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Miedo versus democracia en las elecciones griegas

Fuentes: Rebelión

Ante el inminente triunfo electoral de Syriza el 25 de enero en las elecciones anticipadas griegas debido al fracaso en la designación presidencial, se ha encendido un debate en sectores políticos y en los medios europeos sobre una posible retirada de este país de la eurozona. La discusión sobre la permanencia o no de Grecia […]

Ante el inminente triunfo electoral de Syriza el 25 de enero en las elecciones anticipadas griegas debido al fracaso en la designación presidencial, se ha encendido un debate en sectores políticos y en los medios europeos sobre una posible retirada de este país de la eurozona. La discusión sobre la permanencia o no de Grecia en la eurozona, fue originada a partir de filtraciones en la prensa provenientes de la cancillería alemana sobre una exclusión de Grecia del euro, como consecuencia de un triunfo electoral de la izquierda griega. En círculos del actual gobierno alemán, una exclusión de Grecia de la eurozona es considerada como posible y manejable económica y financieramente. El presidente francés Francois Hollande, el ministro de finanzas austriaco Hans Jörg Schelling y el presidente del parlamento europeo Martín Schulz terciaron en el debate exigiendo un fin de la discusión. Una expulsión del país de la zona monetaria no es permitida de acuerdo a las normas y convenios de la Unión Europea. Lo máximo que podría suceder es una presión sobre Grecia con un efecto tal que el país mismo tomaría la decisión de retirarse del euro. Eso es lo que significa el nuevo concepto en boga por estos días en Europa: «Grexit» (salida de Grecia del euro).

La coalición de izquierda Syriza lidera todos los sondeos de opinión. Es considerada ya como la fuerza política que posiblemente asumirá la responsabilidad de formar el próximo gobierno en Grecia. Su principal candidato Alexis Tsipras, quien es enemigo de las medidas de austeridad de la Troika del Banco Central Europeo (BCE), del Fondo Monterario Internacional (FMI) y de la Comisión Europea (CE), podría considerarse como el próximo primer ministro griego. Si Syriza llega a ser gobierno frenará los programas de austeridad y exigirá una renegociación de la deuda para de esta forma cumplir con su programa: lograr un alivio a los numerosos damnificados de la crisis, recuperar la economía, crear empleo y reformar el Estado.

El gobierno alemán y el andamiaje institucional europeo, por su parte, exigen de Grecia el cumplimiento de los compromisos de austeridad y las reformas pactadas con la Troika. El ministro de economía alemán Sigmar Gabriel, decía en este sentido, que esperaba que Atenas respetara los acuerdos suscritos. En otras palabras, si Atenas no mantiene los acuerdos, la Troika suspendería la asistencia financiera al país. Como consecuencia el Banco Central Europeo no aceptaría más como seguros la emisión de bonos nacionales de tal forma que los bancos griegos quedarían cortados del suministro del euro, es decir estaríamos abocados a una quiebra del sistema financiero en Grecia, fuga de capitales, etc. Los griegos no harían parte del área monetaria (aislamiento europeo). El país tendría que acuñar otra moneda, está sería más débil que el euro. Todo se complicaría aún más. El pago de la deuda sería más difícil. Habría mayor crisis económica, más empobrecimiento e inestabilidad política.

 

Este escenario se ha convertido en el argumento fundamental de la derecha griega de Antonis Samaras de Nueva Democracia para producir miedo e impedir que triunfe una alternativa de izquierda en el país heleno, es decir, la estrategia del catastrofismo. Es posible que exista una tendencia al temor por lo nuevo haciendo difícil cambios necesarios en procesos sociales.

Por eso hay que argumentar contra el miedo y enfrentarlo. Una tal hecatombe no la produce un gobierno se Syriza, la catástrofe la origina la crisis.

El programa de Syriza tampoco representa un programa radical revolucionario, pero si es un planteamiento democrático alternativo frente al neoliberalismo basado en una mejor distribución de recursos, a través de una asistencia a los ciudadanos con ayudas, subsidios, aumento de pensiones y salarios, inversión social, creación de empleo que genere mercado interno, crecimiento económico y estabilidad monetaria, además una reforma del Estado que combata la corrupción rampante en el país.

Lo que pasa en Grecia es muy importante para toda Europa. Grecia se ha convertido en una especie de eslabón débil de todo un sistema, económico, social y político. Ha sido el ratón de laboratorio de las políticas neoliberales que han afectado a los países del sur en Europa y amenaza a los del centro. Syriza a su vez, se perfila como una esperanza para el continente planteando un programa social de gobierno que detendrá con su triunfo las tendencias nacionalistas y de extrema derecha que han avanzado en países como Francia y Alemania entre otros. La gente común y corriente, los trabajadores, y los sectores medios son los que están pagando las consecuencias de la crisis económica. La Troika y las políticas neoliberales han favorecido a las grandes empresas y a los mercados financieros poniendo en peligro derechos sociales y valores democráticos obtenidos con esfuerzos y largos a ñ os de luchas sociales. Es a esta tendencia lo que Syriza quiere poner fin. Igualmente a una austeridad criminal, inyectar dinero público y negociar la deuda. El 25 de enero los vientos pueden estar soplando a favor de una Europa más social y más democrática.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.