Polonia es buen alumno del neoliberalismo en Europa: privatizaciones, desregulaciones, apoyo al business a costa de la sociedad. Desde hace algunos meses, hay un cambio significativo: el gobierno liberal ha nacionalizado una gran parte del mercado de fondos de pensiones privadas, para reducir la deuda pública. Cronología de Polonia «Hay que trabajar más tiempo y […]
Polonia es buen alumno del neoliberalismo en Europa: privatizaciones, desregulaciones, apoyo al business a costa de la sociedad. Desde hace algunos meses, hay un cambio significativo: el gobierno liberal ha nacionalizado una gran parte del mercado de fondos de pensiones privadas, para reducir la deuda pública.
Cronología de Polonia
«Hay que trabajar más tiempo y acabar con la cultura de vivir a crédito». ¿Por qué? Porque «debemos enviar una señal fuerte hacia los mercados financieros internacionales». Estas palabras de Jerzy Buzek, antiguo presidente del Parlamento europeo, pueden explicar post factum por qué su gobierno privatizó en 1999 una gran parte del sistema de jubilación en Polonia. Los medios de comunicación ensalzaron el nuevo sistema gracial al cual los futuros jubilados podrían pasar su vejez en las Maldivas.
La base oficial de la reforma de 1999 fue la introducción de tres pilares:
1. El fondo público ZUS (Zaklad Ubezpieczen Spolecznych, oficina de la seguridad social), organismo de Estado que debe percibir las cotizaciones de jubilación, 19,52% del salario bruto, y transferir después más de un tercio (7,3%) de estas cotizaciones a los fondos privados OFE;
2. Los fondos de pensión privados OFE (Otwaty Fundusz Emerytalny, fondos de jubilación abierta). Eran obligatorios para las personas nacidas después del 31 de diciembre de 1968. Al principio hubo 21 OFE. Sólo quedan ahora 14, la mayoría controlados por los grandes grupos financieros (por ejemplo, ING, Allianz, Amplico, Aviva, Axa, Generali…):
2, Distintos modelos de sistemas de jubilaciones voluntarias, por ejemplo a nivel de empresa. En realidad, el peso de este tercer pilar es mínimo.
Vender la reforma
En su libro La privatización de las jubilaciones /1, Mitchell A. Orenstein ha mostrado cómo la introducción de la reforma de Buzek vino precedida de la presión del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la campaña llevada a cabo, entre otros, por U.S. Agency for International Development (USAID). Se trataba de garantizar un nuevo mercado lucrativo a las instituciones financieras internacional, que podían ganar con la gestión del flujo permantente de cotizaciones obligatorias. En Polonia, USAID ha financiado la promoción de la reforma así como los viajes de ministros, parlamentarios y periodistas a Chile o Argentina. Los grandes medios de comunicación no han publicado informaciones sobre los peligros del nuevo sistema porque estaban comprados por los proveedores de publicidad. Además, como la deuda externa polaca había sido reducida a la mitad algunos años antes por estas instituciones financieras, el gobierno de Varsovia era muy dócil hacia ellas. Esta es por lo demás la regla: la privatización de las jubilaciones había sido impuesta en primer lugar en los países aplastados por las deudas y económicamente dependientes, en América Latina y en Europa del Este (la base de esta ofensiva global ha sido el informe «Averting the Old Age Crisis», del Banco Mundial (1994).
¿Un sistema ideal? ¿Para quién?
El sistema de OFE es un buen ejemplo de privatización de los beneficios y socialización de las pérdidas. En primer lugar, el ZUS debía percibir las cotizaciones y transferir una parte de ellas a las OFE. Pero al mismo tiempo, debía pagar las pensiones a los actuales jubilados. Dicho de otra manera: misión imposible. El paro, la emigración, el desarrollo del mercado de trabajo atípico (contratos a la baja, sin cotización social) y los salarios bajos, han reducido el importe global de las cotizaciones cobradas, haciendo cada vez más dificitario al ZUS. ¿Dónde encontrar el dinero para cubrir este déficit pagando al mismo tiempo la parte de las OFE? Recurriendo a las dotaciones del Estado -que ha organizado privatizaciones pasivas para «hacer frente al coste» de la reforma de las jubilaciones- o por medio de préstamos de los bancos privados.
Para las OFE, los atrasos de pago de las cotizaciones por parte del ZUS han sido un muy buen negocio, ya que el retraso significa… que el ZUS les paga además intereses.
Por otra parte, las OFE han «invertido» la parte que les correspondía jugando en la Bolsa de Varsovia (hinchando así la burbuja antes de la crisis) y… comprando bonos gubernamentales, emitidos por el Estado para poder financiar el ZUS, que debía transferir una parte a las OFE, etc. Un círculo vicioso… aunque un sistema ideal para el mundo de las finanzas.
Eso no es todo: de las cotizaciones que debían «capitalizar», las OFE han retenido los «gastos de funcionamiento», que pudieron alcanzar hasta un 10% del total (!) a comienzos de la reforma, y que el gobierno ha acabado por limitar actualmente a un máximo del 3,5%. Además, hay también una provisión anual y otros medios diversos para robar un poco más de dinero todavía a los futuros pensionistas.
Puede decirse que tan sólo uno de los argumentos empleados a favor de la reforma de las jubilaciones era justo: ha permitido sostener el «mercado de capitales» en Polonia (aunque no sólo en Polonia, teniendo en cuenta que los grandes actores en los mercados de OFE son las instituciones financieras transnacionales). Por desgracia, lo ha hecho a costa de la población.
Futuro sombrío
Hoy día hay más de 16 millones de polacos que «cotizan» a las OFE. Pero estas instituciones sólo pagan por ahora pensiones a algo más de 3.000 personas. ¡La pensión mensual media pagada por las OFE es de menos de 30 euros! Desde luego, tras «sólo» 14 años de cotizaciones, … pero el futuro para los jubilados polacos no es radiante.
