2 de enero. Mientras Italia está ya venga con el bunga bunga, en la página 40 del periódico Il Mattino de Nápoles aparece un artículo de la periodista Rosaria Capacchione, que vive bajo escolta desde hace años. En él la valiente periodista escribe que, según fuentes reservadas, en plena emergencia basura en 2007 se celebró […]
2 de enero. Mientras Italia está ya venga con el bunga bunga, en la página 40 del periódico Il Mattino de Nápoles aparece un artículo de la periodista Rosaria Capacchione, que vive bajo escolta desde hace años. En él la valiente periodista escribe que, según fuentes reservadas, en plena emergencia basura en 2007 se celebró una reunión en la que participaron Michele Zagaria, capo del clan de los casaleses, un miembro de los servicios secretos italianos y un delegado del Comité extraordinario para la gestión de residuos. En sucesivos artículos, Rosaria Capacchione ha dado más detalles del probable entrelazamiento entre Estado y Camorra al informar sobre terrenos que el Estado pagó a los casaleses 20 veces más de su valor y sobre empresas que representan intereses de los casaleses en la lista de los proveedores del Comité extraordinario para la emergencia residuos.
De estas acusaciones gravísimas sobre una negociación entre Estado y Camorra sólo se hicieron eco poquísimos medios nacionales, extranjeros no digamos. El periódico Terra aumentó la dosis de sospecha y afirmó que la Camorra se infiltró en los cargos de control del Comité extraordinario para la emergencia residuos basándose en un documento reservado de 31 páginas escrito por los magistrados antimafia de Nápoles Roberti, Cantone y Ribeira. En un programa del grupo de periodismo investigativo de Rainews 24, se explica cómo ha sido posible que Estado y Camorra gestionen conjuntamente la basura. Antes del comienzo de la emergencia hace 17 años el viejo sistema de gestión tenía una estructura triangular: Camorra, empresa, Estado. Sin embargo, desde que el Estado decretó el estado de emergencia y se hizo con las riendas del negocio, ese triángulo adquirió forma circular: el empresario puede ser camorrista, el camorrista empresario y ambas figuras pueden ocupar cargos institucionales debido a una convergencia de intereses: el camorrista consigue inmunidad, el Estado orden público y florece un sistema industrial criminal, pero muy rentable basado en el transporte de residuos, la construcción de incineradores y la gestión de vertederos. Aunque no sea noticia, vuelve la emergencia basura: el 8 de febrero había
2.000 toneladas de basura acumulada en el centro de Nápoles más otras 8.000 toneladas por toda la provincia. Otro excelente programa de la RAI, Presadiretta, mostraba que crece el número de leucemas, malformaciones de fetos, cardiopatologías en las proximidades de los vertederos, pero tampoco esto es noticia.
Que Camorra y Estado se sienten a negociar no ha levantado clamor alguno en Italia debido a que hoy se vive una batalla más cruda en Italia: populistas mediáticos contra republicanos. Umberto Eco explicaba que el populismo mediático consiste en la instauración de un régimen basado en una relación directa entre «condottiero» y «pueblo» a través de los medios de comunicación sin contrapeso que valga: ni Parlamento, ni Constitución, ni oposición. Cavaliere y pueblo, pueblo y Cavaliere, y a su alrededor, el vacío, tabula rasa. Si alguien se interpone, son «vanguardias revolucionarias», se trata de un «golpe moral», de «subversión», de métodos propios de la RDA como en la película «La vida de los otros». Lo dijo el Presidente del Consejo de Ministros italiano en una entrevista que publicó en primera plana el periódico Il Foglio y que se titulaba «Por qué ataco a los fiscales».
Tres noticias de estos días ilustran el desierto institucional que produce el populismo mediático. Primera: El Parlamento ha producido una ley en 44 días, y no consistió más que en la ratificación de un decreto aprobado por el gobierno el pasado mes de noviembre, precisamente sobre residuos en la región Campania. Segunda: 315 diputados votaron por unanimidad a favor de la tesis de que cuando Berlusconi el pasado 27 de mayo a una comisaría milanesa para interceder a favor de la liberación de «Ruby Robacorazones» lo hizo movido por su convicción de que la joven era la sobrina de Mubarak y para evitar así un incidente internacional. Tercera: se pretende modificar el artículo 41 de la Constitución, referido a la libertad de empresa y sus límites. Nunca antes se había intentado modificar la primera parte de la Constitución, único oasis de civilización en el desierto populista, razón que explica el rumbo político que se ha visto obligado a tomar el poder judicial. Licuada la oposición, lo único sólido que queda de la República es la Ley y sus representantes. El Ministro de Justicia anunció ayer en Consejo de Ministros una reforma de la justicia que prevé la inmunidad parlamentaria y la imposibilidad de publicar escuchas telefónicas.
