Declaraciones recogidas el miércoles 15 de julio al mediodía en Atenas por N.C.
[El voto en el Parlamento griego sobre el acuerdo-diktat tuvo lugar al amanecer del 16 de julio: 229 votos SI, 64 votos NO. Dicho de otro modo, el acuerdo fue aprobado gracias a los votos de los diputados y diputadas del Pasok, de To Potami y de Nueva Democracia, que no dudaron en atacar de forma virulenta al gobierno de Tsipras.
El voto del grupo parlamentario de Syriza se dividió de la siguiente manera: sobre 149 electos, 110 votaron SI y 32 votaron NO, entre ellos, los ministros Panagiotis Lafazanis y Dimitris Stratoulis. No olvidemos que el 11 de julio (cuando se votó la propuesta que debía presentar el gobierno de Tsipras al Eurogrupo) solo Ioanna Gaitani y Elena Psarrou de Red Network (DEA y APO) votaron No. A los votos en contra del acuerdo hay que añadir 6 abstenciones (votan «presente») y 1 ausente (Kevala Alexandra Tsanaka). Entre quienes votaron No cabe destacar a Stathis Leoutsakos, Thanasis Petrakos, Yanis Varoufakis (exministro de finanza), Zoe Konstantopoulou (predisenta del Parlamento), Aglaia Kyritsi, Cstas Quiet, Nadia Valavani (vice-ministra de Finanzas, que dimitió de su puesto el día 15), Costas Lapavitsas, Ioanna Gaitani, Elena Psarrou, Eugenio Ouzounidou, Kodela Dimitris, Zisis Zannas, Eleni Sotiriou, etc. Hacia las cinco de la mañana del 16 de junio, el portavoz del gobierno declaró lo siguiente: «El Parlamento ha dado el primer paso a favor de este acuerdo votando medidas difíciles. Sin embargo, el voto muestra una seria división en la unidad del grupo parlamentario de Syriza. Treinta y dos diputados y diputadas han decidido no apoyar al gobierno de la izquierda en su intento de evitar el riesgo de una quiebra. Para el primer ministro y para el gobierno la prioridad fundamental consiste en aplicar el acuerdo de aquí en adelante.» (Redacción de A l’encontre. «Las manifestaciones de Antonis Ntavanellos, miembro de la dirección de Syriza y portavoz de DEA, que publicamos a continuación están recogidas antes del voto en el Parlamento»).]
Para comprender la situación actual, hay que referirse al acuerdo entre la dirección de Syriza, dirigido por Alexis Tsipras y los acreedores. Creo que Tsipras ha sido víctima de una trampa que, a lo largo de las últimas negociaciones en Bruselas, se ha ido cerrando en torno suyo. La situación actual es el resultado de todos los compromisos que ha ido adquiriendo a lo largo de los cinco meses de gobierno. Entiendo por ello, todo lo que ha hecho -y lo que no ha hecho- en lo que se refiere al sistema bancario, al control de capitales y a las privatizaciones. Esos compromisos han jugado un papel importante como obstáculos a la posibilidad de construir una alternativa real. El gobierno jamás ha prestado atención a las propuestas de la izquierda de Syriza (de la Plataforma de izquierda, compuesta por la Corriente de Izquierda y Red Network), a pesar del eco que las mismas tenían en el seno de Syriza y cuya muestra más palpable es la declaración de los 109 miembros del Comité Central (ver: http://www.vientosur.info/spip.php?article10304).
A partir del acuerdo del 20 de febrero, el gobierno puso en pie medidas que han demostrado ser un verdadero suicidio político. Reembolsó puntualmente la deuda, hasta el punto de no poder pagar ni al funcionariado ni a las y los pensionistas. En ese momento, los acreedores comprendieron la debilidad del gobierno y lanzaron su contra-ataque, yendo mucho más allá en sus presiones iniciales y organizando el chantaje con el objetivo de derrocar el gobierno a corto o medio plazo. El acuerdo impuesto por los acreedores es muy duro y representa un nuevo memorándum, el tercero, que incluye mecanismos inmediatos de control y supervisión por parte de los acreedores. Evidentemente no se puede aceptar. Tsipras decidió firmarlo [el 13 de julio] porque jamás se comprometió en la menor política de confrontación efectiva con los acreedores, con lo que ello implicaría de prepararse social y políticamente; no sólo económicamente.
