La entrevista que sostuvimos el pasado 22 de junio representantes de organizaciones y asociaciones de Madrid, y profesores y profesoras de las universidades Autónoma y Complutense con el director de la Oficina de la Comisión Europea en Madrid, Sr. José Luis González Vallvé, con relación a la Conferencia sobre que, co-patrocinada por la Unión Europea […]
La entrevista que sostuvimos el pasado 22 de junio representantes de organizaciones y asociaciones de Madrid, y profesores y profesoras de las universidades Autónoma y Complutense con el director de la Oficina de la Comisión Europea en Madrid, Sr. José Luis González Vallvé, con relación a la Conferencia sobre que, co-patrocinada por la Unión Europea (UE) y EEUU, se estaba celebrando en Bruselas ese mismo día [1], fue una lección en toda regla sobre el tipo de interés que tiene la UE en Iraq y sobre la talla de instituciones europeas.
Basta detenerse a analizar las preguntas que nos hicieron, por qué les interesaba saber esto y no aquello, por qué nos preguntaban por el terrorismo o por la seguridad, y no por la violación de los derechos humanos, o por las condiciones de vida del pueblo iraquí, para dibujar el cuadro de sus preocupaciones, sus intenciones y la que será la política Europea en Iraq.
Nuestros interlocutores conocían que una delegación de la CEOSI había estado en Iraq en abril y desde ahí arrancaron sus preguntas. La primera de ellas sobre la situación que se vive hoy en Iraq, especificando que no querían tanto saber sobre las condiciones de vida, la violencia etc., ya que daban por supuesto la situación crítica que vive el país sino, concretamente, tras el nuevo gobierno, si pensábamos que avanzaba hacia una normalización. No voy a comentar nuestra exposición pero sí que se incidió mucho en la falta de legitimidad de las nuevas autoridades iraquíes y en que ésta es una apreciación de la mayor parte de la población. Asimismo, que existe un nivel de violencia y un rechazo a la ocupación que impide cualquier salida dentro del marco establecido por las elecciones y con la presencia de tropas invasoras.
El Sr. González Vallvé insistió en saber nuestra opinión sobre las posibles salidas a la crisis de representación y se le trasladaron las propuestas de las distintas organizaciones civiles, de los interlocutores iraquíes que se están constituyendo como fuerzas significativas y con autoridad para plantear un calendario para la retirada de las tropas de la coalición multinacional que ocupa el país, así como para la reconstrucción y la compensación por los daños causados por la guerra. Pero nada de esto pareció interesarle a nuestro anfitrión, todo lo contrario, daba por sentado que las reglas del juego ya estaban establecidas y que, en realidad, lo que preocupaba a la UE era la gobernabilidad.
En este punto surgió la pregunta sobre los «grupos que perpetran ataques terroristas». Nuestra respuesta no podía ser otra que la que denuncia que realizan los propios iraquíes, incluida la resistencia, que se desmarcan y rechazan este tipo de acciones. Se sospecha que provienen de grupos externos y no cabe duda de que sus consecuencias -dividir a la población, las muertes de civiles, etc.- no benefician sino a la propias fuerzas ocupantes en su estrategia de legitimar su presencia. La pregunta por las acciones terroristas, así como la que le siguió sobre la existencia de reivindicaciones por parte de países limítrofes, especialmente refiriéndose al caso de Irán, estaban engastadas, sin duda, en la que, a esas alturas de la entrevista, ya era la preocupación evidente de los representantes de la Comisión: la seguridad [2].
