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El presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, presenta en Valencia el Informe Raxen-2015

La larga sombra ultra y de la extrema derecha recorre Europa

Fuentes: Rebelión

Un fantasma recorre Europa. UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido) cosechó 24 diputados (26,7% de los sufragios) en las elecciones al parlamento europeo de 2014. Resultó el partido más votado. En las elecciones generales de 2015 alcanzó el 12,6% de los votos (3,8 millones de apoyos). Tras la reciente victoria del sí en […]

Un fantasma recorre Europa. UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido) cosechó 24 diputados (26,7% de los sufragios) en las elecciones al parlamento europeo de 2014. Resultó el partido más votado. En las elecciones generales de 2015 alcanzó el 12,6% de los votos (3,8 millones de apoyos). Tras la reciente victoria del sí en el referéndum del «Brexit», un triunfo también de UKIP, su líder Nigel Farage presentó la dimisión. El FPÖ (Partido de la Libertad) austriaco puede ganar las elecciones presidenciales, cuya segunda vuelta se repetirá próximamente. En la primera ronda su candidato, Norbert Hofer, perdió por apenas 30.000 votos. Capitaneado por Geert Wilders, el PVV (Partido de la Libertad) de Holanda alcanzó el 13,3% de los votos en los últimos comicios europeos. Dos años antes Wilders instó en una página Web a que los ciudadanos denunciaran a los migrantes «de Europa central y del este en caso de que molesten, generen contaminación o desplacen a nacionales del mercado de trabajo».

El conglomerado tiene matices. El Movimiento contra la Intolerancia, fundado a principios de los 90 como reacción a los episodios de violencia racista en el estado español, distingue entre la extrema derecha, xenófoba y antieuropeísta, pero integrada en el marco de la democracia parlamentaria; y la ultraderecha, que plantea directamente la destrucción del sistema democrático. En la primera categoría se inscriben el Frente Nacional de Marine Le Pen, UKIP, la Liga Norte italiana o el PVV. En la «ultraderecha» se podría ubicar al NPD alemán, heredero del nazismo, Amanecer Dorado en Grecia o el Jobbik húngaro, que desfila uniformado por las calles y las milicias atacan a gitanos, al tiempo que defiende en el parlamento que las personas de origen judío sean fichadas y registradas «por razones de seguridad». «Todos ellos tienen como bandera la islamofobia», destaca el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra. «En el caso de los grupos neonazis se da un antisemitismo muy pronunciado, además de los ataques al colectivo gitano». «Es la reproducción de Auschwitz». Todos ellos también se coaligan en Europa con sibilinas marcas: «Alianza Europea por la Libertad», «Alianza Europea de Movimientos Nacionales» o «Movimiento por la Europa de las Libertades y la Democracia».

El espectro continúa avanzando. El Frente Nacional ganó las elecciones al europarlamento en Francia en 2014, con el 26% de los sufragios. En la segunda vuelta de los comicios regionales de 2015 rozó los siete millones de votos, el mejor resultado de su historia. Incluso mejor que el obtenido por Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de 2012 (6,4 millones de votos). Dirigido actualmente por Frank Franz, el NPD obtuvo más de 635.000 votos en las elecciones al Bundestag de 2013, cuenta con un europarlamentario y representación en el länder de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. El Tribunal Constitucional alemán estudia actualmente la posible ilegalización de la formación neonazi, tras una demanda presentada por los länder en 2013. Además, los delitos cometidos en Alemania contra albergues para refugiados se quintuplicaron en 2015 respecto al año anterior. No menos alargada es la sombra de Amanecer Dorado, que irrumpió en el parlamento griego en 2012. En las elecciones legislativas de 2015 se encaramó a la tercera posición, con el 7% de los votos; 69 miembros del partido ultraderechista heleno se sientan actualmente en el banquillo acusados de dirección y pertenencia a organización criminal, a partir de una investigación abierta por el asesinato del rapero de izquierdas Pavlos Fyssas en septiembre de 2013.

