La canciller alemana, Angela Merkel, ha impuesto su política a la CDU, que sigue siendo la formación más valorada en Alemania. El declive de su socio liberal la ha convertido en el único punto de referencia para la derecha homologada alemana, pero es también su mayor debilidad. La CDU de Merkel experimenta un ligero auge en los sondeos que la sitúan en el 34 %. Fuera del Hemiciclo le ayuda a Merkel que la coyuntura económica es tal que no sirve de cultivo para un movimiento 15-M.
El ya histórico canciller alemán y presidente de la CDU Helmut Kohl creó el método del «Aussitzen», que se puede traducir como «aguantar sentado». De esta forma logró sobrevivir a más de una crisis política, siempre en combinación con otros instrumentos como por ejemplo saber puentear a sus rivales internos manteniendo un contacto directo con los respectivos comité locales y de zona. Su sucesora al frente del Gobierno alemán y del partido, la actual canciller Angela Merkel, se ha presentado como una alumna fiel a su maestro, al que le debe su carrera política.
Desde principios de año hasta el reciente congreso, que la CDU celebró el lunes y el martes en Leipzig, podía parecer que, después de varias elecciones regionales perdidas, el ocaso de la jefa de Gobierno podía estar cerca. A ello se han sumado los constantes problemas y broncas con su socio, el partido liberal (FDP), que caracterizan la imagen de este bipartito desde que empezó a gobernar en 2009.
Hoy por hoy, parece que Merkel ha superado su crisis interna, por ahora. En el congreso, la CDU ha hecho una vez más gala del estereotipo de que es un partido que prefiere pelearse antes o después de una reunión de este calado, pero nunca durante la misma. Este estilo le diferencia del Partido Socialdemócrata (SPD) y de los Verdes.
Los delegados siguen siendo fieles a esta tradición, causando cierta desilusión entre los grandes medios de comunicación que se habían aventurado a especular con un debate más o menos agrio por el rumbo político que Merkel ha impuesto a su partido. Al final, el influyente diario de la derecha, el «Frankfurter Allgemeine Zeitung», comentó que la CDU es «un partido pacificado».
De hecho, no hubo bronca alguna por el giro de 180 grados que Merkel dio en marzo al decir adiós a la energía nuclear, tan sólo unos pocos meses después de haber prolongado la vida útil de las centrales nucleares. Tampoco hubo mayores problemas por cómo la canciller quiere rescatar al euro. Parece que nadie ha querido recordar las críticas que Kohl, junto con otras destacadas personalidades, lanzó contra «su chica» por cómo gestionaba la crisis financiera de la Unión Europea.
Es más, antes de iniciarse el congreso, Merkel y los suyos lograron liquidar el espinoso tema del sueldo mínimo que la canciller había planteado y que levantó ampollas entre los empresarios afiliados a la CDU.
La solución ha sido el compromiso que excluye un sueldo mínimo igual para toda Alemania y todos los sectores y que prevé que sea negociado según el sector, el estado federal y el correspondiente convenio colectivo.
En Leipzig Merkel ha ganado tiempo y hasta cierto punto ha consolidado su poder. Pero ni siquiera para un partido como el suyo es bueno si falta tanto el debate interno como una alternativa a la presidenta. De hecho, todos los rivales internos de la canciller han tirado la toalla y se han ido al «exilio interior», fuera de la CDU y dentro de la economía e industria.
Eso significa que aquellos sectores de la sociedad que optan, por ejemplo, por la energía e industria nuclear y por otro tipo de rescate del euro ya no tienen cabida en el partido de Merkel.
Tampoco encuentran una alternativa en el FDP que con dos puntos ha alcanzado un nuevo mínimo histórico en las encuestas. Este grupo de personas va a crearse un nuevo partido en la medida en la que la crisis financiera va de mal en peor. Van a esperar al resultado de la consulta que celebrarán las bases del FDP sobre el rescate del euro a mediados de diciembre.
Mientras tanto, la CDU de Merkel experimenta un ligero auge en los sondeos que la sitúan en el 34 %, un plus de dos puntos. Por la misma cantidad pierde el SPD, que queda en 26 puntos. Los Verdes bajan al 15 %. Si las dos formaciones quieren formar Gobierno en 2013 tendrán que buscar un tercer socio, que podría ser el partido socialista Die Linke o el Partido Pirata. Ambas formaciones obtendrían el 9% cada una de ellas. Ante este panorama se especula con que Merkel podría estar preparando la reedición de la Gran Coalición con el SPD (2005-2009).
De hecho, Alemania está gobernada -casi como Grecia- por una «macrocoalición» ya que SPD y Verdes han respaldado el rescate del euro, planteado por el bipartito de Merkel. Solamente Die Linke y los Piratas, estos últimos sin representación en el Bundestag, representan cierta alternativa.
Fuera del Hemiciclo le ayuda a Merkel que la coyuntura económica es tal que no sirve de cultivo para un movimiento 15-M. La cuota del desempleo se mueve en el 6,5 % y el hecho de que el poder adquisitivo de la mayoría social sea inferior al de hace una década no es motivo de protesta. A ello se añade el hecho de que los medios apenas informen, por ejemplo, de la difícil situación económica del Estado español.
Todos estos factores explican por qué Merkel pudo tomarse un respiro en Leipzig, pero cuya duración es tan volátil como un auge bursátil en estos tiempos.
Fuente: http://gara.net/paperezkoa/20111121/304769/es/Merkel-mantiene-control-CDU-vive-auge-sondeos