De nuestra perplejidad y de lo que aprendimos
Al hilo de las inquietudes del Sr. González Vallvé no nos queda otra que preguntarnos ¿por qué interesa a la UE el normal desenvolvimiento de las instituciones del país y no el drama de la población iraquí, o la violación de sus derechos básicos de ciudadanía o las denuncias constantes de torturas, bombardeos de ciudades y hospitales por las tropas estadounidenses? ¿Por qué Europa está tan interesada por el tema de la seguridad como los propios estadounidenses y no por las consecuencias de la guerra? En primer lugar, porque aun siendo consciente de la falta de legitimidad de las nuevas instituciones iraquíes, la UE ha optado ya por su aceptación. Según se nos informó, la pretensión es poner en marcha proyectos, es decir, invertir en Iraq dinero, concretamente en el área de «apoyo institucional». Aunque, bien es cierto que la UE suele financiar proyectos finalistas: escuelas, carreteras, aeropuertos, etc. (inaugurables); en este caso, como ocurre con relación a la Autoridad Palestina (AP) se pretenden destinar fondos a la consolidación del nuevo gobierno
Cuando se les planteó que precisamente, según señala el informe del Consejo de Seguridad (CS) de Naciones Unidas (NNUU), también los recursos de esta institución se han destinado a ese área, fundamentalmente a programas de formación, y que no han sido capaces de controlar ni evaluar el cumplimiento de sus programas por los problemas de seguridad y por verse obligados a hacer el seguimiento desde fuera del país, no pareció que esta experiencia fallida les preocupara especialmente. Tampoco la corrupción y el pillaje en el que vive inmerso Iraq, ni el hecho de que al no contar con instituciones legitimadas el último depositario de la autoridad en Iraq sea el ejército estadounidense.
Futura Oficina Europea para Iraq en Aman
Es cierto que el tema de la autoridad del nuevo gobierno transitorio iraquí va rezagado, se nos dijo, pero lo importante es que lleguen fondos y se gestionen eficazmente, porque «lo que realmente la gente quiere es que se solucionen sus problemas de agua, de transporte, etc.» Así pues, se trataría de generar capacidad para la absorción de los fondos que se destinen porque, se nos puso el ejemplo de los fondos ya destinados por NNUU, que finalmente habían sido gestionados por los estadounidenses y apenas se había podido absorber un 4% de lo asignado.
Lamentablemente todos estos problemas harán que, de momento, la UE esté programando abrir una oficina en Aman y no en Bagdad, para poder gestionar los fondos. En la distancia y a salvo de las bombas, los recursos europeos es probable que sigan la misma suerte que los de NNUU pero, probablemente, poco importe. Su función, la de la Comisión Europea, es implementar políticas no «tomar decisiones políticas» dijo el Sr. Vallvé.
El director de la Oficina de la Comisión Europea en Madrid quiso saber si hay otras organizaciones o agrupaciones de ámbito europeo que estuvieran realizando solicitudes como la nuestra. Se nos planteó la necesidad de contactar con otras organizaciones europeas y dirigir nuestras demandas con relación a la mejor implementación de los programas. La idea implícita que se nos sugería es la correspondiente a los famosos lobbies tan caros a la gestión comunitaria y tan útiles para dejar fuera de juego cualquier planteamiento político por parte de la población. Es fácil deducir que estas instituciones, no solo las europeas por cierto, se han acostumbrado y su única relación con los movimientos y organizaciones es este tipo de negociaciones o de intercambio de complicidades en las que ellos establecen las reglas del juego (esta es la política y estos los fondos) y los sujetos sociales contribuyen y/o colaboran en la buena gestión.
Tratamos de aclararles que nuestras demandas eran de orden político que, no solo no teníamos nada que decir en relación con como se gasten mejor el dinero (que es de todos) en Iraq, sino que denunciábamos la propia celebración de la Conferencia de «apoyo a las nuevas autoridades iraquíes». Para nuestra sorpresa, se nos sugirió, en términos muy diplomáticos, que no era la Oficina de la Comisión quien tenía que atender nuestras demandas, llegando a decir, literalmente, que «[…] ellos no eran nuestros representantes», si no los representantes europeos en el Estado español. Ante nuestras caras de asombro, dieron marcha atrás tratando de explicarnos la complejidad de las instituciones europeas y sus distintas atribuciones -del Parlamento, del Consejo y de la Comisión-; que ellos, como Comisión, no tomaban decisiones políticas sino que eran meros gestores de los recursos, bien es cierto que también tomaban iniciativas que llevaban al Parlamento, pero que su función no era política, etc. Ante el intento, un tanto desesperado ya, por hacernos entender que tenían buena voluntad y que éramos nosotros quienes no entendíamos el funcionamiento de las instituciones, sugerimos la posibilidad de entrevistarnos con la oficina del Parlamento europeo (dos pisos más abajo), nos volvieron a explicar el complicado funcionamiento de las instituciones europeas y por supuesto, que no era necesario este encuentro ya que ellos iban a trasmitir nuestras demandas.
