El primer combate electoral ha sido todo un éxito. La izquierda griega no rendida a los caballos desbrindados de la era del capital y la codicia impía salió fortalecida y era mucho, muchísimo, lo que estaba en juego. ¿Nos imaginamos qué hubiera pasado en Grecia -y en toda Europa- si PASOK y Nueva Democracia, Pili […]
El primer combate electoral ha sido todo un éxito. La izquierda griega no rendida a los caballos desbrindados de la era del capital y la codicia impía salió fortalecida y era mucho, muchísimo, lo que estaba en juego. ¿Nos imaginamos qué hubiera pasado en Grecia -y en toda Europa- si PASOK y Nueva Democracia, Pili y Mili, hubieran conseguido la mayoría parlamentara?
Sin atisbo para ninguna duda razonable no cegada, el éxito institucional se alimentó de lo que fue y es esencial: de las luchas tenaces, rebeldes, insumisas, participativas de los ciudadanos griegos, sobre todo de sus sectores más desfavorecidos y de su decidida organización. No hace falta indicar siglas pero algunas fuerzas han mantenido el tipo y la columna sólidamente cuando no era nada fácil y eran muchos los que jugaban con principios y finalidades al modo que comentaba con sarcasmo el más conocido de los hermano Marx (no me refiero ahora al revolucionario de Tréveris).
La troika europea dominante (¿europea propiamente con el FMI en uno de sus vértices?) empieza a no ser cultural ni políticamente hegemónica. Ya nadie, con sano y elemental juicio político, se cree el soez cuento de las bondades populares del neoliberalismo y cada vez menos ciudadanos y ciudadanas piensan que el «centro moderado» -versión 1a, versión 1b- sea solución de nada. Nos sabemos de memoria todos esos cuentos como anunciara y denunciara León Felipe en un poema inolvidable. El peligro de la derecha extrema -peligro real, sin duda, que no debe ser despreciado en absoluto- exige nuestra máxima atención. Hay que rasgar y refutar sus decires y acciones pseudopopulistas: con argumentos, con paciencia, con pedagogía popular, sin desfallecimientos y con movilizaciones. Y, complementariamente, con gestos ejemplares y mucho de humanidad desde luego. Parece que andan algo tocados a pesar de sus salvajadas y agresiones a trabajadores inmigrantes.
En pocos días llegaremos al segundo combate. No es improbable que el éxito aún sea mayor y Syriza se convierta en la primera fuerza parlamentaria del país. Las presiones que deben estar recibiendo sus representantes más destacados deben ser de acero fundido. ¿Qué hacer? Mantenerse firmes. Pero no con la firmeza estúpida de los gestos militares sino con los pies asentados en tierra y con el corazón latiendo con el asalto a los cielos, la tabla periódica esencial que ha caracterizado y debe caracterizar a la izquierda que no aspira a ser otra cosa de lo que debe ser: un instrumento, un organon por decirlo al modo clásico, junto con otros, junto con todos, para que la humanidad avance hacia espacios de emancipación, no hacia lodazales de subordinación o de dependencia o, por decirlo, rápido y claro, de esclavitud más o menos encubierta.
Ignacio Escolar resumía en su blog en cuarenta puntos el programa de Syriza, la «izquierda radical griega» [1]. No es Syriza la única fuerza griega de izquierdas, es sabido. Hay algunas más en sus alrededores, fuerzas que han sido muy importantes en la historia griega y en las grandes movilizaciones obreras y ciudadanas de estos dos o tres últimos años. Lo siguen siendo. Suman, no restan; sin sectarismos ni prepotencias, juntos pueden. UN frente amplio de izquierdas amplio, que sea realmente de izquierdas, es el programa organizativo de la hora.
En el programa de Syriza pueden verse cosas tan básicas y elementales -acaso no siempre consistentes o con alguna vacilación- como las siguientes, y que tanto deberían inspirar a las izquierdas no entregadas de otros países de Europa, a las izquierdas españolas por ejemplo: 1. Realizar una auditoría sobre la deuda pública. Renegociar su devolución -es decir, volver a negociar deuda auditada que puede pesar por su no retorno- y suspender pagos hasta que se haya recuperado la economía y vuelva el crecimiento y el empleo. 2. Exigir a la UE, por el momento, un cambio decisivo en el papel del BCE para que financie directamente a los Estados y a los programas de inversión pública. Si llegase el momento, ¿no podríamos pensar en otro BCE? ¿Es posible la reforma del BCE con el personal que lo dirige? 3. Subir el impuesto de la renta al 75% para todos los ingresos por encima del medio millón de euros anuales. 4. Adoptar un impuesto a las transacciones financieras y también un impuesto especial para los productos de lujo. 5. Prohibir los derivados financieros especulativos, como los swaps y el disparate económico-político de los CDS. 6. Combatir el secreto bancario y la evasión de capitales al extranjero. 7. Rebajar drásticamente el gasto militar.
