Recomiendo:
0

A 24 meses del Golpe de Estado

«No olvidemos a Honduras»

Fuentes: Rebelión

A dos años del Golpe de Estado del 28 de junio 2009, la fragilidad política sigue imperando en un país lejos de estar normalizado y en el que la resistencia popular continúa activa y movilizada. «Es fundamental que la sociedad civil internacional ejerza una presión constante. Incluso que condicione su cooperación al respeto efectivo de […]

A dos años del Golpe de Estado del 28 de junio 2009, la fragilidad política sigue imperando en un país lejos de estar normalizado y en el que la resistencia popular continúa activa y movilizada. «Es fundamental que la sociedad civil internacional ejerza una presión constante. Incluso que condicione su cooperación al respeto efectivo de los derechos humanos», enfatiza la ingeniera agrónoma hondureña Leticia Flores durante una reciente visita a Suiza. Flores coordina en Honduras el programa de HEKS-EPER (Obra de ayuda de las Iglesias Evangélicas Suizas), ONG con fuerte implantación en ese país.

Cinco meses después del Golpe que destituyó al presidente José Manuel ‘Mel’ Zelaya Rosales, se realizaron elecciones de las cuales fueron proscritas las principales personalidades y fuerzas políticas de la oposición. Como resultado de las mismas llegó al Gobierno Porfirio Lobo Sosa quien asumió el 27 de enero del 2010.

Continuismo golpista con fachada democrática

La actual etapa post-electoral no es más que el continuismo del Golpe de Estado, explica Leticia Flores. «Honduras sigue viviendo una situación de total indefensión e impunidad. Con violaciones constantes y sistemáticas a los derechos humanos fundamentales».

Y con estadísticas en mano, argumenta sus afirmaciones. Según el COFADEH (Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras) entre enero 2010 y junio del año en curso se han registrado 34 asesinatos de campesinos por conflictos de tierras; 431 detenciones ilegales; 26 casos de tortura; 36 exiliados políticos; y 6 desapariciones forzadas. «Expresión de una persecución sistemática a dirigentes sociales y sus familias para tratar de frenar la resistencia contra el régimen», enfatiza Flores.

Organizaciones internacionales de prensa denunciaron que en igual período 10 periodistas fueron asesinados en Honduras. Convertido así en el país latinoamericano que registra la tasa más alta de homicidios de comunicadores y el más peligroso, junto con México, para el ejercicio de la profesión.

Como síntesis, Flores afirma que «en el país no existe voluntad política para el respeto de los Derechos Humanos de la población. El gobierno ha creado mecanismos para mostrar a la comunidad internacional que se está trabajando, pero estos mecanismos no se aplican».

A esta situación preocupante a nivel de derechos individuales, «se le suma la catastrófica situación económico-social y ambiental», insiste Leticia Flores.

Con el agravante «que el régimen está hipotecando a las generaciones futuras, al entregar en concesión los pocos recursos naturales que quedan. Si se sigue a este ritmo en menos de 30 años la realidad ambiental de Honduras será reducida a escombros».

Una «nueva» Honduras

A pesar del drama político-institucional que vive Honduras, «el aspecto más positivo de estos dos años y el principal portador de esperanza es que el pueblo de mi país ha despertado. Existe otro pueblo luego del Golpe de Estado. Hay otra Honduras en movimiento y otra visión de democracia participativa que se instaura desde abajo», enfatiza Leticia Flores.

Y es en este contexto de resistencia popular – a pesar de la represión gubernamental- «que la comunidad internacional debe posicionarse claramente».

«Es fundamental la presión de la cooperación internacional, tanto bilateral como multilateral, oficial o no-gubernamental, y en particular del Grupo G-16 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Canadá, España, Estados Unidos , Suecia, Japón, Italia, los Países Bajos, el Reino Unido, Francia y Suiza; organismos multilaterales y la Unión Europea ). Incluso, condicionando su apoyo al respeto efectivo de los derechos humanos», enfatiza la coordinadora del HEKS-EPER en Tegucigalpa.

Quien lanza una recomendación complementaria: «no solo hay que escuchar las promesas y los compromisos del Gobierno de Porfirio Lobo, que firma y promete todo. Sino reforzar los mecanismos de monitoreo y a las propias organizaciones hondureñas de la sociedad civil, para que las compromisos sean cumplidos realmente».

La solidaridad internacional

Karl Heuberger, responsable del Programa Honduras en la sede central del HEKS en Zurich, insiste que si bien «el Golpe ha causado mucho daño ha abierto una oportunidad histórica dada la enorme conscientización que se da y que no existía antes en ese país centroamericano».

Por eso es esencial «que la comunidad internacional no olvide a Honduras», y ayude a consolidarse a los actores sociales que han debido asumir grandes desafíos históricos en los dos últimos años, subraya.

¿Retos esenciales en la etapa actual para la comunidad internacional de cara a Honduras? «Temas esenciales y prioritarios a implementar», enfatiza Heuberger. Entre ellos el apoyo a la «Comisión de Verdad» -constituida por personalidades de primer nivel de América Latina y de Europa-, quien va a presentar su informe en noviembre próximo.

«Ese momento va a constituir una línea divisoria de aguas para el país centroamericano. Y por eso nuestro deseo es que la cooperación internacional en su conjunto (incluyendo a los gobiernos europeos y el G16) apoye a la Comisión; se posicione sobre su trabajo; difunda y sostenga sus conclusiones, explica Heuberger

En Honduras «existe hoy un sistema de justicia que no funciona para nada, con una impunidad casi total». De allí que las conclusiones de dicha Comisión pueden constituir un aporte decisivo para cerrar el continuismo golpista actual; desbloquear un Estado sin justicia; reforzar la construcción democrática; y, además, tratar de reducir la polarización social creciente que impera en el país, subraya.

Lo que está en juego -concluye Heuberger- «no es solo el presente hondureño, sino el presente-futuro de toda Latinoamérica». Es esencial que «se cierren todos los espacios a cualquier anhelo golpista. Y se valorice, como aprendizaje significativo, los aportes de los movimientos sociales desde el Golpe del 2009 a esta parte.

«Sin la cercanía y el apoyo decidido de la comunidad internacional se corre el riesgo que la resistencia hondureña sola no pueda lograr el cambio democrático que promueve y necesita el país», concluye.

Sergio Ferrari, en colaboración con E-CHANGER y swissinfo

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.