De todas estas disquisiciones es fácil concluir que, también nosotros, las organizaciones y movimientos no institucionalizados, como sociedad civil, hemos de ser manejables. Eso esperan de nosotros los organismos europeos. Tenemos que ayudarles en la gestión y de hecho asumir como algo dado las políticas que se nos imponen. Lo máximo a que podemos aspirar es a participar en la gestión y recibir a cambio algún tipo de compensación/reconocimiento, etc. Curioso descubrimiento.
Sin grandes contradicciones entre EEUU y la UE sobre Iraq
La UE atraviesa malos momentos -nos recordaron-, afirmación que nosotros corroboramos gestualmente y que dio pie a una información relevante: lo que tal vez se salve sea la política de seguridad. Lo más interesante de este dato es que aun estando la política exterior común cuestionada ya que el proyecto de Solana de unos servicios diplomáticos comunes se ha aplazado, la política de seguridad parece ser uno de los pilares más consistente al envite de la población europea que ha rechazado la constitución y por tanto, indirectamente, el proyecto diseñado por ella.
La coincidencia entre los planteamientos estadounidenses y los europeos es meridiana en este punto. No hay grandes contradicciones entre la política de EEUU y la de la UE una vez materializada la invasión y puesto en marcha el proyecto de ocupación.
El informativo de la segunda cadena de la televisión española dio la información sobre la Conferencia sobre Iraq convocada en Bruselas y el locutor señaló dos tópicos: que de los 32.000 millones de dólares aprobados en la conferencia de Madrid sólo se había desembolsado el 20% y que si de algo había servido esta nueva convocatoria era para «[…] mostrar lo bien que se llevaban la UE y EEUU después de las tensiones anteriores». Quizá las posiciones estén tan próximas como sus respectivas oficinas en Madrid donde la embajada estadounidense y las Oficinas europeas son colindantes por el paseo de la Castellana.
El drama del pueblo iraquí como ‘riesgo’ del proyecto de la ocupación
La entrevista en su conjunto, sus preguntas y sus comentarios sobre la política europea y sobre sus proyectos, nos dejaron claro que, la preocupación central, junto con la seguridad es la gobernabilidad, es decir, la manejabilidad de Iraq.
La Conferencia celebrada en Bruselas es una apuesta por la consolidación de la ocupación, por hacer viable el proyecto estadounidense; una vez asumida la irreversibilidad de la ocupación, hacer que la realidad instalada sea factible, que sea operativa para no tener que enfrentarse militarmente, porque este tipo de enfrentamiento militar supone altos costos que van en detrimento de la rentabilidad del proyecto de ocupación. En suma, garantizar un mínimo de seguridad, no para los iraquíes por supuesto, sino para el desenvolvimiento económico y político.
De este modo, el único interés para la UE es ayudar a las autoridades iraquíes y a las fuerzas ocupantes en la consolidación de su proyecto de gestión. Por eso, hicieron como que no les entendíamos cuando en realidad eran ellos los que no querían entendernos porque de lo que nosotros hablábamos era de otro proyecto, el de independencia y soberanía del pueblo iraquí.
