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Perú

Mesa, Vizcarra y el referéndum

Fuentes: Rebelión

Carlos de Mesa Gisbert fue elegido vicepresidente de la República de Bolivia junto al «gringo» Gonzalo Sánchez de Lozada, por el derechista Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), en el 2002; mientras que Martin Vizcarra fue elegido vicepresidente de la República del Perú junto al «gringo» Pedro Pablo Kuzchinsky (PPK), por el derechista Peruanos Por el Kambio […]

Carlos de Mesa Gisbert fue elegido vicepresidente de la República de Bolivia junto al «gringo» Gonzalo Sánchez de Lozada, por el derechista Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), en el 2002; mientras que Martin Vizcarra fue elegido vicepresidente de la República del Perú junto al «gringo» Pedro Pablo Kuzchinsky (PPK), por el derechista Peruanos Por el Kambio (PPK), en el 2016. Ambos declararon una fortuna de $1 500 000 y S/2 000 000 en bienes, el banco y acciones, respectivamente.

La asunción de Mesa al poder el 17 de octubre del 2003, por el mecanismo de sucesión constitucional, se da en un contexto de crisis revolucionaria caracterizada por la insurrección popular denominada la «guerra del gas» (con un saldo de más de 60 muertos y cientos de heridos; https://www.youtube.com/watch?v=c9m4CPf4Rss), la fuga en helicóptero del presidente, y el apoyo de Evo Morales; mientras que la asunción de Martin Vizcarra al poder se da en una coyuntura de crisis de poder, caracterizado por un ascenso de las movilizaciones sociales (maestros, mujeres, jóvenes, etc.), escándalos de corrupción (canje de votos para el indulto a Fujimori, puertas giratorias), y el apoyo de Keiko para desplazar a PPK.

Ni Mesa ni Vizcarra tenían partidos políticos propios. Eran invitados. Por tanto, el Congreso se convirtió en un factor de desestabilización para ambos. No obstante, así como Mesa, Vizcarra también tenía el apoyo de la embajada norteamericana, las FF.AA., los mass media, la Iglesia y el Poder Judicial.

Frente a su soledad política, Mesa formó un gabinete amplio y decidió vincularse a los movimientos sociales prometiendo a las masas radicalizadas la recuperación del gas y una Asamblea Constituyente, pero solo el MAS lo apoyó críticamente, ya que la Central Obrera Boliviana (COB), dirigida por Jaime Solares, demandó cerrar el Congreso dándole una tregua de tres meses para que nacionalice el gas; por su lado y frente a su aislamiento, Vizcarra, también formó un gabinete amplio con independientes, y los partidos Alianza Para el Progreso (al cual pertenece su premier), y Nuevo Perú, dándole sostén social por derecha e izquierda, respectivamente.

Por tanto, Mesa, con aires bonapartistas, convocó a un referéndum sobre la «nacionalización del gas» como un medio distractivo basado en cinco preguntas (El País, 19/07/04) con el fin de descomprimir la movilización social; mientras que Vizcarra, también con ínfulas de bonapartista (o de sobrevivencia), convocó a un referéndum con cuatro preguntas pero que tiene a la consigna de «no a la reelección de congresistas» como eje principal, con el fin de mantener su popularidad y evitar el adelanto de elecciones y más volatilidad política.

Mesa gozaba de una popularidad mayor al 60% que era difundida con alegría por sus canales de TV y amigos en los medios de prensa; mientras que Vizcarra, igualmente, tiene más del 60% de popularidad que es difundido con entusiasmo por sus aliados en los medios.

El apoyo al referéndum de Mesa dividió al movimiento popular (MAS-Bartolinas-algunos sindicatos campesinos-CIDOB apoyaron y la COB-Coordinadora del gas-CSUTCB del Mallku se opusieron llamando a un boicot), pero la participación del pueblo fue del 60% (a pesar también de la oposición de algunas regiones de la Media Luna autonomista); mientras que el referéndum de Vizcarra tiene el apoyo de más del 60% de la opinión pública (Ipsos, Datum), lo que avizora su triunfo.

Mesa cantó victoria, pero luego, los partidos del Congreso (y del Senado especialmente), obstruyeron su proyecto de Ley de hidrocarburos argumentando la ambigüedad de algunos puntos como la «recuperación de los hidrocarburos» y los porcentajes de impuestos y regalías, que debían pagar las trasnacionales. Así las cosas, la debilidad política y las contradicciones explosivas que llevaron a Mesa al poder volvieron a salir a la superficie, desembocando en su renuncia al año y ocho meses (09/06/05), en medio de marchas y bloqueos convocados por Evo, Solares, el Mallku y la Asamblea Popular Nacional y Originaria (con la participación destacada de los cooperativistas mineros).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.