Manuel Carvalho da Silva tiene la sonrisa fácil, a pesar de las tensiones. Dirige la poderosa confederación portuguesa, la CGTP-IN, el sindicalista ha entablado un pulso con el gobierno socialista de José Sócrates. «nuestro misión como central sindical es saber interpretar los sentimientos de contestación y de indignación, declaraba recientemente a l´Humanité. Es necesario que […]
Manuel Carvalho da Silva tiene la sonrisa fácil, a pesar de las tensiones. Dirige la poderosa confederación portuguesa, la CGTP-IN, el sindicalista ha entablado un pulso con el gobierno socialista de José Sócrates. «nuestro misión como central sindical es saber interpretar los sentimientos de contestación y de indignación, declaraba recientemente a l´Humanité. Es necesario que los trabajadores y los más desfavorecidos no sucumban a la idea de que la crisis y las medidas anunciadas por el gobierno, profundamente injustas y de una enorme violencia, son inevitables.» Estos últimos meses, no menos de cuatro paquetes de legislación antisocial han sido aprobados por el ejecutivo, para, según el gobierno, reducir el déficit público al 4,6% del PIB. Congelación de salarios y reducción de efectivos en la administración, estancamiento de las pensiones, supresión de ayudas sociales, subida el IVA… los duros recortes se suceden de tal forma que según un sondeo reciente, una mayoría de portugueses considera que las condiciones de vida son peores que las que había antes de la revolución de los claveles, es decir, bajo la dictadura de Salazar. » Estamos en una situación que se puede calificar de histórica : por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes no tienen perspectivas, sus condiciones de vida serán peores que las de sus padres «, denuncia Carvalho da Silva, secretario general desde 1999. Y los indicadores socioeconómicos que están ya en números rojos siguen empeorando.
Después de Grecia y de Irlanda, Portugal podría tener que someterse a los dictados del fondo europeo de estabilidad financiera. José Sócrates rechaza poner a Portugal bajo tutela internacional, cuando el país ya está sometido a políticas de gran austeridad. Pero los tipos de interés que Lisboa tiene que pagar por sus préstamos son, desde el miércoles (9 de marzo), insostenibles. Con un tipo de interés record de más del 7,5%, el margen de maniobra llega a ser inexistente. Además, el país debe reembolsar 20 mil millones de euros de deuda sólo en 2011. «Portugal está en emergencia económica y financiera», insistía el miércoles el presidente Cavaco Silva. La cumbre del Eurogrupo, que se reúne hoy en Bruselas (11 de marzo), ¿decidirá el destino de Portugal ? «El gobierno socialista de José Sócrates tiene que rechazar el chantaje de los usureros internacionales y sus recetas hechas de sacrificios» opina Manuel Carvalho da Silva. Porque, insiste, «Hay dos pesos, dos medidas. Los más pobres pagan la factura más elevada y los más ricos hacen a penas contribuciones simbólicas. Hay que hacer un cambio a fondo, penalizando las grandes fortunas y la evasión fiscal.» En septiembre, la huelga general, a iniciativa del sindicato, fue seguida por tres millones de trabajadores del sector público y del sector privado (sobre una población activa de 3,7 millones). El 19 de marzo, la CGTP llama a una nueva manifestación nacional, convencida de que la salvación del país, y de su economía, pasa por la creación de empleos y de mejores salarios. Una resistencia combativa en el día a día.
Traducido por J.A. Pina
Fuente: http://www.humanite-en-espanol.com/spip.php?article891