Nos encontramos a las puertas de un nuevo período político. Al no poder contar ya con el apoyo de Syriza (que dispone de 149 escaños y precisa de los 12 de ANEL para asegurarse la mayoría) Tsipras se ha tenido que apoyar en los partidos de la burguesía. En lo inmediato, el primer paso (tras la votación habida en el Parlamento la madrugada del 16) será una remodelación gubernamental. Esto abre la posibilidad de que sea nombrado un gobierno «técnico» con la única función de aplicar con decisión el memorándum, es decir, las leyes que lo desarrollan, que son muchas y que deben ser sometidas al Parlamento. A este gobierno le podría seguir otro de unidad nacional con la participación de los partidos burgueses (To Potami, Pasok, ND, etc.). La dimisión de Samaras tras el referéndum del 5 de julio facilita este proceso. El campo de la burguesía podría agruparse en torno a la figura de Theodora (Dora) Bakoyanni/1, que aún siendo muy liberal y reaccionaria, tiene la inteligencia suficiente como para dejar abierta la puerta a la discusión con la «izquierda».
En este contexto, lo más importante es que la resistencia [al acuerdo] se haya expresado en el seno de Syriza desde el primer día. Siempre hemos dicho que Syriza es un partido anti-austeridad y que no es posible ni fácil transformarlo en un partido de austeridad. La situación interna en Syriza se ha convertido en muy tensa tras el anuncio del último memorándum. Los primeros rechazos fueron de las y los parlamentarios de izquierda que votaron o bien NO o «Presente» o que no participaron en el voto el 11 de julio de 2015. Eso no fue más que el principio. Actualmente, ante la votación que va a desarrollarse en el Parlamento, todo indica que más de 30 diputados y diputadas de Syriza van a votar NO.
Ahora bien, esto no representa mas que la punta del iceberg. La discusión está abierta en todas las instancias regionales y locales de Syriza. Las secciones de Atenas o Tesalónica -las dos más grandes- ya se han expresado contra el acuerdo, al igual que la corriente sindical animada por Syriza. Es significativo que esta última se encuentre en el origen de la jornada de huelga que se ha desarrollado en el sector público ante el voto en el Parlamento.
Los acontecimientos actuales se desarrollan a un ritmo vertiginoso y en la sociedad reina la confusión. La mayoría de trabajadores y de las fuerzas populares se comprometieron en la batalla del referéndum apoyando a Syriza y a Tsipras. Hay que decir que actualmente Tsipras es muy popular (un sondeo el martes 14 de julio le otorgaba un apoyo del 68 %). No es fácil cambiar esta situación en unas pocas semanas. Los trabajadores y trabajadoras y las fuerzas populares en Grecia tienen experiencia práctica en torno a las políticas neoliberales y son capaces de reconocer una política neoliberal, incluso cuando los textos son muy sofisticados.
Creo que la sociedad está bajo un shock. Los trabajadores y trabajadoras comprenden los peligros del último memorándum. Por eso ha sido muy importante que el sindicato de la función pública (Adedy) haya reaccionado con rapidez organizando la primera huelga antes incluso de que se de el voto en el parlamento. Lo importante en esta huelga no es su éxito, sino que se haya llevado a cabo. Porque es de ese modo como el factor de la resistencia obrera y popular puede intervenir en el debate en el seno de la izquierda. Nadie puede escapar al hecho de que la entrada en vigor de este memorándum suponga un enfrentamiento con los trabajadores y trabajadoras, con el proletariado. Serás muchos en Syriza quienes elegirán estar del lado de los obreros y de las clases populares.
Ayer 109 miembros de los 201 del Comité central de Syriza suscribieron una declaración que se oponía al acuerdo y exigía que el Comité central fuese convocado para que se pronunciara sobre el mismo. No lo firmaron solo los componentes de las corrientes revolucionarias. Entre quienes lo firmaron están: la Plataforma de izquierda, el llamado grupo de los 53 que apoya a Tsipras y varios intelectuales independientes. El texto afirma también que la unidad de Syriza no puede garantizarse mas que en base a las decisiones políticas, programáticas y estratégicas del Congreso.