Esteban Ibarra es el director del Informe Raxen, que recopila anualmente manifestaciones de intolerancia como racismo, homofobia, xenofobia, antisemitismo, islamofobia y neofascismo en España y Europa. Es asimismo autor de los libros «Los crímenes del odio», una investigación sobre la violencia neonazi en el estado español, y «La España racista». Ha sido además uno de los promotores de la Red Cívica contra el Antisemitismo y de la Plataforma contra la Islamofobia. Los acontecimientos se suceden a ritmo de vértigo en Europa, con puntos de disrupción como el «Brexit». «Hay un discurso eurófobo en Gran Bretaña que coloca en el epicentro a los inmigrantes y los refugiados», destaca Ibarra, que ha presentado el Informe Raxen-2015 en Valencia. Tras el señero referéndum del 23 de junio, el número de «incidentes» racistas denunciados en Londres ante la policía aumentaron en más de un 50%. El día siguiente a la consulta, dos hombres apalearon a otro de nacionalidad polaca en la ciudad de Yeovil.

El Informe Raxen subraya esta tendencia. Según fuentes policiales, los delitos antisemitas aumentaron en Londres un 61% en 2015 y los casos de Islamofobia un 70% en un año (datos hasta julio de 2015). En septiembre de 2015 dos adolescentes fueron detenidos por el incendio de una mezquita en el sur de Londres, considerada por algunas fuentes como la mayor de Europa occidental. Esteban Ibarra señala otro factor, «el miedo al paso de inmigrantes y refugiados desde Calais». En esta ciudad del norte de Francia, más de 4.000 personas sobrevivían en un improvisado campamento denominado «La Jungla». El objetivo era cruzar la frontera para arribar al Reino Unido, pero el pasado mes de marzo se inició por orden del gobierno francés el desalojo y la demolición parcial de «La Jungla». Las ONG denunciaron el uso de gases lacrimógenos, balas de goma y cañones de agua por parte de la policía francesa.

El 5 de julio el gobierno de Viktor Orban se despachó con otra iniciativa que ahonda el sesgo de su política migratoria. Decidió la convocatoria de un referéndum el 2 de octubre con esta pregunta: «¿Quiere que la Unión Europea disponga sin el consentimiento del parlamento (de Hungría) sobre el asentamiento de ciudadanos no húngaros en Hungría?» La nota de la Agencia Efe que daba cuenta de la noticia recordaba que Hungría selló el pasado otoño las fronteras del sur para detener a los refugiados que llegaban desde Serbia y Croacia. Sobre el sometimiento a consulta de las cuotas (europeas) de refugiados, Esteban Ibarra afirma que se trata de un «recurso populista a la xenofobia». «Cuando se alienta el miedo al inmigrante o al refugiado, y se lleva a un referéndum, lo más seguro es que éste se gane». La cuestión es si pueden considerarse democráticamente legítimos la xenofobia y el racismo aunque el 99% de la población se manifieste a favor.

El Movimiento contra la Intolerancia mantiene en los últimos años la siguiente advertencia: «Los fondos ultras de los campos de fútbol continúan siendo un vivero de grupos racistas, islamófobos y neonazis; muchas de las agresiones y enfrentamientos se producen en sus aledaños». Para muestra, el Campeonato de Europa de selecciones nacionales que se celebra este verano en Francia. «Un aficionado inglés entre la vida y la muerte», titularon los periódicos del viejo continente el 11 de junio. Rondaba los 50 años, y fue ingresado en un hospital de Marsella tras la golpiza de unos ultras rusos en el puerto viejo de esta ciudad. Sucedió en la previa del Rusia-Inglaterra de la Eurocopa. A los pocos días los altercados entre las dos aficiones se repitieron en la ciudad de Lille. Pero no fue éste el único ejemplo de vandalismo. Antes de que finalizara el República Checa-Croacia, ultras de esta selección lanzaron bengalas al terreno de juego y el árbitro tuvo que suspender el partido. A este hecho se agregaron las peleas en la grada.

