violación sistemática de derechos humanos
Aunque las cifras varían según las fuentes, desde que se produjo el Golpe de Estado más de 20 personas fueron asesinadas por la represión oficial, centenas heridas y miles detenidas.
Amnistía Internacional, que tiene previsto enviar una misión a Honduras a partir del 24 de noviembre, acaba de lanzar una acción urgente a favor del periodista Luis Galdámez quien presenta el programa «Tras La Verdad» en Radio Globo y fue amenazado de muerte. La agresión contra los medios de comunicación opositores, son sistemáticos y van desde la amenaza individual a los trabajadores de la prensa hasta el cierre liso y llano de dichos medios.
A fines de septiembre, Amnistía Internacional publicó un documento que dejaba constancia del «aumento de las palizas policiales y de las detenciones masivas de manifestantes, así como de los actos de intimidación contra defensores y defensoras de derechos humanos», advirtiendo «que los derechos fundamentales y el Estado de derecho corren grave peligro en este país centroamericano».
En octubre pasado, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras (COFADEH) presentó su segundo Informe contabilizando 4.234 casos de violación de derechos humanos reportados por esta organización, d esde el Golpe hasta el 15 de octubre. Entre ellas, 3033 detenciones, de las cuales 475 víctimas sufrieron torturas o tratos crueles.
Historia del conflicto y la posición oficial suiza
El 28 de junio pasado, Manuel *Mel* Zelaya, presidente constitucional hondureño, fue destituido por un Golpe de Estado y conducido por la fuerza a un exilio involuntario a Costa Rica.
Tres meses más tarde, el 21 de septiembre, Zelaya regresó clandestinamente a su país, instalándose en le embajada de Brasil en Tegucigalpa.
Un acuerdo con el presidente de facto Roberto Micheletti fue firmado el 30 de octubre, estableciendo la normalización democrática en el país. El mismo, no fue respetado por Micheletti. Zelaya, finalmente, no fue restituido como presidente.
Pocas horas después del Golpe de Estado, en junio pasado, el Gobierno suizo se pronunció contra la interrupción democrática en Honduras.
Cuatro meses más tarde una treintena de asociaciones de solidaridad, sindicatos, ONG de cooperación e importantes personalidades políticas helvéticas, enviaron una carta a las autoridades federales solicitándoles una posición más activa y coprometida en el conflicto hondureño.
El 5 de noviembre, la cancillería suiza, en la respuesta oficial, reiteró «su preocupación por los eventos actuales en Honduras». Se pronunció a favor del «…restablecimiento del orden constitucional y el Estado de derecho…» al mismo tiempo que «saluda el Acuerdo de Tegucigalpa/San José para la reconciliación nacional».
En el plano de la cooperación, luego del Golpe, Suiza suspendió la ejecución de nuevos proyectos con el «Gobierno central de facto». Aunque COSUDE (Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación), decidió «mantener vigente los proyectos que benefician a los sectores más frágiles de la población» especialmente en lo que respecta al agua potable, buen gobierno local, ayuda humanitaria y apoyo a pequeñas y medianas empresas.
Rebelión ha publicado este artículo con autorización del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.