Esta declaración deja atrás el debate puesto lanzado en las televisiones privadas por miembros de la mayoría presidencial, en torno a la pertinencia de sancionar a las y los diputados que se oponen a este tercer memorándum. Así pues, estamos confrontados a un crisis abierta de la que nadie puede pronosticar su futuro. Si es necesario adoptar medidas disciplinarias, no está claro quién se vería concernido por ello: ¿las y los diputados que se oponen al memorándum o Tsipras que lo ha firmado? Es importante señalar que el lunes próximo (20 de julio) Red Network organiza un importante mitin en un polideportivo en Atenas para discutir sobre la situación actual. Esperamos que acuda mucha gente.
Para nuestros camaradas internacionales es difícil comprender el desarrollo de la situación en Grecia y aceptar que un gobierno de Syriza firma un nuevo memorándum. Al igual que la existencia de corrientes de izquierda en Syriza que luchan y continuarán luchando sin aceptar nunca un nuevo memorándum. Es significativo que el mismo día del voto en el Parlamento, la prensa burguesa se manifestara, por primera vez, de forma amistosa con Tsipras, apoyándole claramente contra la izquierda de Syriza. La burguesía comprende que sus verdaderos enemigos se encuentran en la Plataforma de izquierda.
Desde el principio, hicimos un llamamiento al resto de organizaciones de la izquierda radical que no está en Syriza para constituir un frente común contra la burguesía. La Plataforma de izquierda siempre ha afirmado que para Syriza la única alianza política posible es con los partidos y organizaciones de izquierda, en la tradición del frente único obrero. Jamás hemos aceptado las alianzas establecidas por Tsipras con partidos burgueses como el de Griegos Independientes (ANEL).
En nuestros llamamientos a la resistencia contra el nuevo memorándum nos dirigimos a los camaradas menos sectarios, como los de Antarsya, así como a los militantes del Partido Comunista (KKE) en desacuerdo con su dirección. La situación ha cambiado considerablemente estos últimos días. Muchos camaradas de otras tendencias se manifiestan dispuestos a trabajar con nosotros en este nuevo periodo. No estamos mas que al comienzo de un nuevo proceso de reorganización de la izquierda radical cuyos perfiles están lejos de estar definidos.
De los últimos intercambios que hemos tenido con los otros componentes emerge la necesidad de profundizar en la colaboración sobre una base más seria en los próximos meses. Numerosos militantes han comprendido que en Syriza existe una izquierda radical seria. Es necesario comprender que nosotros ya habíamos reflexionado y nos habíamos preparado sobre lo que implica para las organizaciones revolucionarias estar en los grandes partidos de izquierda que acceden al gobierno. Las experiencias históricas en otros países, de Brasil a Italia, nos han ayudado a la hora de buscar cómo evitar los obstáculos a los que se han enfrentado. Es por ello que hemos reaccionado con rapidez para organizar una política de resistencia.
El texto firmado por 109 miembros del Comité central representa un punto de partida para permitir la recomposición de la izquierda radical. Se trata del inicio de una corriente de resistencia que dentro de poco se verá obligada a dar respuestas políticas. No hay que descartar que tras el voto del 16 de julio, los componentes de la izquierda de Syriza opuestos al acuerdo representen, de hecho y a su manera, la tercera fuerza política en el Parlamento. Esto es una muestra de lo que puede pasar, más allá de la situación muy difícil de confrontación entre las clases y fracciones de clase.
Notas:
1/ Dora Bojayanni es la hija del antiguo primer ministro Constantinos Mitsotakis. De 1990 a 1993 desempeño el cargo de Ministra de la cultura en el gobierno de su pare. Fue elegida parlamentaria, en principio en una circunscripción controlada de la Grecia central; después, en 1996, en Atenas donde también alcanzó la alcaldía entre enero de 2003 y febrero de 2006 (fue elegida con el 60 % de los sufragios); es decir, durante los juegos olímpicos de 2004. Después fue Ministra de Asuntos Extranjeros con Nueva Democracia, hasta 2009 en la ND pierde las elecciones frente al Pasok cuyo líder fue Georgios Papandreu que ligró 43,92 % de los votos. En esas elecciones el resultado de Syriza fue de 4,6 %. En 2009, tras la dimisión de Kostas Karamanlis, se presenta para dirigir ND pero es batida por Antonis Samaras. Puso en pie una especie de thin tank, un laboratorio de ideas (Fórum por Grecia) y se lanzó a la construcción de la Alianza democrática antes de volver a Nueva Democracia. (Redaccion de À l’encontre)