Alemania, ausente por crisis; la UE, paralizada por incapacidad de dar respuesta a las enmiendas que pide la globalización -y que anglosajones, chinos, rusos y hasta saudíes ya apuntan-, y Francia, sin la menor oportunidad de aprovecharse de ello para adquirir algún protagonismo. ¿Cómo explicar eso teniendo en cuenta que es el propio Superman quien […]
Alemania, ausente por crisis; la UE, paralizada por incapacidad de dar respuesta a las enmiendas que pide la globalización -y que anglosajones, chinos, rusos y hasta saudíes ya apuntan-, y Francia, sin la menor oportunidad de aprovecharse de ello para adquirir algún protagonismo. ¿Cómo explicar eso teniendo en cuenta que es el propio Superman quien preside la segunda potencia europea?
¿No era Emmanuel Macron la nueva gran esperanza continental? Si era así, ¿por qué Francia no ha obtenido beneficio, ni adquirido protagonismo alguno, de las largas vacaciones alemanas que comenzaron en septiembre? La respuesta es muy sencilla: la política de Macron se basa en la esperanza de revivir algo que no existe y que se llama pareja franco-alemana.