En la Europa de la austeridad, Rajoy y Rubalcaba firman un pacto sobre política europea, se retratan juntos y anuncian la posibilidad de ulteriores acuerdos; el líder laborista Milliband admite que no retirarán los recortes programados por el ministro conservador George Osborne; Grecia parece encaminarse hacia un gobierno del conservador Samaras con Venizelos (PASOK), y […]
En la Europa de la austeridad, Rajoy y Rubalcaba firman un pacto sobre política europea, se retratan juntos y anuncian la posibilidad de ulteriores acuerdos; el líder laborista Milliband admite que no retirarán los recortes programados por el ministro conservador George Osborne; Grecia parece encaminarse hacia un gobierno del conservador Samaras con Venizelos (PASOK), y en Italia el gobierno «de amplio acuerdo» entre el Partido Democrático y el PDL berlusconiano sigue a flote a pesar de la tormenta judicial que se abatirá en julio contra Il Cavaliere por varios casos pendientes de sentencia: nada mejor que una crisis para compactar gobierno y oposición en los sistemas bipolares europeos. Si el bipolarismo corre peligro, entonces cabe siempre el recurso al gobierno técnico de emergencia o bien el de coalición. Un panorama desolador para la izquierda, que se ha visto impotente durante estos cinco años para reaccionar con rapidez y decisión contra lo que Barroso llamó la «revolución silenciosa».
El tiempo, sin embargo, no pasa en vano. El péndulo de la historia va y viene. Si la oposición socialdemócrata parlamentaria europea no representa alternativa a la austeridad, y si esta oposición no se coordina debidamente, entonces la rabia es local, puntual, y no deja lugar a la esperanza. Es fundamental, pues, reunir una oposición permanente y coherente, y que el asunto central en la lucha contra la austeridad sea el trabajo. Por tanto, los sindicatos deberían ocupar el lugar central de una oposición a esta Europa. Nada más y nada menos.
Son las 10 de la mañana del sábado 22 de junio de 2013 y comienza en Londres la Asamblea del Pueblo contra la Austeridad (People’s Assembly). Este acto es la mayor conferencia política de la historia británica reciente (quitando los tres partidos más importantes) y lo respaldan los sindicatos más importantes. Sucede 48 horas más tarde de que los tres sindicatos mayores (Unite, Unison y GMB) hayan anunciado protestas para defender el servicio sanitario nacional (NHS) durante la celebración de la conferencia del partido conservador. Se reúnen más de 100 organizaciones entre sindicatos movimientos por los bienes públicos, grupos de mujeres, ecologistas, movimientos de discapacitados contra los recortes, asociaciones de parados etc. Participan también algunos diputados laboristas intelectuales: de Ken Loach a Tariq Ali. Esta Asamblea es heredera de las protestas estudiantiles, de Occupy, del movimiento contra la guerra.
Uno de sus promotores es el escritor Owen Jones, el cual respondía así a propósito de la razón fundamental de esta Asamblea: «Me exasperan un poco ciertos grupos de izquierda a los que, apenas les señalas una iniciativa o una idea, responden cruzándose de brazos o frunciendo el ceño, como diciendo: ‘Esto no es exactamente lo que quiero ni cómo lo quiero, así que es una mierda.’ Y lo que me frustra -una actitud extendida del tipo ‘esto ya lo hemos visto antes’- es que cuando voy por el país, hay una desesperación tremenda por una alternativa real, y cuando les cuento sobre la Asamblea del Pueblo, me responden «Bien, menos mal que estáis haciendo algo, ¿por qué no se ha hecho ya hace tiempo?» […] Antes de todo esto me sentía un tanto desesperado. Salía de las reuniones diciendo, bien, hemos estado doscientas personas juntas, y luego volvíamos a casa después de haber soltado todo lo que queríamos decir. Pero ¿de dónde cree la gente que va a salir un movimiento? Es como si se estuviera esperando al Mesías. ¿Acaso brotará milagrosamente de los movimientos de base? Creo que fue Lenin el que dijo: «A veces la historia necesita un empujón».
Ayer en Londres con la formación de la Asamblea del Pueblo contra la Austeridad la historia vivió una sacudida real que viene de abajo, de la izquierda, como manda la mejor tradición británica de lucha, y que se resume en tres palabras: unión, acción, organización.
PS: Hay que notar que ni The Guardian ni The Independent ni BBC cubrieron el acto.
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