También: 18. Nacionalización de los bancos. 19. Nacionalizar las antiguas empresas públicas de sectores estratégicos para el crecimiento del país (ferrocarriles, aeropuertos, correos, agua…).
Los sectores obreros no son olvidados, no pueden ser olvidados, son parte básica del proceso 21. Igualdad salarial para hombres y mujeres. 22. Limitar el encadenamiento de contratos temporales y apostar por los contratos indefinidos. 23. Ampliar la protección laboral y salarial de los trabajadores a tiempo parcial. 24. Recuperar los convenios colectivos. 25. Aumentar las inspecciones de trabajo y los requisitos laborales para empresas que accedan a concursos públicos.
Syriza tiene muy en mente (y en acción de gobierno por tanto) los sectores más desfavorecidos, sean de origen griego o no lo sean: 13. Poner en marcha comedores en los colegios públicos para ofrecer desayuno y almuerzo gratuito a los niños. 14. Ofrecer sanidad pública gratuita para las personas desempleadas, sin hogar o sin ingresos suficientes. 16. Subir las prestaciones de desempleo para los parados. Aumentar la protección social para las familias monoparentales, los ancianos, los discapacitados y los hogares sin ingresos. 17. Rebajas fiscales para los productos de primera necesidad.
Se apuesta también por lo básico en temas energéticos -20. Apostar por las energías renovables y por la protección del medio ambiente- y por algo tan esencial en la historia de Grecia y de tantos otros países como: 26. Reformar la constitución para garantizar la separación iglesia-Estado y la protección del derecho a la educación, la salud y la protección del medio ambiente.
La mirada antirrepresiva queda concretada en puntos como éste: 29. Desmilitarizar la guardia costera y disolver las fuerzas especiales antidisturbios. Prohibir la presencia de policías encubiertos o con armas de fuego en las manifestaciones y mítines. Cambiar los planes de estudio de los policías para poner énfasis en los temas sociales, como la inmigración, las drogas o la exclusión social.
También la solidaridad hacia los sectores más vulnerables: 30. Garantizar los derechos humanos en los centros de detención de inmigrantes. 31. Facilitar a los inmigrantes la reagrupación familiar. Permitir que los inmigrantes, incluso los indocumentados, tengan acceso pleno a la sanidad y la educación.
La sanidad pública es nudo esencial del programa -34. Aumentar los fondos para la sanidad pública hasta los niveles del resto de la UE (la media europea es del 6% del PIB y Grecia gasta el 3%), 35. Eliminar el copago -es decir, el repago- en los servicios sanitarios, 36. Nacionalizar los hospitales privatizados. Eliminar toda participación privada -¡nada menos que eso!- en el sistema público de salud-, como también lo son puntos básicos de la política internacional del país: 37. Retirada de las tropas griegas de Afganistán y los Balcanes: ningún soldado fuera de las fronteras de Grecia. 39. Negociar un acuerdo estable con Turquía.
Dos puntos más honran y dignifican a Syriza y su programa: 38. Romper los acuerdos de cooperación militar con Israel. Apoyar la creación de un estado Palestino dentro de las fronteras de 1967. 40. Cerrar todas las bases extranjeras en Grecia y salir de la OTAN-.
¿Algo que objetar? Todo puede ser objetado. ¡De acuerdo! Pero parece que pinta mejor que bien, y en la buena dirección. ¿Una carta de peticiones imposibles a los Reyes de Occidente? Nada de eso: el programa de la hora por el que hay trabajar poco a poco, sin pretender conseguir todo de golpe y en el primer nanosegundo, con tenacidad, sin desesperanza. Dando una batalla necesaria y urgente que, además, puede ser ganada. Somos la fuerza que tenemos. Para ello, para el avance de las fuerzas populares griegas, es imprescindible que los otros pueblos europeos abonemos la misma senda de autodeterminación, justicia, libertad y racionalidad.
Sin ellos, nosotros no podremos. Sin nosotros, ellos van a enfrentarse, en un combate muy pero que muy desigual, a innumerables huracanes de acero, impiedad, ignominia y barbarie. ¡No los dejemos solos! ¡No debemos, no podemos dejarlos solo! Se la juegan ellos y nos la jugamos nosotros, todos al mismo tiempo. Del Yo al Nosotros.
PS: Pascual Serrano, en un texto para Mundo Obrero reproducido en Rebelión [2], ha llamado la atención sobre un punto significativo. La diputada Sofia Sakorafa, la más votada de todo el país, es miembro de Syriza. «A la periodista de La Vanguardia que le entrevistó el 15 de mayo le llamó la atención que en su despacho tuviese un póster de Hugo Chávez», ha apuntado nuestro imprescindible periodista. ¿Y por qué le llamaría la atención a la periodista de La Vanguardia de los Godó la presencia de una fotografía del presidente venezolano en el despacho de una diputada de Syriza? ¿Qué cosmovisión abona la mirada de la periodista del convergente y muy conservador diario barcelonés?
Nota:
[1] http://www.escolar.net/MT/archives/2012/05/el-programa-de-la-izquierda-radical-griega.html
[2] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=150033
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