La responsabilidad social corporativa con atención por el medioambiente, el empleo, los jóvenes y las mujeres es uno de los mantras del sector empresarial para posicionarse en el mercado.
La resistencia de séis comunidades rurales contra el accionar de la Barrick Gold Corporation en la mina de oro de Pueblo Viejo en la provincia de Sánchez Ramírez, nos revela una realidad que no aparece en los bellos folletos, ni en los informes de papel brillante, ni en los videoclips atractivos, ni en la avalancha de buenas noticias difundida por los medios sociales.
Entre esperanza y desesperanza
Lunes 6 de noviembre de 2017: algunas mujeres se ponen las cadenas cerca de la entrada de la mina de Barrick Gold en Pueblo Viejo, municipio de Cotuí, en la provincia de Sánchez Ramírez. La fecha no es casual. Es el aniversario de la primera Constitución del país. Luchan por su derecho a la vida. Las mujeres vienen de cuatro comunidades en las cercanías inmediatas de la mina: La Piñita, La Cera, El Naranjo y Las Lagunas. Los hombres también se muestran solidarios y las acompañanan. Dos meses más tarde los vecinos de Jurungo y Jobo Claro también deciden participar. En aquel momento nadie podría sospechar que el campamento no se levantaría durante los dos años, tres mees y veintitres días por venir.
Con el tiempo unas 137 organizaciones sociales manifiestan su solidaridad. Los “Encadenad@s” tambien pueden contar con el apoyo de varios centros de investigación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y del Observatorio Dominicano de Políticas Públicas (ODPP) en particular. El campamente se convierte en un foco que atrae a estudiantes, profesores, periodistas y políticos locales y nacionales. A veces llegan con más de cien personas. Instalan un comedor popular y organizan un turno para asegurar la permanencia contínua de hombres y mujeres. El Comité Nuevo Renacer que dirige la protesta, organiza conferencias de prensa, seminarios y de vez en cuando se celebra una misa a iniciativa de las parroquias de la región.
Siete meses después, el martes 18 de junio de 2018, a las 03:30am, hora temprana de madrugada, aparecen más de cien militares y agentes de policía para arrasar el campamento a mano militar. Sin embargo, la resistencia continúa. Otro campamento se levanta seiscientos metros más lejos, al lado de la ruta principal, con vista sobre la mina.
En enero de 2019 decenas de personas se ponen en marcha en una “vía crucis” hacia la capital. El 14 de enero de 2020 una comisión de la comunidad es recibida en el Palacio Nacional para entregar una demanda de reubicación digna e inmediata. El funcionario de la Presidencia que la recibió, expresa su apoyo y en su misiva introductoria para el Presidente indicará que “que no hay otra solución”. Su demanda es muy sencilla: la reubicación hacia otra región en la provincia donde la tierra sea fértil y el agua no esté contaminada. Ni más, ni menos, su derecho legal.
En mayo de 2022 visito a los miembros del comité por segunda vez. Resulta que también los echaron del terreno al lado del camino y que los cultivadores locales de cacao les prestaron sus locales. No resisto pasar por el lugar donde estaba el viejo campamento antes. Hace cuatro años se pudp ver desde allí las aguas color café de la Presa El Yagal, una enorme presa de colas, un depósito de relaves donde se vierten los resíduos de la extracción minera procesados y convertidos en lodo para taparlos con millones de metros cúbicos de agua. Ahora no logro ver más allá de un muro de una altura de 150m, levantado con tan sólo piedras y arcilla. La presa tiene una longitud de 1,832 metros y tiene una capacidad de 25 millones de metros cúbicos. La construyeron en el cauce del Río El Yagal que ahora ahí mismo termina.
Antes de la llegada de Barrick, El Yagal junto con el Río Maguaca constituyeron la arteria vital para una cuenca de 37 ríos, riachuelos y arroyos que ahora se han vuelto casi resecos. Barrick desplazó el rumbo del Maguaca por cuyo lecho ahora apenas corre agua. Pero aún, la población sospecha que las aguas del Maguaca están fuertemente contaminadas, juzgando por el color de los fangos y la desaparición de los cangrejos y peces.
Por dondequiera voy, los vecinos me cuentan sobre las matas de mango que antes de la llegada de la mina, daban frutos cuatro veces al año y que ahora están muertas; sobre las nueces de cacao que se pudren antes de poder madurar; sobre el agua que ya ni sirve para bañarse. Cada familia tiene derecho a 8 galones de agua potable por semana, pero le distribución falla. En sus ranchos ya no corren las gallinas y el ganado se murió hace mucho.
Unas trescientas familias ya no aguantaron más y abandonaron sus casas y vecindades. Otras quinientas familias siguen manteniéndose firmes. Se organizó un censo. Se prepararon los planes de reubicación. En 2020 ya fueron aprobados pero su realización se estancó. Peor, las intimidaciones y detenciones siguen siendo una constante en las reacciones de las autoridades y de los responsables de la minera.
