La Francia de izquierdas ya no existe y hay que gobernar satisfaciendo sólo las demandas del centro y la derecha. Esta teoría de la derechización de la sociedad francesa ha servido para explicar buena parte de las políticas neoliberales y securitarias de François Hollande. Obligado a retirarse de la carrera presidencial por sus pésimos niveles […]
La Francia de izquierdas ya no existe y hay que gobernar satisfaciendo sólo las demandas del centro y la derecha. Esta teoría de la derechización de la sociedad francesa ha servido para explicar buena parte de las políticas neoliberales y securitarias de François Hollande. Obligado a retirarse de la carrera presidencial por sus pésimos niveles de popularidad, el presidente socialista ha dejado su relevo al exministro rebelde Benoît Hamon. Por primera vez en la historia de la Quinta República, un representante del ala izquierdista del Partido Socialista (PS) lidera esta formación en unas elecciones presidenciales. Su discurso socialdemócrata y ecologista compite, sin embargo, con el republicanismo y el ecologismo del carismático líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon. La Francia de izquierdas, sí que existe, pero su división la aleja del Elíseo.
Según los últimos sondeos, Mélenchon y Hamon obtendrían sólo un 14% y un 11,5% de los votos, respectivamente. Ambos parecen tener pocas posibilidades para clasificarse para la segunda vuelta de las presidenciales, ya que se encuentran lejos del dúo de cabeza conformado por el centrista Emmanuel Macron (26%) y la líder ultranacionalista Marine Le Pen (25%). El objetivo principal de sus campañas consiste en imponerse en su disputa por la hegemonía de la izquierda francesa. Su consuelo sería quedar en una digna pero infértil tercera posición, por delante de la candidatura manchada por la corrupción del conservador François Fillon (17%).
Pese a las expectativas poco esperanzadoras de los candidatos de la izquierda francesa, Mélenchon y Hamon empezaron la campaña con sus respectivas demostraciones de fuerza. Varias decenas de miles de personas (120.000, según los organizadores) participaron el 18 de marzo en la manifestación por la Sexta República organizada por el líder de la izquierda radical y su movimiento de la Francia Insumisa. Al día siguiente el candidato socialista llenó con 15.000 personas el pabellón de Bercy en París en uno de los mítines más masivos y espectaculares en lo que llevamos de campaña.
La asistencia masiva a los actos de los candidatos de la izquierda contrasta, sin embargo, con el pesimismo de la mayoría de sus militantes. «Me gustaría que Mélenchon y Hamon se presentaran juntos. Pero los dos tienen un ego muy fuerte», lamenta Nelly Doise, una señora jubilada presente en la manifestación por la Sexta República. «La división dificulta aún más la presencia de un candidato de izquierdas en la segunda vuelta de las presidenciales», reconoce Louis Boulet, 30 años, que participa en la campaña de Hamon desde el verano del año pasado cuando este anunció su candidatura a las primarias socialistas y sólo una minoría creía en su victoria.
«Existe un gran riesgo de que la izquierda francesa caiga en la marginalidad», asegura Lydia Samarbakhsh, responsable de las relaciones internacionales en el Partido Comunista Francés (PCF). Tras la sorprendente victoria de Hamon en las primarias socialistas, los comunistas, que apoyan la candidatura de Mélenchon, se erigieron en los principales defensores de la unidad de la izquierda. Pero conseguir un acuerdo entre el PS y el movimiento de la Francia Insumisa no era más que una quimera cuando faltaban apenas tres meses para las presidenciales. Organizadas con la intención inicial de alinear a todas las fuerzas de izquierdas detrás del presidente Hollande, las primarias socialistas se celebraron tarde, a finales de enero. Este calendario dificultó aún más el complejo acuerdo entre las formaciones progresistas.
«La división de la izquierda es culpa en gran parte de Hollande, que esperó hasta el último momento (principios de diciembre) para anunciar su decisión de no presentarse a las presidenciales», afirma Emmanuelle Pierre-Marie, concejal ecologista en el distrito XII del Ayuntamiento de París. Después de tres semanas de intensas negociaciones, el candidato de los verdes franceses, Yannick Jadot, aceptó retirar su candidatura a finales de febrero y apoyar a Hamon. Pero entre el candidato socialista y el líder de la Francia Insumisa ni siquiera hubo un intento para negociar. «Mélenchon representa a una izquierda de protesta que no quiere saber nada del PS», asegura Laurent Bouvet, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Versalles y defensor de una izquierda popular.
