Mañana arranca el debate sobre la reforma del sistema federal de Alemania. Un sistema que bebe de las fuentes de su historia, antigua y reciente, del país y que confiere alto grado de autogobierno a los «länder». El Gobierno central aspira a superar los escollosen educación y competencias, que han hecho fracasar todos los intentos […]
Mañana arranca el debate sobre la reforma del sistema federal de Alemania. Un sistema que bebe de las fuentes de su historia, antigua y reciente, del país y que confiere alto grado de autogobierno a los «länder». El Gobierno central aspira a superar los escollosen educación y competencias, que han hecho fracasar todos los intentos de reforma.
Un proyecto similar de reforma fracasó en noviembre de 2004 cuando la comisión, liderada por el todavía ministro-presidente de Baviera, Edmund Stoiber, y el entonces presidente del SPD, Franz Müntefering, no se pusieron de acuerdo sobre la política de educación y las competencias que deberían corresponder al Gobierno Federal y a los länder. El talón de Aquiles de la reforma se halla justamente en el sistema federal y su historia. En 1949 nació en las zonas de ocupación occidentales la República Federal de Alemania (RFA), surgida de los länder anteriormente creados. Cada land constituye un estado basado en una constitución, aprobada en referéndum. Por ello cada estado federal dispone de un parlamento, gobierno y de un sistema judicial que incluye un Tribunal Constitucional propio. No han llegado a poseer ejército propio, pero sí cuerpos policiales autónomos que hasta hace poco llevaban todos el mismo uniforme y sólo se distinguían por el escudo del land que llevaban en el brazo. Después de la «adhesión» de la República Democrática Alemana (RDA) al territorio y a la constitución (provisional) de la RFA el 3 de octubre de 1990, en el este nacieron cuatro estados federales más. A pesar de este cambio histórico, la dominante casta política occidental evitó tanto el debate sobre una nueva constitución como también someter la vigente a votación popular. La denominada «Ley Fundamental» sigue siendo una carta magna aprobada en 1949 por un grupo de parlamentarios que optaron por esta forma provisional porque los ciudadanos de la zona de ocupación soviética no iban a participar en este proyecto político. En este fondo histórico se explica por qué el Ejecutivo liderado por el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder evitó en 2005 que la Constitución de la UE fuera sometida a referéndum en Alemania. LEYES COMUNITARIAS Una característica de la política federal ha sido siempre la de utilizar la fuerte presencia del Ejecutivo alemán en Bruselas para propulsar aquellos proyectos por la via comunitaria que en Alemania resultarían difíciles de poner en marcha debido a la resistencia de los länder, muy suyos a la hora de ceder competencias a la Federación o a la UE. El alto grado de autogobierno de los estados federales se evidencia en que tanto en Berlín como también en Bruselas cuentan con sus propias representaciones, las denominadas sedes. Cada land cuenta con un ministerio que se ocupa de «Asuntos Europeos». De ahí se explican por ejemplo las excelentes relaciones que Renania del Norte Westfalia mantiene con Catalunya. Con la presente reforma, la Federación quiere cambiar algunos aspectos del artículo 23 de la Ley Fundamental para agilizar las negociación de determinadas leyes a nivel comunitario y su aplicación en Alemania para evitar que cada proyecto tenga que ser debatido con los 16 länder. El siguiente objetivo del Gobierno de Angela Merkel psa por reducir el número de leyes que necesitan la aprobación obligatoria del Bundesrat. Cámara Alta). Otro punto clave va a ser la financiación y el sistema de subsidios. Una corriente neoliberal aboga por la competición entre los 16 länder, mientras los críticos preguntan cómo, por ejemplo, un estado ciudad como Hamburgo va a poder competir con Renania del Norte Westfalia, el más poblado de Alemania. El denominador común de los estados federales es que todos quieren hacerse con el control completo del sistema educativo. Este plan choca con el interés de Berlín de introducir estándares nacionales para poder comparar la eficiencia de cada sistema educativo tanto a nivel federal como internacional. A cambio, no gusta a los länder la idea de que el Ejecutivo Federal quiera que cada uno de ellos participe en sufragar las multas de la UE a Alemania por no respetar el pacto de estabilidad. Sobre la mesa está asimismo el debate sobre el reparto de competencias en materias de seguridad. Sólo el Gobierno central cuenta con cuerpos militares y de protección aptos para luchar contra amenazas biológicas como la gripe aviar. Este y más detalles, que afectarán a una veintena de artículos de la Constitución, se debatirán a partir de mañana, con reuniones cruzadas entre el Gobierno de coalición (CDU/CSU-SPD, los ministros-presidentes de los lander y los grupos parlamentarios. Y el clima se calienta a medida que llega la hora. El SPD insiste en «la necesidad de hacer correciones» al sistema federal, mientras que desde la CDU no faltan voces que alertan de que una excesiva ambición podría derivar en un fracaso total del proyecto de reforma. –