Un casamiento en la comuna de Lund fué abortado por la policía que reprimió con spray de pimienta a los testigos y a los propios cónyuges, uno de los cuales era un solicitante de asilo en vías de deportación, informó el domingo el diario local Sydsvenskan. La boda, que estaba teniendo lugar en el edificio […]
Un casamiento en la comuna de Lund fué abortado por la policía que reprimió con spray de pimienta a los testigos y a los propios cónyuges, uno de los cuales era un solicitante de asilo en vías de deportación, informó el domingo el diario local Sydsvenskan.
La boda, que estaba teniendo lugar en el edificio de la comuna del sur de Suecia, fue interrumpida por las fuerzas policiales en el último minuto.
Según Sydsvenskan, la novia era una ciudadana de nacionalidad sueca.
«Entramos en el hall del edificio y nos sentamos. En eso llegaron cuatro policías de civil e intentaron detener al novio. Como les cortamos el paso, comenzaron a forcejear con nosotros. Al no movernos, nos rociaron con spray de pimienta», dijo al diario el amigo de la novia y testigo de la boda David Endre.
El testigo agregó que nueve horas después del incidente todavía le dolían los ojos por los efectos del químico represivo.
El uso profuso del spray de pimienta por la policía sueca ha sido criticado durante mucho tiempo por activistas sindicales y otros manifestantes. Este verano, la policía local reprimió la ocupación de un hogar de tiempo libre para niños roma (gitanos) con spray de pimienta y se dice que hasta llegaron a usarlo contra una niña de ocho años cuyos padres por temor decidieron no denunciar a las fuerzas del orden.
A raíz de un informe hecho público a inicios de diciembre, el Defensor del Pueblo para la Justicia Mats Melin decía que «ha ocurrido un inquietante desarrollo en el que, de usar el spray de pimienta para reducir a una persona violenta, se ha pasado a usar el spray en situaciones más cotidianas, como cuando una persona no hace caso a lo que le dice el policía. A veces ni siquiera se ha tratado de violencia o de amenazas de violencia» declaraba Melin al Sydsvenskan.
En la jefatura de policía de Malmö, sin embargo, no ven ningún problema con el uso del líquido represivo para abortar un casamiento.
«Ellos (los policías) se vieron obligados a usar el spray porque los hombres se resistieron» (…) «había que actuar antes de que llegasen a casarse» explicó el jefe Anders Kristersson al periódico.
Pero esta explicación fue rechazada por las propias autoridades migratorias suecas.
«El casarse con un ciudadano sueco no tiene ningún efecto una vez que se ha tomado una decisión sobre un trámite migratorio» explicó a Sydsvenskan el jefe de relaciones públicas de la Dirección de Migración Jonas Lindgren. «¿Por qué no iba a poder casarse antes de ser expulsado del país? Eso suena a pura maldad de parte de la policía. No se debería usar el poder que se tiene de esa manera» comentó el funcionario.
Hace cuatro años, funcionarios de la Dirección de Migración del reino fueron sorprendidos al descubrirse cómo rutinariamente celebraban las denegaciones de solicitudes de asilo con champagne y torta. En febrero de este año fueron deportados masivamente y a la fuerza varias decenas de curdos iraquíes, en lo que se considera fue la mayor deportación masiva en la historia del país.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.