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Miedo y asco en el festival de la deuda de Cannes

Fuentes: Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

«Más vale morir. La muerte vale más que la sumisión a la tiranía» (Esquilo, Agamenón)

«Palabras, una vez pronunciadas, son como montañas» (Proverbio manchú )

Cannes es famosa en todo el mundo por su festival de cine anual, que toca todos los registros entre el glamour y la basura. Basta como calificación que ese «resort Cub Med» es el escenario perfecto para exhibir una monstruosa película de horror financiero, la versión de una especie de ahogamiento por números en una Odisea con crack. Algunos la han llamado reunión del G-20. Otros la han llamado «Lento y Furioso» .

La pareja protagonista de este filme, de alguna forma porno, ha sido lo que algunos ingeniosos parisinos apodaron Merkozy, esa polinización cruzada de la primera ministra alemana Angela «Querida Prudencia» Merkel y el neo-napoleónico presidente francés Nicolas Sarkozy.

En las escenas iniciales, sacadas directamente de un asqueroso episodio de Friends, Merkozy está en pánico total; el (invisible) Dios del Mercado está más furioso que Zeus y amenaza con convertir mediante un relámpago la Fortaleza Europa en un sub-Sahara de pobreza, sin el beneficio de una zona de exclusión aérea impuesta por la OTAN.

El fotogénico Gran Barack Obama -líder del mundo libre- está a punto de descender en Cannes, y Merkozy tiene que hacer lo posible por mostrar que su humilde morada -Europa- está bien, con la basura (de la deuda) barrida por lo menos bajo la alfombra (hecha en China).

Peor todavía, también aparecerá el Todopoderoso presidente chino Hu (Jintao) -líder del universo- y Merkozy tendrá que utilizar todo su encanto al estilo de Brangelina y seducir al Todopoderoso Chino para que desembolse un poco de su dinero de bolsillo para fines caritativos, de sus reservas de 3,2 billones (millones de millones) de dólares.

Pero entonces intervienen las Furias, en la sorprendente forma del primer ministro griego George Papandreu, más sitiado que Leonidas en las Termopilas, que decide invocar ritualmente la democracia, mediante un referendo popular para que el populacho griego decida sobre su futuro abrumado de deudas. Toda la Eurozona, como un coro de Harpías, aúlla de horror.

Entonces Merkozy urde un plan que avergonzaría a Esquilo. Anuncia que no permitirá que los griegos decidan sobre un rescate que Merkozy -o sus bancos franco-alemanes- están imponiendo: los pobres griegos solo podrán decidir si Grecia permanecerá en la Eurozona. Para empeorar las cosas, los buitres burocráticos de la Comisión Europea truenan que se debería expulsar a Grecia de la Unión Europea si abandona el euro.

El neo-napoleónico Sarkozy encuentra por fin un motivo para impresionar, y pronuncia las palabras ominosas: «No podemos aceptar la ruptura del euro, eso significaría la ruptura de Europa».

Así que por lo menos, con esta subtrama, Merkozy y las Harpías Europeas parecen haber chantajeado a las masas griegas para someterlas. ¿A quién, de los amos, le preocupa que los griegos vivan bajo un protecctorado de facto y pierdan más de un 50% de su estándar de vida para poder pagar a los bancos extranjeros? ¿A quién le importa que Grecia siga enterrada bajo una deuda -insostenible- de un 120% de su producto interno bruto en el año 2021?

Ciertamente no a Mario Draghi, el nuevo presidente del Banco Central Europeo (BCE), sucesor de Jean-Claude Trichet. «Dragón» Draghi era socio de Goldman Sachs cuando los gigantes estadounidenses «ayudaban» al gobierno griego de entonces (de derecha) a ocultar sus deudas. Todo queda en la familia (demasiado grande para quebrar).

Por lo tanto Merkozy gana contra la democracia,  y «Europa» como la conocemos deja de existir. Lo que queda es una gigantesca película B carcelaria donde los amos son Merkozy y zombis como Draghi, el jefe de la Comisión Europea Joao Manuel Barroso, el presidente del Consejo Europeo Herman van Rompuy, los bancos franco-alemanes, y los esclavos son virtualmente todos los que viven en los países del Club Med.