¿Qué ha ocurrido en las primeras jornadas de la Eurocopa? «Los grupos de ultraderecha rusos han elevado de tal modo su acción criminal que dejan pequeño el hooliganismo británico», explica Esteban Ibarra. «A estos los calificábamos como borrachos que actuaban de manera gregaria y vandálica, pero los rusos utilizan las acciones de comando». Se movían en grupos reducidos, de tal modo que desnortaban a la policía francesa. Golpeaban en un punto de la ciudad y se trasladaban al otro extremo. La víctima era cualquier seguidor británico o de otras selecciones con su zamarra o bandera. Según el coordinador del Movimiento contra la Intolerancia, «son grupos muy neonazis, que pueden convertirse actualmente en punto de referencia para otros ultras europeos». Buena parte de lo ocurrido se achacó a la presencia de fanáticos del Fútbol Club Oryol de la segunda división rusa, conocidos como los «Orel Butchers». En sus camisetas figuraba la siguiente leyenda: «Storm Over Europe. Tour de France. Fuck Euro 2016».

Además, «los conciertos de música de odio es una actividad habitual de los grupos antifascistas», subraya el presidente del Movimiento contra la Intolerancia. En julio de 2015, según recoge el Informe Raxen, la Plataforma Antifascista de Zaragoza (PAZ) pidió al ayuntamiento de esta ciudad que investigara la posible realización de varios conciertos neonazis en el camping municipal Ciudad de Zaragoza. En dos de los hitos para frenar estas iniciativas ha participado la ONG. El Movimiento contra la Intolerancia se personó en la causa judicial iniciada en 2012 contra miembros de los grupos de música neonazis «Batallón de castigo» y «Más que palabras», tras un concierto que celebraron en Sabadell dos años antes. También ejerció la acusación popular en el juicio contra los integrantes de la organización neonazi Hammerskin-España, en algunos casos miembros reconocidos de las peñas Ultrassur del Real Madrid y Brigadas Blanquiazules, del Español. En febrero de 2012 el Tribunal Supremo ratificó las penas de prisión a 15 militantes de este grupo, declarado asimismo ilegal por la promoción del odio y la violencia. La sentencia previa de la Audiencia Provincial de Madrid (julio de 2009) fue la primera a un grupo neonazi por asociación ilícita. Otra causa en la que la ONG ejerció la acusación popular fue la seguida contra la asociación neonazi Blood and Honour. En una sentencia de junio de 2011 el Tribunal Supremo confirmó las penas de cárcel contra 14 miembros de la organización por motivos como asociación ilícita y tenencia prohibida de armas.

Otro elemento clave a juicio de Esteban Ibarra son Internet y las redes sociales, donde también aumenta el discurso del odio. Internet permite seguir en tiempo real las recientes manifestaciones en Estados Unidos tras la muerte de dos ciudadanos negros, a manos de la policía, en Minnesota y Louisiana. Pero también es cierto que en el estado español hay más de mil páginas Web, blogs, canales, foros o redes xenófobos y que promueven la intolerancia (en marzo de 2013 el Movimiento contra la Intolerancia había elevado a 20.000 la cifra a escala europea). O que tras los atentados del pasado 13 de noviembre en París, que causaron la muerte de 137 personas, las redes sociales se llenaron de mensajes islamófobos y contra los refugiados. «Se está mundializando el odio, en un mundo donde no se han globalizado los valores democráticos y los derechos humanos», concluye Esteban Ibarra. Insiste además en que el integrismo yihadista y el neonazismo son fenómenos interconectados y que se retroalimentan. Dos caras de la negación del diferente. La hipótesis es la siguiente: si el neonazismo toma como bandera la islamofobia, aumentará la población musulmana que abrace posiciones «radicalizadas», precisamente porque los rechaza la sociedad de acogida o en la que viven. «Es como un bucle sin salida, de retroalimentación, que genera odio y venganza». Constituye un ejemplo palmario la acción del grupo racista alemán PEGIDA (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente), surgido en Dresde en octubre de 2014.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.