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La fortaleza Europea frente a los derechos humanos

Fuentes: Rebelión

Miles de personas refugiadas que huyen de la guerra de Siria hacia el supuesto sueño europeo mueren en el Mare Mortum en que se ha convertido el Mediterráneo o topan con alambradas, muros, controles y gases lacrimógenos de una Europa fortaleza que hace aguas también en sus principios fundacionales de solidaridad y respeto a los derechos humanos. El último ejemplo inmoral de esta situación lo tenemos en la mano dura de Grecia secundada por una UE que le agradece ser el escudo de Europa.

Después de que Turquía haya abierto las fronteras utilizando el drama de los refugiados como rehenes de la geopolítica de la región, la UE permite el incumplimiento del derecho de asilo, los ataques xenófobos y el acoso a la solidaridad. En este sentido, el informe de Amnistía Internacional “Castigo a la compasión: la solidaridad a juicio en la fortaleza Europea” recoge decenas de casos de activistas represalias para ayudar a los refugiados. Al acuerdo de la UE con Turquía de externalización de fronteras hay que sumar el pacto con las milicias libias, sin olvidar el papel del Marruecos. Un claro desplazamiento del control fronterizo a terceros países donde, tal como han denunciado organizaciones internacionales, se vulneran los derechos humanos más básicos con documentados casos de torturas, secuestros, detenciones arbitrarias, violaciones y, incluso, subastas de personas. Así mismo, la creación del sistema de reubicación de refugiados por cuotas fue un fracaso por el incumplimiento sistemático de los estados miembros de sus compromisos de acoger. Un sistema que pretendía corregir, en parte, el Reglamento de Dublín que establece que el estado miembro responsable de la acogida de un solicitante de asilo es el primer país donde hayan quedado registradas sus huellas dactilares, lo cual suele significar que la responsabilidad recaiga sobre los principales países de entrada en la UE, como Italia, Grecia o España. Una situación agravada por la política migratoria actual de la Comisión europea rebautizada como «Proteger el estilo de vida europeo» que tanto recuerda a los postulados de Donald Trump en los EE.UU. Una decisión que la agencia de los Refugiados de las Naciones Unidas ya ha denunciado que va en contra de los derechos humanos y de la misma legislación europea. La xenofobia de la política migratoria europea y su falta de voluntad política son las causas de esta situación de emergencia humanitaria, que a la vez propicia el auge de la extrema derecha nacionalista y racista.

Es imprescindible un cambio de rumbo de las instituciones europeas. La UE tiene que acometer urgentemente una nueva política migratoria para garantizar los derechos de las personas migrantes y las refugiadas, empezando por habilitar vías seguras, rescatar las personas y acogerlas dignamente; y creando un sistema vinculante de reparto basado en indicadores solidarios y de respecto a la legislación internacional. No se trata de compartir una carga, sino de compartir una responsabilidad.

Jesús Gellida, politólogo e investigador social

@jesusgellida