Las historias que no se cuentan
La protesta no encaja con la historia sobre la responsabilidad social corporativa que Barrick quiere vender al mundo exterior. En su campaña de relaciones públicas Barrick pone el enfoque en las bondades de la minera para el desarrollo económico y social en Cotuí, que además beneficia sobre todo a los jóvenes y a las mujeres. El 97% de los aproximadamente 2,600 puestos de empleo en la mina los ocupan dominicanos y el 18% los ocupan la mujeres, mayoritariamente jóvenes. Lo que Barrick Gold no cuenta es que se trata sobre todo de contratos temporales y que la creación de empleo no tiene nada que ver con el empleo de la población local que antes pudo ganarse la vida con la agricultura pero que carece de las competencias que se necesitan para la minería. Barrick también presume de la construcción de mil casas con iglesias, tiendas y escuelas. Pero éstas sirven principalmente para acoger a los que migran atraídos por Cotuí siendo un nuevo polo de desarrollo. Sobre el derecho de las séis comunidades a la reubicación la Barrick no suelta ni una sola palabra.
El gran trofeo incontestable de Barrick es el saneamiento espectacular del Río Margajita y la restauración de la biodiversidad en sus aguas y orillas. Dice Barrick que el Margajita es el único río donde todavía deposita aguas desechas. No deja de insistir en que el depósito se hace sólo “después de haber sido purificadas primero”. Lo que Barrick no cuenta es que en la región por donde pasa el Margajita no vive nadie y que por ende no beneficia a las comunidades afectadas. Los expertos en medio ambiente dudan la veracidad de las historias de Barrick sobre la restauración de la biodiversidad en las aguas del Margajita y en sus alrededores. Es “una de las grandes mentiras de la minería,” insiste el profestor Luis Carvajal, coordinador de la Comisión Ambiental de la UASD. Aclara además que las presas de colas pueden bien ser la solución más barrata para depositar residuos tóxicos, pero no es la mejor. La filtración de metales pesados en el subsuelo es un riesgo latente. No hay que olvidar tampoco que la República Dominicana está en el octavo lugar de los 183 países con riesgo de desastres naturales. Carvajal advierte que la República Dominicana está muy expuesta a las tempestades tropicales y los huracanes fuertes que cada año pasan por la región del Caribe, y que además está ubicada cerca de varias fracturas tectónicas, lo que incrementa gravemente el riesgo a terromotos y, por consecuencia, a rupturas en la presa.
Carvajal no disimula. Comunidades enteras que perdieron el agua y un índice de pobreza agravante en la región hacen que cada vez es más difícil de confiar de las palabras de Barrick. Además, los tantos escándolos en otros países del mundo, como en Chile, Tanzanía, Papa Nueva Guinea y Alaska, no favorizan la credibilidad de la minera. No se puede hablar de “una minería responsable” sino de “una minería culpable, ” concluye Carvajal.
Altas apuestas
La extracción de oro en la República Dominicana no es un fenómeno reciente. Los Tainos, la población original de la isla, ya sabían que había oro, muchos siglos antes de que Cristobal Colón puso pie en su tierra. En el año 1969 la minera norteamericana Rosario Mining Company descubrió unos yacimientos de oro interesantes en Pueblo Viejo. En 1975 produjo más de 155 toneladas de oro al año, con lo que Pueblo Viejo se posicionó en la lista de las minas de oro principales en las Américas. En 1979 el Banco Central de la República Dominicana compra el 54% de las acciones con que el Estado dominicano se hizo el accionista principal. Las reservas de oro empiezan a decrecer y en el año 1999 se cierra la mina de manera definitiva. Con el cese de las actividades de la mina, las plantas que fueron construídas para el tratamiento de las aguas de relave antes de depositarlas en los arroyos del Margajita y del Mejita, también dejan de funcionar. Ya nadie se preocupa de las cañadas que regularmente salen de sus orillas, ni de los tóxicos que se filtran en los subsuelos, ni de la contaminación de la cuenca entera en la zona del Bajo Yuna, una de las zonas de mayor fertilidad del país.
Pero la fiebre de oro persiste y siguen buscando nuevas reservas. En julio de 2001 el gobierno dominicano abrió una licitación internacional para reabrir la explotación de la mina de Pueblo Viejo. La minera norteamericana Placer Dome America Holding Corporation gana el contrato. En 2002 se aprueban los derechos a la concesión. Se trata de un “Contrato Especial de Arrendamiento de Derechos Mineros”. El subsuelo en Pueblo Viejo abunda en sulfuro de oro y para evitar los riesgos de emisión de ácidos sulfúricos y de producción de lluvias ácidas, es prohibida la tostación de los minerales para la extracción del oro. En el contrato también se estipulan los arreglos financieros, tomando en cuenta los gastos de inversión, el precio (fluctuante) del oro y los ingresos para el estado, bajo forma de impuestos y una participación en las ganancias. En el año 2006 Barrick Gold compra el 81% del paquete global de acciones del Placer para así adquerir los derechos en Pueblo Viejo.
