Traducido del ruso por Carlos Valmaseda
Las autoridades de las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk publicaron el [pasado] jueves su programa político. Los gobiernos de la RPD y la RPL prometen en los próximos dos años llevar a cabo elecciones al Consejo Supremo, llevar a cabo una completa modernización de la industria, nacionalizar las propiedades estatales ucranianas y las empresas de los oligarcas y crear un estado federado a Rusia.
En los programas también se subraya que las relaciones con Ucrania serán las misnas que con otros estados, sobre bases contractuales. Al mismo tiempo las autoridades de la RPD y la RPL tienen la intención de seguir «rechazando la agresión del régimen de Kiev» para conservar la soberanía de «los nuevos estados» y la garantía de la seguridad de los ciudadanos.
Un lugar significativo se dedica a la convergencia local de los sistemas legislativo, judicial, económico y social con aquellos que funcionan en Rusia. Se menciona la necesidad de la transición a los estándares rusos en educación, funcionamiento de las fuerzas armadas y los departamentos de defensa del orden público, y también los estándares de producción de productos.
La RPD «juntamente con las empresas y órganos de poder de Rusia creará las condiciones para una entrada simplificada de los empresarios en el mercado ruso». Propone solamente en ese año aumentar las exportaciones de productos a Rusia en 300 millones de dólares.
Las empresas pertenecientes a los oligarcas ucranianos y al gobierno de Ucrania serán nacionalizadas. Después parte de ellas serán privatizadas. Al mismo tiempo la participación en la privatización, según el texto del documento, puede admitir negocios rusos.
El documento adoptado anuncia en política económica una inminente nacionalización en contra de lo que hace solo unos días dijo Boroday sobre los bienes de Akhmetov, que no serían nacionalizados -comenta el director del Instituto de Globalización y Movimientos Sociales Borís Kagarlitski-. Al mismo tiempo las palabras sobre una futura nacionalización son extremadamente ambiguas. Por un lado, las empresas pertenecientes a los oligarcas ucranianos y al estado ucraniano serán nacionalizadas. Por otro, parte de estas serán privatizadas y en esta privatización pueden participar los negocios rusos.
¿Qué parte? ¿Según que regulaciones? No se entiende. Se puede ser leer como que el gobierno de la RPD va a empezar a quitar las propiedades de los oligarcas ucranianos solo para después regalarlas a los rusos. Sin embargo ese mismo texto puede ser leído de forma opuesta: la privatización se hará solo con parte de las propiedades nacionalizadas y el resto permanece como propiedad de la república. Teniendo en cuenta que en este momento todos los negocios importantes pertenecen a los oligarcas o al estado ucraniano, se llega a la conclusión de la necesidad de una nacionalización de amplio rango tras la cual en realidad algo será reprivatizado.
¿Cuál de las dos interpretaciones es más fiable? Ninguna. En la dirección de la república hay representantes de grupos diversos y opuestos entre sí. Para satisfacer a todos y evitar conflictos «prematuros», y también para no provocar demasiado pánico en Moscú con motivo de las nacionalizaciones en Donetsk y Lugansk, adoptan una formulación ambigua y después, lo que sea, será. Pero está claro que sentarse indefinidamente en dos sillas a la vez no es posible, en una etapa determinada habrá que tomar decisiones definidas y claras, y esto no le gusta a todo el mundo. Incluyendo a Moscú…
El resultado real, sin embargo, no dependerá de Moscú y ni siquiera de los líderes concretos en Donetsk y Lugansk, sino de la relación de fuerzas en el movimiento, del desarrollo de la lucha y no en último lugar, de cómo se desarrollen los acontecimientos en la misma Rusia -concluye Borís Kagarlitski.