Esa cosa llamada FEEF

La trama se complica. A la manera de una película de desastres, el (invisible) e iracundo, Dios del Mercado tiene que ser apaciguado si a un país siquiera se le ocurre cesar los pagos de su duda. El salvoconducto Avemaría -la solución de último recurso- es en teoría el poder de fuego del Fondo Monetario Internacional, actualmente con unos miserables 380.000 millones de dólares.

Por lo tanto la cinta puede haber comenzado como una cumbre díscola de la Eurozona; pero se transforma repentinamente en una reunión de accionistas aún más díscola del FMI, al estilo de Oliver Stone. Subproductos de mini-horror patrocinados por el FMI ya han entrado en efecto en no menos de 53 países -incluidos tres de los «PIGS», Portugal, Irlanda y Grecia-. El FMI no puede decir con más fuerza – «Necesitamos dinero». Por lo tanto murmuran entre ellos cuánto necesita un monstruoso «cortafuego» en Washington en caso que colapse el rescate de la Eurozona (y lo hará).

Hora de llamar a Alfred Hitchcock. Hay un McGuffin en tu casa, y lleva el nombre orwelliano de Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Es supuestamente el «cortafuego», el chaleco salvavidas en caso que Italia, por ejemplo, siga el camino del Titanic. Ese FEEF debería ascender a la sorprendente cifra de 1,4 billones de dólares. ¿Pero dónde diablos está el dinero?

Se perdonará al público por su sorpresa. Ningún guionista europeo podría llegar a explicar el FEEF sin arrastrar la acción hacia el lodo. Por lo tanto, ahora viene un flashback muy poco cinematográfico. Tiempo de comprar otra Coca-cola.

Alemania se niega rotundamente a utilizar el BCE para ayudar a los países «sumergientes». Por lo tanto «Europa» (Merkozy y acólitos surtidos) inventó el FEEF. ¿Cómo manejar un fondo sin dinero? Simplemente se sigue el camino (fraudulento) de Goldman Sachs.

El FEEF es una sociedad instrumental basada en ese aburrido refugio financiero, Luxemburgo. No hay dinero, solo «garantías». Primero hubo una garantía de 440.000 millones de euros, en su mayor parte franco-alemanes. Pueden ampliarse: Alemania sube a 211.000 millones de euros y Francia a 158.000 millones. Son muchos euros (inexistentes), pero no lo suficiente para amenazar la calificación triple A de Francia. Recordad, no hay dinero, es solo bla-bla-bla. Entonces, habiendo asegurado ese bla-bla-bla, los europeos piden a las agencias de calificación crediticia una calificación. El FEEF obtiene instantáneamente una Triple A. Luego va a los mercados a conseguir que le presten montones de dinero. Lo que significa más deuda. Entonces la nueva deuda se utiliza para ayudar a los súper-endeudados, como Grecia o Irlanda.

Pero el verdadero problema ocurrirá cuando no haya suficientes fondos para salvar a Italia (1,8 billones de euros) si cae (los rendimientos de bonos de la deuda italiana suben astronómicamente). Por lo tanto necesitan un «cortafuego» por lo menos de 1 billón de euros. Es realmente difícil obtener más préstamos utilizando las mismas garantías; va a costar más. Cuando las cosas se pongan difíciles, ¿a quién vais a llamar?

Evidentemente, al Todopoderoso Hu. O, como respaldo, a esos ejemplos de democracias: las monarquías del Golfo Pérsico.

Todavía no es verdadero dinero. Es deuda. Y todo depende de convencer a China -y en el peor de los casos, a las petro-monarquías- de que si ayudan con su dinero no tan virtual, obtendrán algún tipo de beneficio.

¿Pero están convencidos el Todopoderoso Hu y China? No exactamente.

Ya no existe el peligro amarillo

Cuando las cosas se ponen difíciles, la economía «global» solo tiene que ver con proteccionismo nacional. Un Plan B viable para contrarrestar todo tipo de crisis sería la Tasa Tobin, también conocida como ITF (Impuesto a las transacciones financieras), el impuesto Robin Hood o incluso el impuesto Wall Street. esencialmente un impuesto a la venta de acciones, bonos, derivados y otros «productos». Sucede que el objetivo crucial son los mega-bancos que causaron la actual e interminable crisis económica.

Es bastante ilustrativo ver quién se opone. El gobierno de Obama. El secretario del Tesoro Tim Geithner -1% Wall Street si alguna vez lo hubo- quien ha presionado ferozmente a los europeos para que caigan. Los británicos (porque pagarían mucho más debido al enorme volumen de operaciones de la City de Londres).

