El 2019 inicia con una serie de acciones y declaraciones que ponen en peligro a las naciones latinoamericanas, la llegada al poder de Jair Bolsonaro en Brasil y sus primeras medidas tomadas en contra de los trabajadores, los pueblos originarios y la democracia en general, han despertado las alarmas antifascistas, sus alianzas con Israel y […]
El 2019 inicia con una serie de acciones y declaraciones que ponen en peligro a las naciones latinoamericanas, la llegada al poder de Jair Bolsonaro en Brasil y sus primeras medidas tomadas en contra de los trabajadores, los pueblos originarios y la democracia en general, han despertado las alarmas antifascistas, sus alianzas con Israel y sumisión ante la política imperialista de los Estados Unidos, marcan el rumbo de sus primeros pasos, todo esto, sumado a sus declaraciones de abierta confrontación con las ideologías de izquierda, en franca referencia al comunismo y al gobierno popular que encabezara años atrás Lula da Silva, hoy preso político del país sudamericano.
La escalada política ultraconservadora pretende detener la profundización de los cambios efectuados por gobiernos progresistas en América del Sur, particularmente, buscan incrementar el acoso contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, acompañando al bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos, desestabilizar las relaciones entre naciones en los diferentes organismos de cooperación de la región y establecer un cerco a la organización popular que viene desde tiempo atrás reclamando el respeto de sus derechos en países como Colombia, Honduras, Paraguay, Guatemala, Argentina y Chile, entre otros. Todos ellos gobernados por representantes del intervencionismo de Washington.
La muestra se ha dado directamente en la reciente reunión del Grupo Lima, donde todos los países integrantes con excepción de México, votaron a favor de urgir al Nicolás Maduro para que no asuma el poder nuevamente en Venezuela, amenazando con no reconocer al gobierno venezolano si decide ocupar el cargo de presidente, esta clara actitud intervencionista atentan contra la historia de Nuestra América y abre una coyuntura que podría desencadenar una serie de enfrentamientos en la región, aunado a esta actitud, desde días atrás, Jair Bolsonaro ha dicho que tiene toda la intensión de establecer una base militar de Estados Unidos en Brasil, violando la soberanía de su país y preparando el terreno para una agresión contra Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua.
En este contexto, el gobierno de México ha dado muestra de congruencia y responsabilidad histórica, al decidir no sumarse a la agresión contra Venezuela, llamando al diálogo y ponderando la autodeterminación de las naciones, su independencia y soberanía, como lo establece el principio juarista que guía sus medidas en materia de relaciones exteriores. México se encuentra en una posición favorable para asumir un papel determinante en el nuevo escenario político de Nuestra América, reivindicando la unidad, integración y autodeterminación de la naciones, buscando contribuir a la construcción de alternativas para los males que aquejan a la región, además, siendo ejemplo en el respeto de los principios históricos que han dado forma a nuestras naciones: el anticolonialismo y antiimperialismo que los próceres de toda Latinoamérica han desarrollado en su pensamiento y acción a favor del bienestar de los pueblos nuestros. México puede asumir el papel de vanguardia en la lucha por la nueva independencia de América Latina.
En su discurso al celebrase los sesenta años del triunfo revolucionario en Cuba, Raúl Castro, líder de Partido Comunista, lanzó una advertencia a todo el pueblo cubano, indicando la nueva escalada de agresiones que el gobierno de los Estados Unidos ha abierto contra la isla caribeña, al decir: «Ahora nuevamente el Gobierno norteamericano parece tomar el rumbo de la confrontación con Cuba y de presentar a nuestro país, pacífico y solidario, como una amenaza para la región […] De manera creciente, altos funcionarios de la actual administración, con la complicidad de algunos lacayos, difunden nuevas falsedades y otra vez pretenden culpar a Cuba de todos los males de la región». Las palabras del revolucionario cubano y ex presidente son la advertencia de quien ha vivido bajo la constante confrontación con la potencia más poderosa de los últimos siglos, pero también, son las palabras de un hombre que junto a su hermano Fidel Castro y todo el pueblo cubano, ha resistido sin miedos al imperialismo y lo ha vencido en múltiples oportunidades y formas.
El nuevo capítulo de la historia latinoamericana está por escribirse, la creciente tendencia a la ultraderecha con claros rasgos fascistas pone en riesgo los avances que décadas atrás gobiernos y pueblos conquistaron. La reconfiguración geopolítica de Nuestra América requiere retomar el pensamiento de los próceres libertadores para hacer frente a los proyectos de destrucción representados por los lacayos de los intereses imperialistas, reivindicar la autodeterminación de las naciones, la integración con proyectos de bienestar social y luchar por la unidad para frenar la barbarie imperialista dignificando a todos los pueblos de Nuestra América.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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