Resulta Increíble que el general Kelly de la Infantería de Marina haya revelado que el Radar que vigilaba los cielos de América del Sur desde Curazao hasta Bolivia ya no existe. Inexplicable entonces que hayan restituido a sus cargos a los 23 Guardias Civiles que se encargaban de la seguridad de las instalaciones de ROTHR, […]
Resulta Increíble que el general Kelly de la Infantería de Marina haya revelado que el Radar que vigilaba los cielos de América del Sur desde Curazao hasta Bolivia ya no existe. Inexplicable entonces que hayan restituido a sus cargos a los 23 Guardias Civiles que se encargaban de la seguridad de las instalaciones de ROTHR, el radar que mira mucho más alla del horizonte.
Estas facilidades, ostensiblemente instaladas para rastrear a los contrabandistas que traen la droga a Puerto Rico, Dominicana y Estados Unidos desde el Caribe y el Golfo de México. Obviamente el interés principal es otro: controlar todo movimiento en Venezuela, Colombia, Brasil, Bolivia, Perú y Ecuador como parte de su estrategia de desestabilizar los gobiernos que no sean afines a sus imposiciones en el comercio y resisten perder el control de la explotación de sus recursos energéticos.
¿Que interpretación podemos darle a esta inesperada revelación de que se haya cerrado una instalación militar tan importante sin que esa información no hubiese trascendido en los medios ni había sido objeto de declaraciones oficiales del Pentágono anunciando el cierre de esta instalación militar que aparece en la foto que acompaño?
¿Será que esto fue un desliz y que al General Kelly se le zafó una admisión que no se suponía se supiera? ¿Será un comentario intencionalmente diseñado para hacer otro acto de dominio y falta intencional de respeto?
¿Cierran estas instalaciones porque ya no son necesarias existiendo flotas de drones con capacidad de realizar estas vigilancias saliendo desde plataformas navales?
Lo que me parece claro es que, sea de la manera que sea, los Estados Unidos intensifican su vigilancia, espionaje y «drone diplomacy» para afianzar su dominio militar sobre la región descansando en sus bases militares en México, Honduras, Curazao, Panamá y Colombia y en sus plataformes de la Cuarta Flota.
¿Esta es entonces la contestación de los EUA a la deccisión de la CELAC en la reciente Cumbre de la Habana en la que se pretende crear una Zona de Paz en el Caribe Desde Colombia hasta Puerto Rico en el Noreste?
Por sus drones y sus cohetes le habla el Presidente Obama a los caribeños. Ellos quieren que el caribe siega siendo el escenario del ejercicio del poder. No hay manera de ver este endurecimiento de la proyección de fuerza militar como el respeto a una zona de paz en el Caribe. Solo puede entenderse como una amenaza contra Venezuela, Ecuador, Cuba, Bolivia, Salvador y Nicaragua y cualquier otro estado que no se someta a sus mandamientos neoliberales.
Y mientras el Pentágono revela su decisión de desmontar el ROTHR en Vieques y Fort Allen la Prensa y los analistas de la Radio y la TV permanecen en absoluto silencio sobre el asunto. ¿Por que callan? ¿Por que se niegan a siquiera reportar el dato de un cierre de tal enverdadura? ¿Así de disciplinados los tienen que simplemente no publican nada tan sensitivo a menos que la alta oficialidad militar les autorice a publicar la información aquí compartida por Jesús Dávila?
Un periodista investigativo serio, diligente y persistente ha destapado esta noticia mientras ellos en los medios corporativos de la Derecha en Puerto Rico actúan como relacionistas públicos de las imponderables Fuerzas Armadas Yanquis y sus aparatos de inteligencia.
La mesa está puesta. Y está servida con un despliegue de poderío militar amenazantemente impuesto. Se trata de un atentado contra la libertad de los pueblos del Caribe y Sur América. Es una oferta que es imperativo rechazar; aunque el Imperio insista en que tenga que acatarse; por la fuerza si fuese necesario. Los 29 países que expresaron su solidaridad con Venezuela en la Cumbre de la OEA y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños deben ahora actuar ahora a la altura de su compromiso por el establecimiento de una zona libre de drones y bases militares en Mar y Tierra en el Caribe y el Sur de Nuestra América.
La vocación fundamental de los pueblos de América Latina y el Caribe es la Paz. Pero el Imperio insiste en que sea la Pax Americana con 7 bases en Colombia, bloqueo contra Cuba y pretensiones de imponer el colonialismo en Puerto Rico porque insisten le pertenecemos como botín de guerra desde julio de 1898.
Por eso insisten poner y quitar radares mientras siguen manteniendo una temible red de antenas con capacidad de provocar terremotos, lanzar rayos de la muerte, desarticular todas las comunicaciones y más.
El Caribe no puede seguir siendo utilizado como plataforma bélica, como coto de caza de los que luchan por la Paz y la Justicia que son solo posibles si decretamos que el Caribe Nuestro Caribe sea Zona Libre de Drones y Armas de Destrucción Masiva.
