«Hoy el pueblo griego ha hecho historia», así de rotundo se expresó el líder de Syriza, Alexis Tsipras, al anunciar ante cientos de sus seguidores el triunfo en las elecciones legislativas celebradas el domingo en el país. La celebración, sin embargo, quedó un poco deslucida por el hecho de que la formación de izquierda no […]
«Hoy el pueblo griego ha hecho historia», así de rotundo se expresó el líder de Syriza, Alexis Tsipras, al anunciar ante cientos de sus seguidores el triunfo en las elecciones legislativas celebradas el domingo en el país.
La celebración, sin embargo, quedó un poco deslucida por el hecho de que la formación de izquierda no obtuvo la mayoría parlamentaria absoluta por muy poco, y le obligará a buscar un pacto postelectoral que no tendrá nada fácil.
Con el 99,80 del escrutinio realizado, Syriza obtuvo el 36% de los votos y 149 escaños, a dos de la mayoría absoluta, el conservador Nueva Democracia 76 escaños (27,8%) y 17 tanto para el partido fascista Amanecer Dorado (6,2%) como para el socialdemocrata Potami (6%). Tras ellos se situaron el Partido Comunista, con 15 diputados (5,4%), y los derechistas Griegos Independientes con 13 (4,7%) al igual que el Pasok (4,6), que fue la fuerza política con representación parlamentaria con menor número de votos. La participación fue del 63,8%, 1,3 puntos más que en las elecciones legislativas de junio de 2012.
En su declaración en la Universidad de Atenas ante más de dos mil pesonas Tsipras afirmó que la decisión del pueblo griego hace que la troika de acreedores «sea pasado», mientras que apeló a su victoria para reivindicar «la lucha de todos los pueblos de Europa contra la austeridad» que desde Grecia «avanza con pasos firmes por el cambio». Añadió que el pueblo no le da un cheque en blanco «sino un mandato para reorganizar el país»
Tsipras tendió la mano a los que no le han votado y afirmó que en estas elecciones no hay «ni vencedores ni vencidos» y que formaría un gobierno «para todos los griegos». «Hoy perdió la Grecia de los oligarcas y de los corruptos», dijo Tsipras, quien afirmó que «hoy ganó la Grecia del trabajo, del conocimiento y de la cultura». «Ganó la Grecia que lucha y tiene esperanza», agregó el líder izquierdista entre los vítores de sus seguidores, que lanzaron fuegos artificiales.
«El nuevo Gobierno negociará con nuestros socios europeos», dijo Tsipras, quien afirmó que presentará su propio plan de reformas «sin nuevos déficit pero tampoco sin un superávit irrealizable».
«El nuevo gobierno desmentirá a todos los que ven destrucción -expresó-. No habrá desastre, ni tampoco sumisión. Nuestro objetivo desde el primer día es restablecernos de las consecuencias de la crisis».
«Pero antes de todo, el pueblo debe recobrar su dignidad, el optimismo, la sonrisa… ese es el mensaje primordial», añadió.
Samarás derrotado
El gran derrotado de la jornada fue el primer ministro Antonis Samarás quien evitó felicitar a su rival en público, pero, según la televisión estatal, lo hizo por teléfono. En su breve comparecencia pública, en el centro de congresos de Zapeio, donde se había instalado el centro de prensa, Samarás evitó reconocer su derrota explícitamente y se limitó a señalar que reconocía la voluntad del pueblo.
«Hoy dejo un país que sale de la crisis, miembro de la UE y del euro. Deseo que el próximo Gobierno mantenga estos éxitos», añadió.
El primer ministro saliente afirmó que espera que «no se cumplan mis previsiones», y aunque no precisó a qué se refería, aludió con ello a los malos augurios pronunciados durante su campaña electoral para el caso de una victoria de Syriza. Samarás basó buena parte de su campaña en vaticinar una Grecia fuera del euro y en bancarrota si se producía un triunfo del partido izquierdista.
Junto a los conservadores el gran perdedor de la noche y de la nueva etapa que se abre en Grecia fue el Pasok. Su futuro no está nada claro toda vez que durante los últimos años su subsistencia se ha mantenido de forma artificial por el hecho de haber permanecido en el gobierno. Con un nivel tan bajo de apoyo popular, sin ningún poder en las instituciones y con una deuda de más de 125 millones de euros, el partido que llegó a controlar la vida política del país podría haber comenzado el camino hacia su desaparición.
