Los fuertes recortes en el presupuesto nacional de Portugal para 2012, impuestos por el FMI, la UE y el Banco Central Europeo para aprobarle un préstamo de 110.000 millones de dólares destinado al rescate de sus frágiles finanzas públicas, se hacen sentir de modo dramático en el sector cultural.
Al llegar a un acuerdo con Lisboa en mayo, la troika conformada por el FMI (Fondo Monetario Internacional), la UE (Unión Europea) y el Banco Central Europeo exigió, entre otras cosas, reducir de manera substancial los gastos del Estado, aumentar las tarifas de los servicios de transporte, agua, gas, y electricidad y elevar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a 23 por ciento en la mayoría de los productos.
Sin embargo, para merecer la confianza de los mercados, el gobierno del primer ministro Pedro Passos Coelho fue más allá de lo acordado. Aumentó el IVA de los productos culturales de seis a 23 por ciento, mientras que, por el contrario, aplicó una tasa preferencial de ocho por ciento a las exclusivas canchas de golf, usadas por millonarios locales y del exterior, como critican analistas.
Con el propósito de situar los problemas endémicos del sector, IPS entrevistó al director de cine José Fonseca e Costa, una de las personalidades más destacadas de la cultura portuguesa, que cuenta en su biografía haber sido el asistente de dirección del realizador italiano Michelangelo Antonioni (1912-2007) en la película «El Eclipse» (1962).
IPS: Los problemas de la cultura no son de hoy…
JOSÉ FONSECA E COSTA: Es de conocimiento público que siempre hemos sido el pariente pobre en la mesa de debate del Presupuesto General del Estado (PGE) en todos los consejos de ministros de los últimos años.
Los ministros de Cultura aumentaron siempre el gasto reduciendo la inversión en bienes culturales, convirtiendo esta cartera y sus servicios, con raras excepciones, en máquinas burocráticas ineficaces, no operacionales, irresponsables y muchas veces con costos de mantenimiento insoportables.
IPS: Las premisas del neoliberalismo económico, ¿se pueden aplicar en forma ciega a la educación, la investigación científica y la cultura?
JFC: Los fundamentos del neoliberalismo, desde mi punto de vista, no deben colocar al Estado en una situación de dependencia del poder económico, a no ser que quien gobierna quiera entregarle su tarea.
La verdad es que quien gobierna recibió un mandato por voto popular para hacer su trabajo y no para ceder a otros los poderes para los cuales fue investido.
La educación, la investigación, la salud y la cultura son esenciales para la existencia de un país soberano como Portugal, que se precia de ser la más antigua nación europea (con las fronteras actuales), algo que ningún miembro del gobierno debería olvidar.
IPS: En el PGE-2012 es usada la frase «liberar las artes de la tutela del Estado»…
JFC: «Liberar las artes de la tutela del Estado» es una idea noble en un país en que el mercado esté regulado y protegida la difusión de bienes culturales nacionales, lo cual no es nuestro caso.
Es que somos cada vez más un territorio mayoritariamente ocupado por los productos culturales anglosajones, sin una legislación que haga funcionar a nuestro favor la natural competencia, lo que es particularmente flagrante y escandaloso en las áreas de la actividad audiovisual y de las telecomunicaciones.
IPS: Considerando el reducido peso de la cultura en el gasto fiscal, ¿los recortes sirven para aliviar la crisis?
JFC: Los ajustes sirven para satisfacer dictámenes de ese «ogro» de mala gestión y despilfarro de fondos que es la Unión Europea (UE), donde Portugal ha sido sometido a ser un socio menor.
IPS: La cultura ha sido rebajada de ministerio a Secretaría de Estado, dependiente directamente del primer ministro. ¿Qué efectos prácticos traerá esta medida?
JFC: Hacer depender la cultura del primer ministro tiene la ventaja de que queda sujeto solo a los criterios de un gobernante, que se presume sea culto, en lugar de tener que luchar en la mesa del gabinete de gobierno con una «banda» de fanáticos para quienes esta área y el patrimonio siempre deben ser relegados a valores inferiores en los presupuestos nacionales.(FIN/2011)