La Unión Europea: principal punto de controversia
Pese a la desconfianza reinante entre el socialismo francés y la izquierda radical, los programas de Hamon y Mélenchon destacan por sus similitudes. Y las pocas diferencias «no creo que sean insalvables», reconoce Fabien Escalona, profesor de Sciences Po Lyon y experto de los partidos socialdemócratas. Su principal punto de desacuerdo: la Unión Europea. Aunque los dos comparten su voluntad de reformar profundamente las instituciones europeas para darles un impulso social, Mélenchon defiende la organización de un referéndum sobre la continuidad de Francia en la UE en el caso de que esta vía reformista resultara infructuosa.
«Mélenchon tiene muy presente la experiencia de Alexis Tsipras en Grecia. Considera que este fracasó en sus negociaciones europeas porque no contempló un plan de salida de la UE», explica la periodista del diario digital Mediapart Lénaïg Bredoux. La división de la socialdemocracia francesa en torno a la cuestión europea no es ninguna novedad. Pero las fricciones que se evidenciaron durante el referéndum de la Constitución europea en 2005, cuando una mitad de la izquierda francesa votó a favor y la otra en contra, no han dejado de acentuarse. «El discurso de la izquierda radical sobre la UE cambió a partir de 2011 y el inicio de la crisis de la zona euro. Desde entonces, defiende una desobediencia unilateral de los tratados», afirma Escalona.
La posición crítica de Mélenchon respecto a la UE «tiene más cosas en común con el euroescepticismo de Le Pen que con el discurso europeísta de Hamon», asegura Bouvet. Al contrario de lo que solía ser habitual en la izquierda radical francesa, el líder de la Francia Insumisa pretende disputar a la extrema derecha los símbolos tradicionales del nacionalismo francés. Las banderas tricolores y el canto de la Marsellesa han sustituido en los mítines las banderas comunistas o las insignias de sindicatos como la CGT. «Mélenchon quiere recuperar el discurso del republicanismo francés», afirma Bouvet. Una estrategia populista de izquierdas que está calando en la sociedad francesa.
¿La remontada de Mélenchon?
Tras haber sido el candidato más brillante en el primer debate televisivo del 20 de marzo, Mélenchon vive su momento de gloria. Ha conseguido sobrepasar al candidato socialista en los sondeos. La presencia de numerosos simpatizantes en los mítines y el apoyo masivo en las redes sociales, donde su canal de YouTube cuenta con casi 250.000 seguidores, invitan a pensar que puede obtener un mejor resultado que el 14% que le conceden los estudios de opinión. «Una parte de los electores preferirá votar a Mélenchon para empujar el PS hacia su izquierda», afirma Bredoux.
«Hacia el final de la campaña es previsible que los votantes de izquierdas apuesten por el candidato más fuerte. Éste será probablemente Mélenchon», explica Escalona. ¿Este efecto de voto útil permitirá alcanzar la segunda vuelta al líder de la Francia Insumisa? La división del voto de izquierdas hace poco probable esta hipótesis. Pero si la noche del 23 de abril el líder de la izquierda radical quedara por delante del candidato socialista, este sorpasso resultaría una humillación para el decadente socialismo francés.
Después de su sorprendente victoria en las primarias socialistas, la campaña de Hamon se ha visto lastrada por las constantes deserciones del ala derecha de su partido. Barones socialistas como el antiguo alcalde de París Bertrand Delanoë o el actual ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, han anunciado su apoyo al centrista Macron. Incluso el ex primer ministro Manuel Valls confirmó este miércoles 29 de marzo en la emisora de radio RMC que votará por el candidato de En Marche! (En Marcha!). Una decisión que vulnera de forma flagrante la normativa de las primarias socialistas en las que el mismo Valls fue derrotado con claridad por Hamon.
«Numerosos representantes socialistas sólo piensan en conservar su puesto como diputados. Para ello, quieren llegar a un acuerdo con Macron para las próximas elecciones legislativas de junio», explica Bredoux. El izquierdista Hamon naufraga junto con la decadencia de su histórica formación que ahora se ve inmersa en una «fase de descomposición que hará estallar este partido. Tras las presidenciales, posiblemente veremos la emergencia de nuevas fuerzas de izquierdas», asegura la periodista de Mediapart.
Fuente original: https://mail.google.com/mail/u/6/#inbox/15b32f58fe80ec59