El líder del Pasok, Evangelos Venizelos, reconoció el mal resultado y, aunque felicitó a Syriza, le recordó que «la actual situación griega necesita de mayorías más amplias». Para Venizelos, gran parte de la responsabilidad de esta caída socialista la tiene el ex primer ministro Yorgos Papandreu «que provocó una escisión por razones personales». El partido recién creado de Papandreu, el Movimiento de los Socialistas Democratas, no logró superar el 3 por ciento mínimo para acceder al parlamento, al obtener solo un 2,4%.
Uno de los vencedores de la jornada fue el partido neonazi Amanecer Dorado, que pese a tener a la mayor parte de su cúpula en la cárcel por presuntos delitos criminales, se situó en tercer lugar con el 6,3 % de los votos y 17 escaños.
Los compromisos de Syriza
El pueblo griego puede exigir a Syriza el cumplimiento del programa de Tesalónica de Syriza, que le ha llevado a la victoria, y que incluye entre otros estos compromisos:
- Luchar contra la pobreza energética. Electricidad gratuita para 300.000 hogares a los que se cortó el suministro
- Sanidad universal y gratuita, después de que miles de griegos hayan sido expulsados del sistema sanitario por no tener trabajo
- Creación de 300.000 puestos de trabajo
- La vuelta del salario mínimo a 751 euros
- La supresión del nuevo impuesto sobre el patrimonio
- Condicionar la devolución de la deuda a la vuelta al crecimiento
- Una quita a la mayor parte de la deuda y una moratoria para el pago
El dirigente griego dijo que su intención es «cambiar Europa, no desmantelarla», y en su viaje al centro ya había sustituido su discurso del impago por otro de negociación de una quita.
El responsable del programa económico de Syriza, Yannis Miliós, afirmó al conocerse su victoria que el programa acordado entre el primer ministro griego en funciones, Andonis Samarás, y el eurogrupo «está muerto». «Supongo que Gikas Jardúvelis -ministro de Finanzas en funciones- se limitará mañana en el eurogrupo a discusiones de carácter técnico, pues el programa que había acordado Jardúvelis como representante de Samarás ya está muerto».
La respuesta de Europa
La Comisión Europea rechazó hacer ningún comentario hasta conocer los resultados definitivos. Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona serán los primeros en realizar el análisis de la nueva situación en Grecia en su reunión de este lunes en Bruselas, en la que evaluarán la hipótesis de una nueva prolongación del segundo rescate griego.
Los Diecinueve consideran que es poco probable que Grecia haya formado un Gobierno hasta finales de febrero, y además haya retomado y finalizado en las cinco semanas hasta entonces la quinta revisión del programa. El Eurogrupo, según fuentes comunitarias, debatirá sobre «el camino a seguir» tras las elecciones porque lo único certero que tendrán los ministros sobre la mesa es el resultado electoral.
La primera prolongación de la parte europea del rescate expira el 28 de febrero, de manera que desde el 1 de marzo ya no habrá ninguna red de seguridad para Grecia, salvo la del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El presidente del Banco Central alemán (Bundesbank), Jens Weidmann, volvió a insistir en que la economía Grecia sigue necesitando apoyo externo y advirtió al futuro Gobierno de Atenas que ese respaldo sólo tiene cabida «si se respetan los acuerdos» adoptados. «Está claro que Grecia no puede todavía prescindir del apoyo de un programa de ayuda. Y, naturalmente, un programa de ese tipo sólo puede darse cuando se cumplen los acuerdos», afirmó Weidmann en una entrevista con la primera cadena de la televisión pública alemana ARD tras conocerse que los sondeos dan la victoria a la coalición izquierdista Syriza.
El presidente del banco central alemán confió en que «el nuevo gobierno griego no haga promesas ilusorias que el país no se puede permitir» y que continúe con las reformas estructurales que se necesitan sin poner en cuestión lo conseguido hasta el momento. A su juicio, el objetivo es que las finanzas griegas sean sostenibles a largo plazo y «mientras ése no sea el caso, una quita de la deuda sólo dará un breve respiro».