El panorama político alemán dio un vuelco tras los comicios en Hamburgo, en los que la CDU de Merkel sufrió un buen batacazo que podría repetirse de nuevo. Las acusaciones de plagio contra su ministro de Defensa y la cuestionada misión en Afganistán pueden favorecer a sus adversarios.
Mucho antes de que los ciudadanos de la ciudad portuaria de Hamburgo acudieran a las urnas, los sondeos auguraban ya un desastre para la derecha y un auge para la socialdemocracia.
Lo que nadie se imaginaba que el pronóstico iba a ser tan claro: la CDU perdió en estos comicios anticipados la mitad del 42% obtenido hace tres años, mientras que el SPD subió catorce puntos llegando al 48%. Este éxito le otorga mayoría absoluta pero le causa un problema a Olaf Scholz, el futuro alcalde gobernador de esta ciudad-estado a orillas del Elba: le falta personal cualificado para ocupar todos los puestos de relevancia.
«Estas han sido las elecciones de Hamburgo», constata el co presidente de los Verdes, Cem Özdemir, dando a entender con ello que el comité regional de su partido no pudo aprovechar los buenos augurios que sitúan al partido en torno al 20% en el ámbito nacional. En la segunda ciudad más grande de Alemania, en cambio, sólo subió dos puntos hasta llegar al 11%.
Parece que su electorado no está contento con los tres años de bipartito con la CDU ni con el hecho de que fueran los Verdes quienes dieran por terminada la coalición poco después de que el entonces alcalde gobernador, Ole von Beust (CDU), tirara la toalla por «haberse cansado de la política».
Dado que los estrategas verdes erraron en su cálculo de aritmética política ahora temen tener que despedirse de sus sueños de convertirse en la fuerza más votada en las elecciones regionales de Baden-Württemberg (marzo) y Berlín (setiembre).
El SPD puede esperar ahora aumentar su apoyo a nivel nacional, alejándose del 23%.
Una ligera esperanza ha experimentado también el socio de Merkel en Berlín. El Partido Liberal (FDP) de su ministro de Exterior y vicecanciller, Guido Westerwelle, ha subido dos puntos, y con el 6% de los votos está de nuevo en Hemiciclo hamburgués. Este hecho confirma una vez más la regla de que, por lo general, el FDP crece cuando puede aprovecharse de la debilidad de la CDU. En el ámbito federal, según las encuestas, los liberales se sitúan por debajo del 5%, con el riesgo de no volver al Bundestag en 2013. Habrá que ver si Westerwelle, cuyo liderazgo como jefe de partido está siendo muy cuestionado, vuelve a cargar contra sus socios de coalición para mejorar el perfil de su formación y, sobre todo, el suyo.
El partido socialista Die Linke (La Izquierda) ha repetido los seis puntos logrados en 2008. Este estancamiento refleja un tanto su situación general, ya que en 2010 llamó más la atención por sus disputas internas que por sus iniciativas políticas. El debate sobre la orientación de la formación entre la socialdemocracia, el socialismo y el comunismo sigue abierto. Para Die Linke también serán mucho más decisivos que las elecciones de Hamburgo los comicios de Baden-Württemberg del 27 de marzo, en cuyo Parlamento regional tendrá que lograr entrar.
En cambio, en Stuttgart, la CDU y el FDP no sólo se están jugando el Ejecutivo regional sino también el federal. En 2010 y en medio de el poco respaldo que los sondeos pronosticaron para Merkel y su partido hubo voces que decían que la onda expansiva de una debacle electoral de ambos partidos en este feudo se podría llevar por delante al bipartito de Berlín. Ambas formaciones se hallan en una situación incómoda porque su proyecto de construir una macroestación de trenes en Stuttgart ha provocado una prolongada y multitudinaria protesta. Tras unas negociaciones que no contentaban a los manifestantes, las acciones de protesta han vuelto a aumentar en las últimas semanas.
Los Verdes, haciendo gala de su pasado ecologista, esperan poder aprovecharse de la situación y convertirse en el partido más votado.
Tienen a su favor el hecho de que el ministro de Defensa, Karl Theodor von Guttenberg, acaba de entregar su título académico de doctor después de que se encontraran pruebas de que su tesis doctoral podría ser un plagio. Ahora la Universidad de Bayreuth tiene que decidir si le retira el doctorado y la Fiscalía deberá investigar si el político cometió una infracción de los derechos de autor al copiar párrafos enteros de otros libros y fuentes sin su debida señalización.
El SPD está exigiendo que Guttenberg deje el cargo. Por el momento, el ministro ha optado por recular, al entregar el título, y buscar apoyo entre los militares destinados en Afganistán. Tras una visita relámpago, el martes varios medios de comunicación publicaron varios artículos desde los cuarteles alemanes en Hindu Kush en los que los soldados restan importancia al tema del plagio y elogian la labor de su comandante en jefe.
De hecho la información sobre las cualidades académicas de Guttenberg ocupa más espacio que la muerte de tres soldados alemanes en atentado. Varios oficiales han expresado su malestar por que la política y la sociedad alemanas no presten mayor atención y el «debido respeto» a las actividades de las Fuerzas Armadas en el ocupado país asiático.
He aquí otro problema grave, pero que no se trata públicamente y que le podría estallar en las manos a Angela Merkel.