Ayer se celebró la manifestación nacional contra el Tren de Alta Velocidad Turín-Lyon, una obra prioritaria para el gobierno Berlusconi, que costará, según las previsiones más prudentes, 22.000 millones de euros y que prevé la perforación de un túnel de 54 km. La habían convocado los comités NO TAV y la respaldaban 22 alcaldes del […]
Ayer se celebró la manifestación nacional contra el Tren de Alta Velocidad Turín-Lyon, una obra prioritaria para el gobierno Berlusconi, que costará, según las previsiones más prudentes, 22.000 millones de euros y que prevé la perforación de un túnel de 54 km. La habían convocado los comités NO TAV y la respaldaban 22 alcaldes del Valle de Susa. Por la mañana 70.000 personas se manifestaron de manera pacífica. Por la tarde comenzaron los enfrentamientos entre activistas de centros sociales y fuerzas de policía que protegían la entrada a las obras de la autovía en Chiomonte, zona militarizada desde que el día 27 de junio 2.000 agentes de las fuerzas del orden conquistaron el campamento montado por los ciudadanos que se oponen a la construcción del TAV.
El resultado de la batalla de ayer por la tarde fue de 188 agentes heridos. Fuentes NO TAV hablan de 200 manifestantes heridos o intoxicados. El corresponsal de Al Jazeera denunció que la policía disparó a altura de hombre. Un manifestante fue ingresado con trauma múltiple torácico y abdominal por un disparo de lacrimógeno. La policía empleó gases lacrimógenos CS (clorobenzilideno malononitrilo), que se consideran como armas químicas.
Si la batalla en Val di Susa fue dura, no lo fue menos en los medios de prensa. Los periódicos de gran tirada subrayan la parte violenta de la manifestación e insisten en la organización de los «nuevos black bloc», sin entrar en el debate de las razones de peso contra esta obra faraónica. «Armados, entrenados y militarizados», dice la Repubblica; » estrategia paramilitar», dice Il Secolo XIX; doscientos extranjeros procedentes de los «centros sociales más peligrosos de Europa», dice La Stampa; «la guerra Brigadas Rojas de los No TAV» titula Il Giornale. La bloguera Debora Billi denuncia una censura en Twitter del tag #notav. El Presidente de la República, Giorgio Napolitano, pide «firmeza» contra «los violentos».
El Comité No TAV de Turín sintetiza así lo ocurrido ayer: «Exactamente igual que en Génova hace 10 años. Hoy en Chiomonte se han rozado dos mundos inconciliables: la lucha determinada y pacífica de familias que defienden los bienes comunes y que ya dura 20 años contra el TAV y, como reacción a las provocaciones de la policía, esa lucha idiota y violenta cuyo objetivo es ella misma y que prescinde de razones y lugares.» La prensa muestra evidentemente las imágenes violentas y se oscuran las razones de peso del movimiento No TAV que considera esta obra inútil porque no la justifican las previsiones ni de tráfico de mercancías ni el de pasajeros; insostenible económicamente, pues proyecta deuda sobre generaciones futuras restando recursos a otros bienes públicos como educación o sanidad; favorecedora de economía mafiosa debido al entrelazamiento política-empresarios-mafia; y devastante ecológicamente.
Según Berlusconi, la obra debe hacerse porque Italia quedaría «fuera de Europa». El comienzo de las obras era fundamental, dice el mainstream, para conseguir los 680 millones de euros de fondos europeos previstos. La UE no pide que se haga la TAV Turín-Lyon, sino que el transporte de mercancías y pasajeros en el corredor 5 mejore su eficiencia, cosa que se podría conseguir mejorando las ya existentes que funcionan tan sólo al 25% de su capacidad, responden expertos contrarios a la realización de la obra. En Val di Susa chocan dos modelos de progreso. Uno es el que ganó hace poco los referéndums por el agua pública y contra las centrales nucleares, que apuesta por los bienes públicos y por otro concepto de crecimiento; el otro es el de la alta política bipartidista que sigue pensando en puntos de PIB, y que sigue viendo una apetitosa tarta de 15.000 millones de euros tomados de la deuda pública italiana. Son dos mundos que seguirán chocando largo tiempo en el Valle de Susa.
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