Un total de 145 trabajadores y trabajadoras han fallecido en accidentes de trabajo en los primeros 50 días del 2022 en Italia.
Son cifras que se repiten dramáticamente todos los años y que evidencian carencias estructurales, falta de seguridad y salud y ausencia de una verdadera estrategia nacional de prevención.
Según el Observatorio Seguridad en el Trabajo Vega Engineering, el 2021 cerró con un saldo de 1.221 muertes en el trabajo, 973 de las cuales ocurridas en el lugar laboral y 248 in itinere[1].
El 10 por ciento del total fueron mujeres y el 15 por ciento personas extranjeras.
Una situación muy alarmante si consideramos también que el índice de incidencia de mortalidad laboral[2] fue de 42,5 accidentes mortales por cada millón de ocupados, y que estas cifras son muy subestimadas por la dificultad de detectar y registrar estos accidentes en la economía sumergida.
Para el Observatorio Nacional Muertes en el Trabajo, la situación es aún peor, ya que registra 1.404 fallecimientos el año pasado, con un aumento del 18 por ciento respecto al 2020. Desde que se inauguró el Observatorio en 2018 han fallecido más de 20 mil trabajadores y trabajadoras por accidentes laborales.
El sector donde más hubo accidentes mortales fue el agrícola con el 30,22 por ciento del total de fallecidos. El 75 por ciento (158) murió aplastado por un tractor.
Le sigue el sector de la construcción con el 15 por ciento de las muertes, debido principalmente a caídas en altura. La inmensa mayoría de estos accidentes laborales involucra a trabajadores precarios, sin derechos.
El 10,75 por ciento de las muertes ocurrieron en el sector transporte, que es donde se registra el mayor aumento de casos con respecto a los años anteriores.
Mayores de
61 años, sobre todo empleados en trabajos agrícola y construcción, y
jóvenes con una edad entre 15 y 24 años son los rangos de edad donde se
registra la incidencia de mortalidad laboral más elevada.
Precariedad y muerte
“En su mayoría se trata de trabajadores precarios que se desempeñan en labores peligrosas sin ninguna formación, ni preparación, arriesgándolo todo por el temor a ser despedidos”, explica el Observatorio Nacional Muertes en el Trabajo.
“Son las modalidades, tiempos y ritmos de trabajo, la falta de formación, de preparación, el verdadero punto débil del sistema. Y eso depende de una organización del trabajo que no es atenta a la tutela de la salud y la seguridad en el trabajo”, escribe Cinzia Frascheri[3] en un artículo reciente.
El Sindicato Trabajadores Autoorganizados – Comité de Base (Slai Cobas) recordó que, en Italia, cada día mueren en promedio 4 trabajadores por accidentes laborales.
“Los obreros están obligados a arriesgar la vida porque no tienen alternativas. Las muertes en el trabajo son la consecuencia directa del hecho que, cada vez más, el patrono se queda con todo y los trabajadores con nada.
Necesitamos –continuó Slai Cobas– de más núcleos permanentes de inspectores, de puestos de salud en las fábricas, en los distritos industriales y en el campo. Necesitamos de una intervención continua y preventiva, y de una relación constante con los trabajadores”.
Para la Federación Italiana de Trabajadores de la Madera, la Construcción y Afines (Fillea), afiliada a la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), las muertes en el trabajo difícilmente son fatalidades.
“No son hechos episódicos e imponen a todas las partes interesadas una reflexión profunda y medidas concretas para garantizar tanto el respeto de las medidas preventivas, como la promoción de una cultura de seguridad”.
Notas
1 “en el camino”.
2 Relación entre accidentes mortales y población ocupada.
3 Responsable nacional CISL salud y seguridad en el trabajo.
Fuente: Rel UITA
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