A mayor debilidad del líder populista, mayor intensidad del régimen. El Presidente del Consejo de Ministros italiano alcanzó el pasado mes de enero con motivo del caso Ruby su récord mensual de presencia televisiva: 160 minutos. En los telediarios de los últimos 10 años su presencia suma 10.260 minutos. Sumando todos los líderes de izquierda se llega a un tercio de las cifras de Berlusconi. Parece cumplirse la profecía del final de la película El Caimán de Nanni Moretti, censurada la semana pasada en RAI, que había pagado 1,5 millones de euros para pasarla por la televisión hace varios años pero aún no la ha proyectado. En ese final, los seguidores de El Caimán lanzan un cóctel molotov al Tribunal de Justicia donde acaba de ser condenado su líder. En efecto, la semana pasada Daniela Santanché, Sottosecretaria de un ministerio, se manifestó ante el Tribunal de Justicia de Milán, de donde partía la acusación contra el Presidente del Consejo de Ministros italiano por el caso Ruby. El proprio Presidente del Consejo de Ministros amenazó con demandar al Estado ante el Tribunal de Estrasburgo. Nanni Moretti resumió bien la situación la semana pasada: «Entiendo que pueda resultar aburrido llevar repitiéndolo 17 años, pero el problema es el control televisivo. Será aburrido, obvio, banal y ordinario repetirlo, repetirlo y volverlo a repetir durante 17 años, pero no es ordinario decirlo. Lo ordinario es la realidad italiana» (Il Manifesto, 11-2-2011, p. 7).
Los republicanos tienen claro que la oposición debería unirse para acabar con el populismo mediático, aunque no convence mucho que el motivo que empuja a los ciudadanos sea el qué dirán en el extranjero. Sería fácil que todos los partidos de la oposición concordaran en tres puntos: la necesidad de una ley que acabe con el conflicto de intereses, la urgencia de una ley electoral que acabe con el premio de mayoría que concede a un partido con sólo un 12% un poder enorme por ser el mayoritario en la coalición más votada, y la lucha -de palabra al menos- contra la corrupción y las mafias. Sin embargo, los políticos que representan a los republicanos están tan contagiados de populismo que razonan como tales. Fini, Vendola, D’Alema, Casini, Di Pietro, Bersani, Bindi: todos se devanan los sesos intentando encontrar al líder de la Sagrada Alianza republicana. Pero nada resulta más populista que la prioridad del líder sobre las ideas.
El enfrentamiento entre populistas y republicanos tiende a aumentar. Los primeros tratan sin duda de arrasar con toda estructura institucional o mediática que perturbe el idilio entre el «condottiero» y el «pueblo»; los segundos seguirán peleando en las plazas para defender su dignidad y su gloriosa Constitución. Todo ello ocurre el año en que se celebra el 150º aniversario de la unidad de Italia, mientras la Liga Norte, que forma parte del gobierno, vota en Consejo de Ministros en contra de que el día 17 de marzo sea festivo.
Grande es, pues, la confusión nacional. Muy serio el peligro que corre la República italiana. Anteayer La Repubblica y L’Espresso comenzaron a publicar cables de Wikileaks sobre Italia, que bien poco revelan: tal vez dejan más en entredicho al «centroizquierda» servil a los intereses estadounidenses que al propio Berlusconi, tildado de cómico, cuando sabemos que su figura tras la máscara no es sino trágica.
Próximos episodios: 1 de marzo, manifestación del movimiento Uniti contro la crisi; 8 de marzo, movilización permanente de las mujeres italianas; 17 de marzo, manifestación por la Constitución en el aniversario de la Unidad de Italia; 6 de abril, primera vista del caso Ruby.
Después de ello, o tal vez antes, alguien debería preocuparse por esa presunta negociación entre Estado y Camorra. Altro che bunga bunga.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.