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Nos empujan al patio trasero

Fuentes: Rebelión

Vieja historia la de Íbero América y El Caribe, que pese a nuestras enormes potencialidades y los muchos y muy sólidos factores de unidad que poseemos (entre ellos lengua, historia y religión en común entre casi todos nuestros pueblos), casi siempre hemos operado como el dócil patio trasero de EEUU y la Unión Europea. Patio […]

Vieja historia la de Íbero América y El Caribe, que pese a nuestras enormes potencialidades y los muchos y muy sólidos factores de unidad que poseemos (entre ellos lengua, historia y religión en común entre casi todos nuestros pueblos), casi siempre hemos operado como el dócil patio trasero de EEUU y la Unión Europea. Patio trasero al cual tiraron desdeñosa y soberbiamente cuantas basuras financieras y económicas generaron en sus sistemas internos, y de las cuales tantas veces nos usaron para transferirnos las crisis que sus propios sistemas especulativos y de derroches institucionalizados provocaron en sus enormes mercados internos. Eso además de usarnos como mercados cautivos para sus industrias y sus patentes tecnológicas, mientras que por diversos medios siempre protegieron sus mercados internos de nuestras exportaciones, tantas veces como eso les resultó funcional a sus intereses; por caso, las subvenciones a las ineficientes producciones agropecuarias europeas, cerrando mercados a nuestras exportaciones.

Como no pudieron imponer el ALCA (tratado de «libre comercio» -léase subordinación explícita a EEUU de todo el continente-), rechazado contundentemente en la Cumbre de Mar Del Plata en 2005, la mega potencia insiste por otras vías y otros métodos, pero el objetivo central sigue siendo el mismo: subordinar y alinear dócilmente a la «tropa» de naciones de Íbero América y El Caribe, bajo el liderazgo explícito y no discutible de EEUU, tal como lo fue casi sin solución de continuidad desde fines de la Segunda Guerra Mundial, y ya lo era desde el siglo XIX, varias veces invadido y siempre subordinado colonialmente.

Funcional a los mismos designios de subordinación de nuestros países, son las presiones para imponer con carácter forzado, el tratado de «libre comercio» del Mercosur (y con ello de la Unasur), con la poderosa Unión Europea. De firmarse, será de hecho el tratado de defunción del Mercosur y el certificado de anemia terminal de la Unasur y la Celac. La habitual cortedad de miras de las oligarquías locales no advierten que el «libre comercio» con la UE será la correa de transmisión con la cual nos endosarán los costos de la severa recesión que las «recetas» neoliberales provocaron en el mosaico asociativo europeo, y tampoco advierten que solo actuando en conjunto como un bloque sólido, nuestros países lograrán hacer valer las importancias estratégicas de nuestras exportaciones.

Por caso, los socios menores del Mercosur, Paraguay y Uruguay, que hoy fungen como arietes a favor del «libre comercio», al igual que las oligarquías de Argentina y Brasil, no advierten que solo como bloque monolítico haremos valer la enorme importancia de nuestros cuantiosos excedentes de alimentos, en un mundo en el que cada vez menos países contarán con saldos exportables importantes de cereales, soja y cárnicos en general. Esto lo había expuesto premonitoriamente, incluyendo a Bolivia en el contexto de grandes productores de alimentos de Sudamérica, el coronel y analista geopolítico Jorge Luis Rodríguez Zía, en su libro «El Poder del Pan», hoy una inhallable obra, de los años ’70.

Pese a la alineación explícita de México, Colombia, Perú y Chile a la Alianza del Pacífico (que es el formato en pequeña escala del negativo ALCA que se nos quiso imponer), y con innumerables otras presiones en contrario, nuestros países dieron pasos muy importantes y de sensibles importancias estratégicas, al constituir y comenzar a trabajar en los contextos mega regionales de la Unasur y de la Celac, con varias acciones de fuertes contenidos estratégicos ya realizadas, y otras en cursos de ejecuciones. ¡Son bloques regionales, sin la participación ni el «monitoreo» de EEUU y Canadá!, que en otros entes, como la OEA, muchas veces condicionaron y torcieron las voluntades de nuestros pueblos y gobiernos de tipo progresistas, o si se quiere, de corte u orientación nacional y con vocación de formar la Patria Grande, y con ello materializar el estratégico proyecto que algunos de nuestros estadistas llamaron Nuestra Segunda Independencia.

Pero las presiones siguen, sin solución de continuidad. Los golpes blandos, con financiaciones a grupos opositores y a activistas de diversos tipos, incluyendo tiradores especiales y expertos en acciones de guerrillas urbanas (como los que provocaron las «guarimbas» en Venezuela), se siguen ejecutando; e incluyen en algunos casos intentos claros de magnicidios, como los que se desarticularon en Bolivia, Venezuela y Ecuador. Expertos en guerras psicológicas claramente desarrollan sus acciones, con los avales de los medios de difusión ultra conservadores de nuestros países, que actúan bajo el paraguas institucional de la influyente SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), así como otras vinculaciones de grupos mediáticos europeos ultra liberales, como el grupo Prisa de España, cuya «nave insignia» es el diario El país, muy citado por diversos diarios del conservadurismo vernáculo de nuestros países.

Las pretendidas desacreditaciones, que diversos mercenarios del periodismo difunden contra los muy importantes acuerdos estratégicos de varios de nuestros países con Rusia y China, llegan a grados patéticos, incluso «alertando» de supuestas «entregas de soberanía», mientras ni se inmutan ante las bases estadounidenses en Paraguay, Colombia y otros países de nuestra región, e incluso omiten la amenaza latente pero muy real que significa la poderosa base británica en las usurpadas Islas Malvinas; ni tampoco mencionan las amenazas de EEUU de «internacionalizar» la Amazonia, bajo excusas ambientales.

El cambio de orientación económica impuesto en Brasil, con un neoliberal al frente del ministerio respectivo, con el jaqueo mediático al gobierno de Dilma, y el reciente acuerdo de recomposición de relaciones con EEUU, adonde viajó la mandataria brasileña con casi todo su gabinete, son todos factores que suman preocupación, ante el evidente recrudecimiento de las presiones para debilitar los nexos de nuestra región con el BRICS, y para hacernos regresar poco menos que a los empujones, al rol de dócil patio trasero de EEUU y la UE.

Esa lucha también se desarrolla en Argentina, donde la nueva «Unión Democrática» que amontona a los sectores ultraliberales que apoyan y son financiados por los fondos buitres, de hecho reeditaron el fallido accionar del embajador yanqui Spruille Braden, desprolija y soberbiamente ejecutado en 1945, circunstancia histórica en la cual la lucha política se sintetizó magistralmente en tres contundentes palabras: «Braden o Perón». Y el pueblo optó por la opción nacional.

Hoy la historia se repite, con otros actores.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.