Barrick Gold estima las reservas de metales preciosos en unas 700 toneladas de oro, 3,826 toneladads de plata y 15,645 toneladas de cobre por un valor total de 38,558 millones de dólares. En 2009 una empresa conjunta entre Barrick Gold Corporation (60%) y Goldcorp (40%) adquiere los derechos de explotación. Para la operación de la mina en Pueblo Viejo se crea la Pueblo Viejo Dominicana Corporation, sea “Barrick Pueblo Viejo”. El gobierno renuncia a sus derechos de participación hasta que Barrick no haya recuperado plenamente la totalidad de los gastos de inversión y mientras que no haya obtenido una tasa interna de retorno de un 10%. En 2012 Barrick comienza con la producción. Para extraer el oro a los minerales se utilizan cantidades enormes de agua y cianura.
Después de un análisis detallado de las cláusulas contractuales la Academia de Ciencias de la República Dominicana llega a la conclusión de que el gobierno ha renuciado de facto a sus derechos de participación para siempre. La Academia también cuestiona el hecho de que en el nuevo acuerdo no se haga referencia alguna a la obligación establecida por la ley de aplicar el 5% del producto de las actividades mineras para mejorar las condiciones de vida y de trabajo en las comunidades adyacentes a la mina. El informe también critica duramente la desaparición de las cláusulas que prohiben la tostación y la no existencia de un estudio independiente de impacto ambiental tal como estipula la ley. Cuando la mina se cierre, será la responsiblidad del estado de monitorear el mantenimiento y la seguridad de las presas de colas y el saneamiento del medio ambiente. Cierto, Barrick dice asumir el 50% de los gastos que incurrirá el estado para la remediación ambiental externa a la mina, pero sólo hasta un tope de 37.5 millones de dólares. No se ha acordado cómo se calculará el 50% ni cómo se verificará.
En 2019 Goldcorp fusiona con Newmont Mining Corporation por lo que Newmont llega a ser la empresa minera más grande en el mundo. Barrick la sigue en el segundo lugar. Actualmente Barrick Pueblo Viejo es la quinta mina de oro más grande en el mundo. En los últimos años el precio de oro ha aumentado bastante. Sin embargo, Barrick insiste en que la mina en Pueblo Viejo aún nos es rentable. Mientras tanto la República Dominicana se ha afiliado a la Extractive Industries Transparency Initiative (EITI), que determina y monitorea las estandares internacionales para la explotación minera socialmente responsable de los recursos naturales. Tanto Barrick Pueblo Viejo, como el gobierno dominicano presumen de someter el Informe País bianual, pero se niegan a someter el informe previamente a la EITI-RD para su validación. La EITI-RD es la comisión nacional de la EITI en la República Dominicana en la cuál la sociedad civil también está representada. Esta sociedad civil entregó una denuncia formal a la secretaría internacional de la EITI.
Se continuará
El 18 de marzo de 2017 la UASD presenta una petición ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) en nombre del Observatorio Dominicano de Políticas Públicas (ODPP-UASD), de la Fundación Justicia y Transparencia (FJT), de la Fundación Guayacán de Energía y Medio Ambiente (GEMA) como representante del Espacio Nacional por la Transparencia de la Industria Extractiva (ENTRE). Denuncian la carencia de varias obligaciones estipuladas por la ley en el contrato del estado con Barrick Gold, la falta de toda forma de transparencia financiera, las numerosas indicaciones de corrupción y clientelismo, y las consecuencias nefastas de las actividades mineras para las comunidades aledañas. Insisten en que la CIDH enviara una comisión independiente de investigación y verificación, pero la tramitación de la petición va muy lento. Ya llevan cinco años esperando una primera respuesta oficial.
Entretanto Barrick anunció que se necesita de otra presa de colas adicional para hacer que la mina sea rentable. Puso sus ojos en Pueblo Grande, Monte Plata, en la provincia de Yamasá. Por el momento se ha logrado desviar el mal. Después de protestas masias la nueva presa no se construirá. Se dice. Piensan ahora construir otra presa en Pueblo Viejo y Barrick dice que también están investigando otras veinte posibilidades.
La fiebre de oro en la República Dominicana está lejos de calmarse. Se detectaron reservas de oro de interés comercial en las provincias de Monseñor Nouel, San Juan y Dajabón. Según las informaciones más recientes hay 51 solicitudes de exploración pendientes donde el Ministerio de Energía y Minas. No cabe duda de que las maquinarias de cabildeo de las grandes corporaciones van a toda fuerza. Mientras tanto las 500 familias en las séis comunidades siguen esperando a lo que tienen derecho: la reubicación en un lugar seguro.
Traducción de: Marleen Bosmans.
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