Este domingo 24 de septiembre se han celebrado las elecciones parlamentarías en Alemania. Una cita clave en el escenario político europeo, donde Ángela Merkel ha reeditado victoria y la ultraderecha entra como tercera fuerza. Hundimiento del bipartidismo Según los datos de la Oficina electoral federal, la participación se elevó hasta los 76,2%, frente al 71,5% […]
Este domingo 24 de septiembre se han celebrado las elecciones parlamentarías en Alemania. Una cita clave en el escenario político europeo, donde Ángela Merkel ha reeditado victoria y la ultraderecha entra como tercera fuerza.
Hundimiento del bipartidismo
Según los datos de la Oficina electoral federal, la participación se elevó hasta los 76,2%, frente al 71,5% del 2013. Con estos resultados, el bipartidismo alemán ha perdido alrededor de un 14% de sus apoyos respecto a la suma del 67% de los votos en las anteriores elecciones. El peor resultado para los dos grandes partidos del país desde hace décadas. Una caída en votos de la Unión cristianodemócrata (CDU/CSU) y de los socialistas del SPD que ha beneficiado a los ultraliberales y a la extrema derecha. En este sentido, la CDU ha ganado las elecciones con un 33% de los votos, a pesar de haber sufrido una gran caída respecto a los anteriores comicios donde obtuvo un 41,5%. Ángela Merkel tendrá que negociar un nuevo gobierno de coalición para comenzar su cuarto mandato al frente del país central de la Unión Europea. Por su parte, el partido socialista (SPD) de Martin Schulz ha obtenido el peor resultado de su historia, con un 20,5% de los votos. Las sucesivas elecciones presagiaban el desastre socialista confirmado en estos comicios. Deshinchada la burbuja del «efecto Schulz», estos resultados de los socialistas alemanes son un ejemplo más de la profunda crisis de la socialdemocracia europea, confirmando su falta de proyecto alternativo a la austeridad de la Troika.
La extrema derecha en auge
La fuerte entrada en el Bundestag de los populistas xenófobos de Alternativa por Alemania (AfD en sus siglas en alemán) la han situado como tercera fuerza (12’7%), por delante de los ultraliberales (10’7%) del FDP, de la izquierda de Die Linke (9’2%) y de los Verdes (8’9%). Un vertiginoso ascenso de la extrema derecha que con un 4,7% de los votos en el 2013 se quedó fuera del Bundestag al no alcanzar, por tres décimas, el umbral del 5% y que, en estas elecciones, casi ha triplicado. Una extrema derecha que es la vencedora moral de esta cita electoral, volviendo a tener representación parlamentaria después de siete décadas de ostracismo. AfD se ha convertido en el primer partido de ultraderecha que accede al Parlamento alemán desde el fin del nazismo. Una recomposición y tendencia al alza de la extrema derecha en toda Europa que está recogiendo un alto porcentaje del voto de protesta, y anti-establishment, de las clases populares y trabajadoras. Un toque de atención a analizar desde la izquierda, para articular –de forma urgente– alternativas desde abajo favorables a la justicia social. Candidaturas que interpelen a las mayorías que están sufriendo las políticas austeritarias. En este sentido, Die Linke y los Verdes obtienen un ligero ascenso respecto a las elecciones de 2013.
Nuevo gobierno de Merkel
Con estos resultados, un gobierno de mayoría parlamentaria exigiría una reedición de la Gran Coalición entre conservadores y socialdemócratas, también conocida como el «Gran centro neoliberal» o «el extremo Centro», que encabezaba Merkel en la pasada legislatura. No obstante, no parece que se pueda reeditar esta opción, después de las declaraciones de Schulz, ex-presidente del Parlamento Europeo, donde asegura que el SPD volverá a la oposición para evitar así que la ultraderecha la lidere. La otra posibilidad es la conformación de un tripartito entre los conservadores, los liberales y los verdes. Una alianza inédita a nivel federal y con unas difíciles negociaciones por las diferencias programáticas entre los partidos. No obstante, no hay más opciones ya que nadie cuenta con la ultraderecha de AfD y, la suma «de izquierdas» entre el SPD, Die Linke y los Verdes es insuficiente para explorarla como alternativa.
Un nuevo mandato de Merkel que se concretará en una continuación de la línea de gobernanza europea marcada por las políticas de austeridad, y en un giro más a la derecha de su próximo gobierno como consecuencia de la entrada de AfD en el Parlamento.
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