¿Les recuerda alguna película de Tarantino? ¿Tal vez alguna escena revisada de El Padrino o de los hombres y mujeres de Harrilson? Una foto puede valer menos que dos palabras, menos que un silencio incluso. Esta fotografía, en cambio, vale más de 1.000, incluso más que un millón. No hace falta saber quienes son los […]
¿Les recuerda alguna película de Tarantino? ¿Tal vez alguna escena revisada de El Padrino o de los hombres y mujeres de Harrilson?
Una foto puede valer menos que dos palabras, menos que un silencio incluso. Esta fotografía, en cambio, vale más de 1.000, incluso más que un millón. No hace falta saber quienes son los cuatro personajes, todos hombrecitos por supuesto, que acompañan a la directora del FMI situados detrás de un abatido ministro griego de Economía. Podemos conjeturarlo. Lo sabemos incluso sin saberlo.
¿De qué se trataba, de qué se sigue tratando? ¿De derrotar a Syriza? ¿De dar una lección a todos los ciudadanos europeos? ¿De derrotar de paso el posible resurgimiento de la izquierda en Portugal y España? ¿De señalar a «Francia», que a veces parece olvidar, quien manda realmente en Europa? ¿De doblegar a Grecia sea como sea? ¿De crear nuevos protectorados europeos? ¿De aniquilar la democracia y la soberanía de los pueblos? ¿Hay alguna duda de la alianza de Merkel, el SPD, los países bálticos y los ex del mal llamado socialismo real? ¿Cómo valorar y pensar el papel de la social-democracia (¡por favor, rompamos ya ese espejo!) europea? ¿ Grecia pasa a ser una colonia, despojada de sus activos por unos 50.000 millones de euros, una colonia tutelada y acaso sin otro liderazgo posible a corto o medio plazo que el de la derecha más extrema? ¿Es eso? ¿Cabía hablar-señalar-apuntar con la salida del euro o era y es una opción imposible y deflacionaria? ¿ Qué se podía hacer? ¿Nada, nada de nada, no podemos hacer nada? ¿Cabía, como apunta un amigo economista, un De Gaulle al frente del país que dijera: «Vuestra negativa mediante referéndum nos lleva a una gran travesía del desierto que tendremos de hacer solos o con muy pocos acompañantes, será dolorosa, pero Grecia y los griegos se sentirán orgullosos al llegar al destino.. al que llegaremos»? ¿Palabras, solo palabras vacías, fáciles de emitir e imposibles de realizar? ¿Estamos o no estamos en una situación que apunta a aniquilar un país? ¿Hay que convocar a una nueva resistencia ciudadana como en otras coordenadas históricas? ¿De la nada o de casi nada hay de sacar las fuerzas del pueblo y eso se consigue defendiendo el bien que comparten todos los ciudadanos?
Si es la ruina, lo será para todos, señala mi amigo economista (aunque no será para todos realmente, nunca lo es); si no lo quieren, se convocan elecciones, sostiene, elecciones que, como sabemos o podemos suponer, pueden dar pie a un escenario peor que el imaginable.
Jacques Sapir lo ha expresado más o menos en estos términos. «Esta capitulación tendrá consecuencias dramáticas para Grecia en primer lugar, pero también para la Unión Europea. Las condiciones acordadas hace añicos el mito de una Europa unida y pacífica, la Europa de la solidaridad y el compromiso. Grecia ha conseguido lo que los antiguos llamaban una paz cartaginesa. Francia ha cedido a la mayoría de exigencias alemanas, diga lo que diga el presidente Hollande». Este 13 de julio, concluye Sapir es un día de luto. Tanto para la democracia como para Europa.
¿Había que dar, hay que dar batallas que podían y pueden perderse? ¿Sabiendo como sabemos que el gobierno alemán, las clases dominantes alemanas, agitando hasta el delirio a su propia ciudadanía, tienen claro qué Europa tienen en mente, qué Europa quieren construir, una Europa al servicio de amos insaciables y sin resistencias?
¿Podemos o no podemos? Nos vamos mucho en ello. Casi todo. ¿A qué esperamos? Hay que dar batallas que ahora pueden parecernos perdidas.
PS1: Un historiador señala con razón y con concepto olvidado: «No es solo Merkel, lo que ha destacado en estas últimas semanas es la beligerancia del SPD, en Alemania y en sus cargos en la UE. Es de nuevo socialimperialismo».
PS2. Como muchas jóvenes de mi edad y de mi origen social, empecé a trabajar a los 14 años aún no cumplidos. Les hablo de 1968. Un año después conseguí trabajo en Banca Catalana, SA, la de don Florenci y Jordi Pujol. Hasta 1981. Durante esos doce años trabajé en varios departamentos. Tres de esos años, en el de créditos. Primera lección que se nos enseñaba: cuando se otorga un crédito, se genera un riesgo; el acreedor, nosotros en este caso, debe medir muy bien a quien concede el préstamo. Si el deudor no paga o no puede pagar, el acreedor ha cometido un error, un mal cálculo, se ha arriesgado mal. En el caso de Grecia, los acreedores alemanes, bancos especialmente, han conseguido que todo el foco ilumine al deudor al tiempo que han usado su poder político (sus serviles Merkel, Schäuble, etc) para apuñalar al deudor y convertir la deuda a los bancos (alemanes, franceses) en deuda a las instituciones públicas, arrastrando con ello a una gran parte de las opiniones públicas europeas que creen falsamente, que han prestado dinero al pueblo griego, al que presentan como un colectivo privilegiado y perezoso. No puede haber duda alguna sobre quienes manda en la UE: los grandes poderes financieros alemanes, que esta vez se han enfrentado incluso a directrices norteamericanas, y sus satélites del Norte y este de Europa. En este Reich estamos, con víctimas fuera y dentro de sus fronteras. No vale decir en este caso, como pasó hace 75 años, que no sabíamos nada, que nuestra canciller ha hecho cosas positivas para el pueblo alemán, etc.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.