También es ilustrativo ver quién está a favor. Bill Gates, que dijo en un informe al G-20 que el impuesto es «evidentemente factible desde el punto de vista técnico». Sarkozy («técnicamente posible»), lo que habla a su favor. Los gobiernos de Alemania, Brasil y Argentina.

En cuanto al Todopoderoso Hu, se mantiene inescrutable al respecto. En realidad, inescrutable, es su segundo nombre. Al llegar a Cannes, el Todopoderoso Hu dijo inescrutablemente que alienta «la estabilidad de la Eurozona y del euro». Y eso es todo.

Todos recuerdan una película anterior en la cual las potencias emergentes del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) reflexionaban sobre si rescatar a la Eurozona comprando eurobonos. No llevó a ninguna parte. Ahora la comidilla del barrio es que China ingresará en el FEEF.

Los chinos saben perfectamente que los insignificantes gobiernos europeos simplemente no pueden apaciguar al Dios del Mercado. El premier chino Wen Jiabao dijo realmente a Van Rompuy que Europa necesita una reforma estructural. Hace dos semanas, el viceministro de Finanzas de China, Zhu Guangyao, fue más indulgente y dijo que se «estaba discutiendo» si China aportará dinero, pero Pekín quería saber lo que la UE se propone realmente.

Pero entonces, este jueves, Guangyao dijo que es «demasiado pronto» para que China discuta el FEEF. Y Zhang Tao, director general del Banco de China, dijo esencialmente que nadie tiene la menor idea de lo que está sucediendo.

Con el desarrollo de todos estos argumentos secundarios sin solución, llegamos al final de la película. Cuando el público acaba comprendiendo hasta qué punto Merkozy es un monstruo esquizofrénico. Merkel -que nunca fue acusada de ser una Cameron Diaz- muestra una mentalidad barata de «guardar el dinero bajo el colchón»; por eso abre la puerta a los chinos para que entren en Europa a través del FEEF.

En cuanto a Sarkozy -que se considera tan atractivo como Alain Delon- su megalomanía desafía a la de Napoleón. Durante más de dos años ha estado prometiendo non-stop que «refundará el capitalismo». Después de presentarse como Gran Liberador de Libia, pensó que Cannes sería la coronación de un presidente de proporciones históricas, perfectas relaciones públicas para las elecciones del próximo año. Pero la desmesura intervino directamente desde Grecia, de todos los sitios.

Eso nos deja con las verdaderas estrellas de esta historia, el Todopoderoso Hu y el premier Wen. Lo que realmente quieren está oculto por palabras que no parecen montañas: «Ventajas mutuas». Una situación en la que nadie puede perder. Traducción: China hará el juego del FEEF si obtiene un «estatus de economía de mercado», lo que le permitirá evitar la estricta legislación antidumping de la Unión Europea. Los buitres burocráticos de la Unión Europea se niegan porque argumentan que Europa está inundada de productos fabricados en China. Según la Organización Mundial de Comercio, China conseguirá ese estatus recién en 2016.

China también quiere el fin de un embargo de la UE sobre la venta de armas. Y, sobre todo, China quiere más poder de decisión en el FMI y el Banco Mundial, lo que comparten otros miembros del BRICS: Brasil e India.

Por lo tanto ahora toca a Europa. El resultado final es que si Pekín decide ayudar a la UE -qué trascendental cambio histórico- puede que sea más un símbolo que una sustancia real. Nadie acumula 3,2 billones en reservas extranjeras actuando como la esposa de un emir en Harrods.

Al mismo tiempo, por mucho que Pekín patrocine esencialmente el consumo de EE.UU., sabe que no está de más apoyar suficientemente a la Fortaleza Europa para que siga consumiendo. También tiene sentido colocar algunas reservas en euros; geoestratégicamente, son invaluables relaciones públicas.

De modo que la esencia de toda la película Lento y Furioso -cómo convencer al Todopoderoso Hu para que entregue algo de dinero- todavía no está clara. Es hora de preparar la segunda parte. Pero si tuviéramos a Brangelina en lugar de Merkozy.

Pepe Escobar es autor de «Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War » (Nimble Books, 2007) y » Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge «. Su último libro es » Obama does Globalistan » (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: [email protected] .

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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Global_Economy/MK05Dj02.html

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