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Medio millón de niñas y niños se incorporarán al trabajo infantil con la crisis económica global

Fuentes: SEMlac

Nuevas y pequeñas manos aprenderán a picar piedra, remover basura, acarrear cal, cortar caña o trenzar mechas de pólvora. O, en el peor de los casos, niñas y niños podrían ser explotados sexualmente, sometidos a cuidar a otros pequeños, cavar en las minas o arar la tierra. No se sabe cuál será su destino, lo […]

Nuevas y pequeñas manos aprenderán a picar piedra, remover basura, acarrear cal, cortar caña o trenzar mechas de pólvora. O, en el peor de los casos, niñas y niños podrían ser explotados sexualmente, sometidos a cuidar a otros pequeños, cavar en las minas o arar la tierra.

No se sabe cuál será su destino, lo que si se conoce es que en los próximos años serán nuevos y nuevas niñas los que se incorporarán a la fuerza laboral infantil en Guatemala y América Latina a partir de los nueve años de edad. Y todo ello, por la crisis económica global que ha trastocado a los países de la región.

Al menos así es el panorama que la Organización Internacional del Trabajo prevé, no solo para esta nación, sino para 16 más de América Latina.

Preocupada, pesimista y en la incertidumbre de lo qué le espera a la niñez en el tema laboral, la OIT, en su estudio «Impacto de la crisis económica mundial en el trabajo infantil en América Latina y recomendaciones para su mitigación», indica que se espera un retroceso en los avances logrados en el tema laboral infantil desde hace varios años.

Guillermo Dema, representante regional de ese organismo para América Latina y el Caribe, tiene claro que al menos un nuevo medio millón de niñas y niños de esta área geográfica se incorporarán al trabajo infantil, cuando sus familias pasen a formar parte de los más pobres entre los pobres si los gobiernos no hacen un esfuerzo por mitigar la situación.

De esa infancia, 388.000 son niñas de entre 10 y 17 años de edad que corren riesgo de laborar como domésticas o ser explotadas sexualmente, destaca a SEMlac Karina Javier, representante de la OIT en Guatemala.

Las y los niños entre esas edades serán los más frágiles al trabajo infantil y en labores de mayor riesgo, añade la especialista. Y no descarta a los más pequeños en la nueva fuerza laboral, porque sus manos son las más ágiles para manipular los granos de café, trenzar mechas de pólvora o escarbar entre los desechos.

Guatemala, Honduras, Salvador, México, República Dominicana, Paraguay, Ecuador, Colombia y Perú son los países donde los avances logrados para erradicar las peores formas de trabajo infantil, tendrían un retroceso y eso está a la vuelta de la esquina, asegura el documento de la OIT.

A partir de las proyecciones de crecimiento del PIB para América Latina en 2009, realizadas por la CEPAL y el Fondo Monetario Internacional (FMI), se estima que a los niños, niñas y adolescentes que ya están en el mercado de trabajo en la región, se sumarán entre 287.000 y 502.000 más.

Lilian Money, del Ministerio de Trabajo, dijo a SEMlac que Guatemala tuvo avances significativos en el tema del trabajo infantil, y si algunas de las labores riesgosas no se lograron erradicar, al menos disminuyeron. Pero con la crisis no sólo se espera que reaparezcan, sino también que otros niños y niñas se adhieran, advierte.

Ella se refiere a trabajos como picar piedras hasta desollarse las manos, hurgar entre los basureros bajo riesgo de pincharse con desechos médicos, prestar servicios domésticos trabajando 17 horas diarias y elaborar cohetes exponiéndose a quedar ciegos o a la muerte.

En este país de 14 millones de habitantes, Money señala a SEMlac que la pirotecnia emplea a por lo menos 4.000 niñas y niños que van desde los seis hasta los 17 años de edad y que, a cambio de su trabajo, reciben ropa y calzado, pero no dinero.

El documento «La niñez Guatemalteca en Cifras», del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), refiere que el trabajo doméstico infantil emplea a por lo menos dos millones de niños en América Latina, de los que casi 90 por ciento son niñas.

En Guatemala, la niñez involucrada en trabajo infantil es de 937.530, de esta cantidad, 38.878 laboran en casas particulares, señala Karina Javier a SEMlac, y aclara que la jornada de trabajo de la mayoría es de 16 horas.

Más de la mitad de la niñez trabajadora es indígena, proveniente de hogares conformados por cinco hermanos y cuyos padres ganan un dólar para comer, vestir y movilizarse al día.

Esto ilustra las condiciones familiares de pobreza y extrema pobreza de la población. Guatemala posee seis millones de pobres y un millón en extrema pobreza, de acuerdo con la encuesta Nacional de Condiciones de Vida.

La incorporación al mercado de trabajo de niñas, niños y adolescentes limita su pleno desarrollo y, en muchos casos, de persistir la situación, resultará en la perpetuación de la condición de pobreza, indica Dema.

El documento de la OIT destaca que la incorporación de las y los nuevos niños y niñas al trabajo infantil pondría en riesgo los objetivos de la «Agenda Hemisférica para generar Trabajo Decente 2006-2015», que se propone eliminar las peores formas de trabajo infantil en un plazo de 10 años y eliminarlo en su totalidad en un plazo de 15 años, es decir en 2020.

El gobierno de este país, sin embargo, busca desde hace un año impedir la deserción de la niñez de las aulas a través de su programa de cohesión social denominado Mi familia progresa, que busca apoyar al menos a 400 comunidades pobres del interior del país, otorgándoles transferencias económicas equivalentes a 40 dólares al mes a cambio de enviar a sus hijos a la escuela y sacarlos del trabajo infantil.