Una UE que nunca estuvo, en realidad, contra la guerra
Todos los países europeos vivieron intensas movilizaciones antes de que se produjera la guerra y también durante los primeros momentos de la misma. Su enfrentamiento con EEUU tenía como objetivo tratar de defender sus propios intereses económicos en la zona así como responder a estas intensas movilizaciones de los ciudadanos. Estos fueron los dos motores que condujeron a una política europea aparentemente enfrentada a EEUU. Sin embargo, pasado el momento de la invasión y convertida la ocupación en un hecho, la política europea se ha orientado hacia su aceptación. No siendo capaces de defender sus propios intereses en la zona y habiendo desaparecido las movilizaciones de sus ciudadanos el único camino que les queda es el pragmatismo del que siempre ha hecho gala Europa. En realidad, la política europea no estuvo nunca en contra de la guerra, no hubo nunca un proyecto europeo contra la guerra ya que, si lo hubiera habido, también habría estado ahora en contra de las consecuencias de la guerra y sin embargo todo lo que vemos apunta hacia la aceptación de estas consecuencias, es decir, la estabilización de la situación de facto.
Para la UE, se trata pues de buscar y apoyar por todos los medios y con todos los recursos necesarios al nuevo gobierno iraquí. En este sentido, llegar a la paz en Iraq es, no puede ser otra cosa para Europa que contribuir a consolidar la ocupación para hacerse un hueco en el negocio.
La desmemoriada Europa ha perdido sus referencias históricas sobre la ocupación nazi en la II Guerra Mundial. En ese momento el ejército de resistencia en los países ocupados, especialmente en Francia, era tratado como un ejército de liberación, y sus miembros eran reconocidos como héroes en defensa de la nación. También los resistentes europeos ponían bombas y se enfrentaban al ejército de ocupación.
Por su parte, la población europea ha aceptado la situación que vive Iraq, tal vez por dos razones, una de ellas porque piensa que ya hizo suficiente y que ya no hay remedio o no puede hacer nada para aliviar la situación de los iraquíes. La otra razón son las trampas ideológicas en que somos situados una y otra vez por los medios de comunicación que en este caso, siguen unas pautas muy precisas: mostrarnos única y exclusivamente los actos de violencia catalogados como terrorismo (los coches bombas, las explosiones, los muertos civiles…). Nada que permita ver o sugerir la imagen de un pueblo luchando por su independencia. Así, la mayoría de los espectadores quedamos atrapados en la siguiente paradoja: defender la resistencia del pueblo iraquí es defender el terrorismo, y a su vez, el terrorismo es utilizado para legitimar la ocupación -de la misma forma que se utilizó la figura del dictador para legitimar la guerra preventiva.
Por eso los medios de comunicación nos muestran todos los días la violencia de las bombas y no las condiciones de vida infrahumanas, tampoco nos hablan de las empresas que hacen negocio a costa de las vidas iraquíes, ni del expolio de los bienes nacionales; nada que nos permita relacionar la violencia con la ocupación o con la lucha por la liberación. A lo anterior se suma la conversión de las noticias sobre Iraq en noticias Guadiana que aparecen y desaparecen caóticamente para impedir la construcción de una imagen sobre la situación de guerra y a largo plazo para generar la imagen de normalización.
No habría que descartar nunca este tipo de reuniones: nos sirven para medirles a ellos, cosa que no solemos hacer, y nos dejamos medir una y otra vez por ellos, que son quienes nos cuentan, nos pesan, nos interrogan y nos ordenan sin que nosotros podamos nunca contarles, medirles y pesarlos, hasta que podamos, algún día colocarles en el lugar que les corresponde.
www.nodo50.org/iraq
Notas de la autora y de IraqSolidaridad:
1. Véase en IraqSolidaridad: Iniciativas y campañas 2004-2005
2. Significativamente este interés coincide con la preocupación de las fuerzas ocupantes y de Naciones Unidas, expresado en el informe elaborado por el Consejo de Seguridad del 7 de junio de 2005, documento que plantea como tarea prioritaria para poder llevar a cabo su Misión en Iraq el problema de la seguridad.
Ángeles Diez Rodríguez es profesora del Departamento de Sociología I (Cambio Social) de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, y miembro de la Asociación Cultural Expresiones «La Piluka», también de Madrid