Según la Comsión Europea, gracias al nuevo sistema, la relación entre la jubilación media y el salario medio (benefit ratio) será uno de los más bajos de Europa: 31%. La misma relación con los jubilados del antiguo sistema era, en 2007, del 56%,
Para «llenar el agujero de las pensiones», el gobierno decidió en mayo de 2012 aumentar la edad de jubilación hasta los 67 años (antes era de 60 años para las mujeres y de 65 para los hombres). La justificación: el miedo al hundimiento del sistema y la tendencia demográfica negativa. ¡Pero la reforma de 1999 había sido presentada como el milagro que resolvería todos los problemas!
La más crítica de las analistas de esta reforma, Leokadia Oreziak, ha escrito: «Los cambios introducidos en 1999 y en mayo de 2012 significan para millones de personas un descenso del nivel de las jubilaciones que sería difícil de realizar en las democracias arraigadas, y todo esto se ha hecho sin debate público real».
La espiral de la deuda
El efecto más visible de la introducción de las OFE es la increíble espiral de endeudamiento de Polonia. Polonia salió del «comunismo» con una muy importante carga de endeudamiento exterior, que fue anulada, en gran parte, por razones políticas: la necesidad de sostener la transformación económica en un país emblemático de esta salida del «comunismo». La nueva política financiera tomó la decisión del endeudamiento interior en lugar del exterior. La reforma de las jubilaciones ha cambiado completamente el dato.
Según el último informe de los Ministros de Trabajo y de Finanzas, sin la introducción de las OFE la deuda de Polonia a finales de 2012 habría sido del 38% del PIB2 (o sea, casi el mismo nivel que en el momento de la introducción de la reforma). Hoy día, el endeudamiento público es superior al 55% del PIB. Es decir, la deuda ligada a las OFE ha alcanzado los 300.000 millones de zloty (¡más de 70.000 millones de euros!). Y cada año aumenta casi automáticamente -ya en 2010 los expertos previnieron al gobierno que en 50 años la deuda debida a la reforma de las pensiones se acercaría al 94% del PIB.
El gobierno tiene miedo del coste de esta reforma desde ya hace varios años. Incluso los ultraliberales, como el Ministro de Finanzas Jacek Rostowski, han propuesto un cambio radical de este sistema. Hasta ahora con éxitos mitigados, pero reales: en 2011, la parte de las cotizaciones que va a las OFE fue reducida de 7,3% a 2,3% de los salarios brutos. Pero esto no es suficiente cuando la deuda supera el 55% -el tope autorizado por la Constitución, cuya superación impone una restricción presupuestaria radical. Difícil de aceptar para el partido gubernamental, con la perspectiva de las elecciones municipales y europeas en 2014.
Por ello, en setiembre de 2013 el gobierno tomó la decisión de un cambio radical. Según su proyecto, las OFE deberían reintegrar el 51,5% de su capital en febrero de 2014. En primer lugar, las bonos del gobierno, que serán anulados. El precio de estos bonos no debería ser más bajo que antes del 3 de setiembre de 2013, antes del anuncio del plan de la nueva reforma.
El proyecto prohibe a las OFE invertir en bonos de Polonia o de otros Estados. Pequeño regalo para financieros: ya no habrá límites de inversión en acciones, y se reducirá el límite que afecta a la inversión en el extranjero (la Comisión Euroea ya había pedido suprimir esos límites).
Además, los capitales que queden en las OFE deberán ser transferidos al ZUS diez años antes del tope de jubilación del interesado y el ZUS se ocupará del pago a los jubilados.
Y última novedad: cada cual podrá decidir, hasta junio de 2014, si quiere seguir pagando a las OFE o bien pagar el conjunto de sus cotizaciones al ZUS. Si no lo decide oficialmente, volverá automáticamente al ZUS.
Para contrarrestar la propaganda de las OFE, que intentan asustar a los polacos anunciando que perderán todo su dinero, el gobierno quiere prohibir oficialmente la promoción de las OFE, imponiendo duras penas en caso de que no respeten esta prohibición.
Durante la gran querella en la familia neoliberal, que domina ideológicamente en Polonia, los defensores de la reforma dicen que sólo quieren permitir a los ciudadanos que hagan la elección: mantenerse cotizantes a las OFE o volver al ZUS. Los más duros responden que se trata de una «nacionalización» -el término más detestado en sus filas. En los medios de comunicación, la campaña de defensa de las OFE ha comenzado, ya que las OFE poseen también acciones en estos medios.
Hay que subrayar también que, aunque el proyecto del gobierno es un gran paso en la buena dirección, no suprime por completo el problema de las OFE. Van a continuar existiendo, continuarán recibiendo una parte de las cotizaciones de jubilación y podrán comprometerse aún más en el mercado especulativo. El ejemplo de Hungría que, en 2010, desmontó totalmente sus fondos privados de pensiones, indican otra posibilidad de resolver el problema,
Por otro lado, el sistema de pensiones será siempre deficitario mientras 2 millones de palacos continúen emigrando, más de 2 millones sean parados y si 4 millones sigan trabajando con contratos de trabajo a la baja, sin cotizaciones sociales…
Darius Zalega, periodista y militante del Sindicato libre «Agosto 80» y del Comité para la anulación de la deuda del tercer mundo (CADTM).
Traducción: VIENTO SUR
18/10/2013
http://cadtm.org/Nationalisation-pa…
NOTAS
1/ Mitchell A. Orenstein, «Privatizing Pensions: The Transnational Campaign for Social Security Refomr», Princeton University Press 2008; actualmente hay también edición polaca.