Los agentes detienen a 30 miembros de la mafia napolitana, entre ellos cuatro de sus dirigentes.
Fue de madrugada. Con todos los efectivos posibles. Más de 500 personas entre policias y militares de la Guardia de Finanzas salieron de distintas comisarias con 107 órdenes de detención en las manos. Todas para presuntos miembros de la Camorra, la mafia napolitana. Pero los agentes sólo detuvieron a 30 personas, entre ellas cuatro importantes capos mafiosos.
La razón es que muchos de los acusados eran ya viejos conocidos de la policia y 77 de ellos estaban en la cárcel, donde recibieron la citación. Los 107 acusados se enfrentan a los cargos de pertenencia a asociación delictiva. Algunos están también acusados de extorsión, encubrimiento y asesinato.
Se trata de un durísimo golpe contra los Casalesi, el clan más importante de la Camorra, que concentran su fuerza y su control en la provincia de Caserta. Este clan estuvo detrás del tiroteo del 18 de septiembre en Castel Volturno (Caserta) en el que murieron seis africanos.
El bolsillo de la Camorra
Estos brutales asesinatos motivaron la decisión del Gobierno de Silvio Berlusconi de mandar a 400 policías más y a 500 soldados a Caserta para combatir a la Camorra. Pero la operación de ayer no ha sido fruto de este despliegue militar, sino de una larga investigación sobre los negocios y las extorsiones del crimen organizado.
El golpe ha permitido también secuestrar bienes de la Camorra por más de 100 millones de euros: 48 empresas, 148 vehículos, 134 inmuebles y 13 caballos. El fiscal de Nápoles, Giovandomenico Lepore, destacó que esta operación es «especialmente dura porque les ha tocado el bolsillo».
A los políticos italianos les ha faltado tiempo para ponerse las medallas por este éxito. El ministro del Interior, Roberto Maroni, de la xenófoba Liga Norte, definió la jornada de ayer como «un dia para enmarcar en la lucha contra la criminalidad organizada y la Camorra».
Maroni advirtió que «la guerra contra la Camorra continuará hasta que obtengamos la victoria» y destacó que para esta operación ha sido necesaria «la plena y total colaboración de la Magistratura, el Ministerio del Interior, la Policia, los Carabinieri (Policia militar) y la Guardia de Finanzas».
Entre los cuatro dirigentes detenidos ayer está Giuseppina Nappa, la esposa de Francesco Schiavone, alias Sandokán, capo de los Casalesi, que ya hace años cumple una cadena perpetua.
Nappa, de 48 años, espetó ayer a los periodistas mientras era trasladada: «No habéis salvado Italia». Esta mujer está acusada de extorsión y pertenencia a una asociación delictiva.
Entre los detenidos hay otros tres capos especialmente peligrosos. Alessandro Cirillo, Oreste Spagnuolo y Giovanni Letizia son los supuestos asesinos de los seis africanos.
En las dos casas donde fueron capturados, se hallaron pelucas, pistolas, metralletas y dos motos. Según la Policia, los tres formaban el grupo de ataque de los Casalesi. Cirillo, conocido como el Sargento, era el jefe. Spagnuolo apretaba el gatillo y Letizia era el hábil conductor. Se sospecha que era quien estaba al volante el día del tiroteo contra los inmigrantes.