El plan contra el paro juvenil y fomentar la expansión se queda en objetivos sin concretar. Sólo Londres y Praga se descuelgan del nuevo tratado presupuestario. Bruselas mete prisa a España con los Presupuestos
Los dirigentes de la UE se han pasado el mes de enero asegurando que crecimiento y austeridad son compatibles. Sin embargo, las conclusiones de la cumbre en teoría consagrada a la reactivación económica dejan un saldo muy desigual. Todos los socios de la UE, salvo Reino Unido y finalmente República Checa, dieron su visto bueno a la redacción del tratado de austeridad promovido por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. El acuerdo entrará en vigor este año e impondrá sanciones automáticas contra los países del euro que superen los límites de déficit. Además, consagrará en la legislación primaria un tope al déficit que España ya tiene incorporado en la Constitución desde agosto. El Tribunal de Justicia Europeo podrá multar a quien no apruebe todas las leyes necesarias y el Eurogrupo tendrá la última palabra en la tramitación de las cuentas nacionales.
Ese pacto es vinculante. El texto adoptado para reactivar la economía se queda en una declaración de intenciones «que propicie el crecimiento y un crecimiento que propicie el empleo». El documento, descrito por Mariano Rajoy como «muy importante», no menciona ninguna cifra ni abre la puerta a la puesta en marcha de estímulos presupuestarios o inyecciones del Banco Central Europeo, medidas demandadas por parte de la izquierda europea y sindical, pero también por numerosos expertos y el FMI.
La primera medida menciona «el objetivo» de que «en los pocos meses siguientes a la salida de la escuela, los jóvenes reciban una oferta de empleo de buena calidad, formación continua, un contrato de aprendizaje o un curso de formación». Sobre el refuerzo del Banco Europeo de Inversiones, que en España han reclamado Gobierno y oposición, el compromiso comunitario se quedó en «examinar las posibles opciones para fortalecer la actuación» de la institución.
Al margen de esa declaración, la Comisión Europea, que animó a España e Italia a que «prosigan sus importantes esfuerzos de consolidación fiscal y reformas estructurales», anunció el envío de expertos para reutilizar fondos europeos a los ocho países con un paro juvenil que supera el 30%, como España. Aquí «casi uno de cada dos jóvenes dispuestos a trabajar está en paro», dijo José Manuel Durão Barroso en su intervención a puerta cerrada. «Esto es inaceptable y supone una crítica terrible a nuestra actuación», añadió. El objetivo anunciado la semana pasada por Bruselas es reprogramar los alrededor de 82.000 millones de euros que restan del presupuesto comunitario para el periodo 2007-13 y utilizar cuanto sea posible para fomentar el empleo. En el caso de España, el total podría superar los 10.000 millones.
El documento no menciona tampoco la recesión hacia la que camina la eurozona.
Sin actividad económica no hay recaudación y sin dinero en las arcas públicas es imposible cumplir con unos objetivos de déficit fijados cuando se esperaba que la economía creciese en 2012. El razonamiento, avanzado por un clamor de analistas e instituciones como el FMI, que pronostican una caída del PIB español del 1,7% en 2012, todavía no ha sido asumido por Bruselas. En cuanto suceda, el Gobierno espera que los exigentes objetivos de reducción del déficit para este año se relajen, como han sugerido los ministros del área económica de Rajoy. El Ejecutivo comunitario prepara la presentación de sus previsiones económicas actualizadas para el 23 de febrero.
La oportunidad política, como ha aprendido la eurozona desde el estallido de la crisis de deuda soberana, es clave. Que un Gobierno anuncie ahora que no cumplirá lo prometido «podría enviar una muy mala señal a los mercados», según una fuente comunitaria. Que las instituciones europeas concedan más plazo es prematuro, ya que no cuentan con una estimación ajustada de la magnitud de la recesión. «No estamos en el momento procesal para aclarar este asunto», zanjaron fuentes cercanas a Rajoy, que ayer aseguró que en esta ocasión tampoco ha trasladado esa petición a sus socios. Tampoco lo hizo el jueves en Berlín junto a Merkel, a la que mostró su determinación de cumplir con el 4,4% del PIB al que obligan los compromisos europeos.
Aunque serán Merkel y Sarkozy los que inclinen la balanza, el alargamiento de los plazos del déficit logró ayer el apoyo de la Comisión Europea. «Sería conveniente ahora tener una discusión, que se va a seguir en el marco del Eurogrupo y del Ecofin sobre la situación en España», aseguró Barroso. Tras su primera reunión con Rajoy desde que este es presidente, aseguró no poder entrar «ahora» en el detalle, pero reconoció que tendrá que haber una «discusión sobre las condiciones».
Aunque Madrid y Bruselas parecen estar de acuerdo en que los actuales plazos del déficit no son realistas, chocan en cuanto a la redacción de los presupuestos para este año. Rajoy mantiene la fecha del 31 de marzo, 38 días después de conocer el crecimiento que pronostica Europa, pero tan sólo unos días tras la celebración de las elecciones andaluzas. «El calendario se mantiene», reconoce el Gobierno en privado. Para Bruselas, es demasiado amplio. Barroso pidió ayer a Rajoy que certifique «de manera urgente» la «aprobación y aplicación de medidas de reforma concretas y ambiciosas». Según su equipo, los presupuestos no pueden esperar hasta después de las elecciones andaluzas. En privado, Rajoy ha recibido una llamada de atención al respecto, ya que el Gobierno lleva más de un mes en el poder y no ha avanzado ninguna línea maestra de los nuevos presupuestos.
Fuente: http://www.publico.es/dinero/419569/la-ue-habla-de-crecimiento-pero-consagra-la-austeridad