La izquierda alemana está inmersa en pleno debate para forjar una nueva fuerza política a nivel nacional. En la ciudad de Berlín se dan cita los diferentes sectores en busca de un camino común. El histórico dirigente socialdemócrata Oskar Lafontaine ha reconocido públicamente sus errores políticos para de ese modo facilitar la fusión entre su […]
La izquierda alemana está inmersa en pleno debate para forjar una nueva fuerza política a nivel nacional. En la ciudad de Berlín se dan cita los diferentes sectores en busca de un camino común. El histórico dirigente socialdemócrata Oskar Lafontaine ha reconocido públicamente sus errores políticos para de ese modo facilitar la fusión entre su WASG occidental y el Linkspartei oriental.
Contar con el socialismo» fue el lema de la XI edición de la conferencia Rosa Luxemburg, que esta vez tuvo lugar en la Universidad Humboldt de Berlín. Desde 1996, la está organizando el diario «Junge Welt» junto con otras organizaciones del ámbito izquierdista alemán. El lema hace referencia al hecho de que, desde setiembre pasado, el Parlamento alemán, el Bundestag, cuenta con la presencia de un fuerte grupo izquierdista que obtuvo el 8,7% de los votos.
Con el éxito del Linkspartei.PDS, al hemiciclo han regresado también las ideas que defienden una vida más justa en este país centroeuropeo. Sin embargo, la cuarta fuerza política del panorama nacional se halla sumergida en pleno proceso de fusión. Se está uniendo el Linkspar- tei.PDS oriental con el WASG occidental.
Situación inmovil
En Berlín, el comité regional del WASG se está oponiendo a la unión con el ex PDS por la participación de este último en un bipartito con el SPD. Por el momento la situación parece inmóvil y bastante peligrosa respecto a las elecciones regionales del 2006.
En esta situación, Oskar Lafontaine, ex presidente del SPD y el miembro más conocido del WASG, ha dado un paso hacia adelante para romper el bloqueo, ante todo entre los comités regionales de ambos partidos en Berlín. Para ello, aceptó la invitación de asistir a la conferencia de Rosa Luxemburg. Sus enemigos trotskistas ya le esperaban con pasquines en los que relataban detalladamente cómo en otra época Lafontaine profesaba las ideas neoliberales.
El ahora copresidente del grupo parlamentario del Linkspartei en el Bundestag actuó según el lema «una retirada a tiempo es a veces una victoria». Reconoció públicamente, y por primer vez, que en su día se había dejado engañar. Habló francamente de «errores políticos» que le dan, ahora, vergüenza. La gran mayoría del público, que por lo general se sitúa más allá de lo que es el ala izquierdista del SPD, respondió con grandes aplausos.
Salir de la OTAN
En el campo político Lafontaine conquistó a los presentes diciendo que «Alemania tiene que salir de la estructura militar de la OTAN. No somos ningún Estado soberano como los estados francés y español». En relación a las acciones bélicas en las que ha participado el Gobierno de Schröder, manifestó que «si nosotros hacemos guerras en las que mueren muchos inocentes, entonces estamos hablando de terrorismo de Estado».
Ya lanzado y comportándose de modo «políticamente incorrecto», Lafontaine subrayó el derecho de Irán al enriquecimiento del uranio, avalado por tratados internacionales. Dado que la mayoría de los diarios alemanes no salen a los quioscos los domingos, el eco a sus palabras se hará esperar hasta hoy lunes. –
«El socialismo del siglo XXI», de Heinz Dieterich, fue el libro más vendido en la conferencia
Ingo NIEBEL
BERLIN
«Nunca he vendido tantos ejemplares de un solo libro en un evento como éste», dijo Kai Homilius, el muy contento editor de la versión alemana de «El socialismo del siglo XXI».
El autor es Heinz Dieterich, catedrático que imparte clases en la Universidad de México. Además, el alemán es uno de los asesores del presidente venezolano Hugo Chávez. Por ello, el semanario «Der Spiegel» bautizó «El brujo» a Dieterich.
El éxito de ventas se debía a que Dieterich participaba en la conferencia, abriéndola con su disertación sobre el futuro de la idea socialista en el milenio recién estrenado. Según el académico, la actual crisis del capitalismo está confirmando lo que predecían Marx, Engels y otros ideólogos socialistas siglos atrás. También habló sobre los errores cometidos por la URSS. Aun así, Heinz Dieterich no se quedó mirando hacia el pasado sino que se giró hacia el presente y el futuro.
Según él y otros científicos como Paul Cockshott, también presente en la conferencia, las nuevas tecnologías pueden ayudar a planificar mejor la economía nacional que en los tiempos de la URSS. Su discurso y el de Cockshott han abierto el horizonte a la izquierda alemana que, como demues- tra el caso de Linkspartei.PDS y WASG, está muy ocupada consigo misma. Por primera vez en muchos años, el socialismo del siglo XXI obliga a dejar de lamerse las heridas sufridas en la batalla perdida en 1989/90 y mirar hacia adelante.
El éxito del libro indica que existe un gran interés por parte del público por emprender un camino nuevo. Según los organizadores, hasta las seis de la tarde unas 1.600 personas habían acudido, antes de que tuviera lugar el debate con Lafontaine y Dieterich, entre otros. En los pasillos se habían montado puestos con libros nuevos y viejos, tabaco y ron cubano. En ellos la diáspora vasca informó sobre la situación de los presos políticos.