Vox encabeza la lista de los partidos más proisraelíes de la Eurocámara, según un informe de la Coalición Europea por Israel. Los partidos de izquierda son señalados como los más críticos, liderados por Independientes por el Cambio, de Irlanda.
La visita de Santiago Abascal a Tel Aviv y su fotografía con Netanyahu, tan solo dos días después de una nueva masacre del ejército israelí en Rafah, escenificaba lo que ya estaba sucediendo en Bruselas desde hacía años. Las extremas derechas se han convertido en las principales aliadas de Israel en el Parlamento Europeo. Así consta y así se reivindica en el último informe de la Coalición Europea por Israel (ECI, por sus siglas en inglés), presentado el pasado mes de abril para exponer el respaldo de los diferentes partidos a las políticas israelíes de cara a los comicios del próximo 9 de junio. Las diferentes izquierdas son, según esta clasificación, las que menos respaldo han mostrado a Israel en la última legislatura europea.
Este informe muestra, a modo de clasificación, que los 10 partidos del Europarlamento más afines a Israel pertenecen, todos ellos, a los dos grupos de la extrema derecha. El principal apoyo es el del grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR), donde están Giorgia Meloni y Vox, entre otros. En esa familia se ubican ocho de los 10 partidos más proisraelíes. El grupo es aliado explícito del Likud, el partido del primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Los otros dos restantes, La Liga del italiano Matteo Salvini y el Partido Popular Conservador de Estonia, pertenecen al grupo Identidad y Democracia (ID), donde se ubican también el partido de Marine Le Pen y, hasta hace poco, Alternativa por Alemania (AfD). Los extremistas alemanes fueron expulsados recientemente tras las declaraciones de Maximilian Krah, su cabeza de lista, blanqueando a los escuadrones nazis de las SS.
Vox es, de todos los partidos de la Eurocámara, el que obtiene una mejor puntuación por su apoyo a Israel, seguido por el Foro Cívico de Chequia, los Demócratas Suecos y el Partido Reformado de los Países Bajos. La clasificación se realiza, tal y como explica el propio informe, de acuerdo con sus votaciones en la Eurocámara, que implican de una u otra manera la defensa de Israel y de sus intereses.
Esta coalición ha agradecido también públicamente al presidente saliente y al vicepresidente de la delegación del Parlamento Europeo en Israel, Antonio López-Istúriz White (del Partido Popular Europeo) y Bert-Jan Ruissen (ECR), respectivamente, por haber sido «defensores constantes de Israel durante todo el mandato de cinco años».
La ECI, autora de este informe, fue creada en 2003 y se reivindica como «un movimiento de base único que busca promover mejores relaciones entre Europa e Israel a través de la promoción y la educación». Es uno de tantos lobbies que trabajan en Bruselas para influir en la política europea de acuerdo con sus intereses. En su página web se define como la «coalición de todos los otros», es decir, de los gentiles que se sienten «en la obligación» de apoyar al pueblo judío y al Estado de Israel. Para más señas, una «coalición de organizaciones cristianas, movimientos de base e iglesias de diferentes culturas y orígenes cristianos, que representan todo el espectro de expresión cristiana: protestante, católica, evangélica, ortodoxa». La organización publica periódicamente varios informes que hace llegar a los diferentes grupos políticos del Parlamento Europeo y organizan conferencias y actividades con el objetivo de reforzar o establecer alianzas.
«La historia del establecimiento del Estado de Israel y la Unión Europea están estrechamente entrelazadas, ambas precedidas por las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial», dicen en su web. Casualmente, quienes hoy más defienden a Israel en la UE son los que se podrían considerar herederos ideológicos de los artífices de aquellas atrocidades a las que hacen referencia.
Contradicciones históricas
En el caso particular de España, Santiago Abascal se remonta más atrás en el tiempo y no ha ocultado nunca su admiración por la reina Isabel La Católica, responsable principal de la expulsión de los judíos de nuestro país. Algunos de los miembros de su formación, además, han estado vinculados a Falange, partido que creó la División Azul para luchar codo con codo junto a los nazis en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de todo, Amichai Chikli, ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel, no tuvo reparos en participar en la última convención de Vox en Madrid. Al lado, además, de Marine Le Pen, hija y heredera política de un conocido (y condenado) negacionista del Holocausto.
El apoyo al Estado de Israel parece haberse convertido en munición para la batalla cultural de la extrema derecha. Uno de los hitos de esta particular contienda fue el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de Donald Trump y el posterior traslado allí de la embajada estadounidense. El neerlandés Geert Wilders, líder del Partido de la Libertad (que está afiliado en el Parlamento Europeo al grupo Identidad y Democracia), ha emulado a Trump y ha incluido el traslado de la embajada de su país a Jerusalén en el acuerdo para formar un gobierno de coalición. Su decisión transgrede la política oficial de Bruselas, por la cual el estatus de Jerusalén debe ser negociado y consensuado por los países miembros (algunos de los cuales, como España, apuestan por Jerusalén Este como capital del Estado palestino).
Las contradicciones continúan cuando la ECI hace referencia a la ONU y a su misión de extender la paz por todo el mundo, misión que dice compartir. Esta coalición proisraelí hace bandera del versículo del libro de Isaías que dice: «Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra». Y añaden: «La visión de la ECI se puede resumir en esta cita que se encuentra en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York». Esta referencia chirría ahora, más que nunca, mientras se suceden las matanzas perpetradas por el Ejército de Israel en Gaza y los ataques de su gobierno a la ONU. Han llegado a acusar a su secretario general, António Guterres, de respaldar «el secuestro de niños y la violación de mujeres». A la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados de Palestina, la vinculan con el terrorismo de Hamás.
Más allá de los intereses particulares de Abascal por hacerse una foto con Netanyahu a pocos días de las elecciones europeas, esta es la segunda vez que el líder ultraderechista español visita Israel tras los atentados del 7 de octubre. Desde entonces, otros líderes de la extrema derecha europea han visitado el país para mostrar su apoyo al gobierno de Netanyahu.
La alianza de las extremas derechas y de los movimientos cristianos radicales con Israel no es solo un fenómeno europeo. Muchas comunidades evangelistas en el continente americano son fervientes defensoras de Israel y del sionismo. Y los principales líderes americanos, como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Javier Milei, Nayib Bukele o Álvaro Uribe, han mostrado abiertamente su apoyo a Netanyahu en esta nueva operación del ejército israelí que se ha cobrado la vida de más de 36.000 personas desde el pasado mes de octubre.