PUERTO RICO: CIERRA RADAR QUE VIGILABA AMÉRICA DEL SUR
Jesús Dávila
SAN JUAN, Puerto Rico, 27 de marzo de 2014 (NCM) – Un radar instalado en Puerto Rico en 1999 para vigilar los cielos de América del Sur y cuyo alcance cubre una extensa zona que incluye hasta el norte de los Andes en Bolivia y el Amazonas en Brasil fue cerrado desde hace un tiempo indefinido, de acuerdo a la información provista por la jefatura del Comando Sur de Estados Unidos, aunque no se dieron detalles.
Fue el propio general de la Infantería de Marina John F. Kelly, comandante de USSOUTHCOM, quien le notificó a la prensa que el denominado Radar Relocalizable Sobre el Horizonte (ROTHR) de Puerto Rico ya no está funcionando.
El general Kelly dio la información en días recientes luego de que en una ponencia para una comisión del Congreso de EEUU preparada por el Comando Sur y fechada en febrero pasado se indicara que los únicos radares del programa ROTHR que están funcionando son los de Virgnia y Texas, que cubren todo el mar Caribe, Centroamérica y las aguas cercanas del Atlántico y el Pacífico, así como partes de Venezuela y de Colombia. El radar de Puerto Rico era el único de los tres que pasaba de la línea ecuatorial para extender su perímetro de vigilancia al hemisferio sur.
En la reunión con periodistas, de acuerdo a la transcripción difundida, el general Kelly recibió preguntas sobre las instalaciones de comando de Cayo Hueso y explicó que esa no era uno de los radares sino más bien un centro de fusión táctica y que los radares propiamente estaban en Texas y Virginia, mientras que el tercero «estuvo» (used to be) en Puerto Rico. El asunto se despachó con esa mención tan escueta.
El informe no levantó mayor interés por parte de los periodistas y no se ha podido localizar hasta ahora un anuncio oficial del Departamento de la Defensa, el Comando Sur o alguna otra dependencia del gobierno de EEUU en el que se informe sobre el cierre de la instalación, cuándo se determinó, los motivos u otros asuntos pertinentes. Por lo menos tan reciente como agosto de 2012, se anunció oficialmente un contrato a la empresa Raytheon por parte del Departamento de la Defensa para dar servicios de ingeniería a los tres radares del sistema ROTHR hasta agosto de 2013 y se especificó que parte de los trabajos se llevarían a cabo en Puerto Rico.
Esta nueva degradación del uso militar de Puerto Rico ha tomado por sorpresa a este país hasta el punto de que 23 guardias civiles vigilan las 24 horas del día las instalaciones en la pequeña isla de Vieques. La otra parte del complejo sistema de antenas se encuentra ubicada en una base militar en la costa sur de Puerto Rico.
De hecho, cuando en enero del año pasado la compañía operadora de las antenas de Vieques informó que los guardianes serían despedidos, la Legislatura de Puerto Rico inició una investigación para proteger los puestos de trabajo de los puertorriqueños. Pero el asunto se resolvió cuando la empresa Raytheon le renovó los contratos a todos los guardianes por lo menos hasta 2017.
«No está funcionando, pero eso es top secret (secreto máximo)», dijo una fuente del más alto nivel en Puerto Rico que pidió no ser identificada. Según la fuente, el radar lleva años sin operar.
El tema del sistema ROTHR es uno un tanto contradictorio en la historia militar de los últimos decenios en EEUU. Se originó a finales de la llamada Guerra Fría como escudo protector estadounidense ante la posibilidad de misiles atómicos que pudieran ser lanzados por la entonces Unión Soviética y la Fuerza Aérea llegó a instalar uno para vigilar la costa del Atlántico y otro para la del Pacífico.
Terminado ese período, la Armada estableció su propia versión para proteger la frontera marítima sur y se inscribió como uno de los recursos extraordinarios de la denominada Guerra contra las Drogas. En los documentos se hablaba al principio con mucho entusiasmo sobre ese sistema, pero una evaluación de dicho recurso preparado más recientemente para la Universidad Nacional de la Defensa indica que en realidad su utilidad es muy limitada debido a una supuesta incapacidad para distinguir entre los muchos objetos de tráfico aéreo que detecta.
Además, los avances tecnológicos también apuntan hacia la posibilidad de obsolescencia prematura del sistema, con sus enormes parques de antenas, que envían y reciben señales de radio que rebotan en la ionosfera para poder alcanzar objetivos más allá del horizonte. Por ejemplo, la Oficina de Investigación Naval tiene abierta la convocatoria ONRBAA 14-001 para empresas interesadas en el desarrollo de drones -como se conoce popularmente los aviones tripulados a control remoto- que puedan lanzarse desde barcos o bases en tierra y que tengan «capacidad de vigilancia sostenida más allá del horizonte».
De todas formas, el sistema ROTHR no es la única parte importante del entramado de vigilancia por radar, que está configurado en la Red de Radares de la Base Caribeña, que incluye además otros radares de tierra, así como barcos y aeronaves de vigilancia electrónica. Todo eso a su vez forma parte de un sistema más amplio de inteligencia, en el que están recursos de interceptación electrónica de las comunicaciones y todo un ejército de espías e informantes, entre ellos aquellos reclutados de entre los propios contrabandistas capturados, esto último según consta en el informe de la Universidad Nacional de Defensa.
El bando de los contrabandistas también tiene sus espías y -según cálculos del gobierno estadounidense- dispone de más de 180 embarcaciones rápidas cada año, pesqueros, submarinos y aeronaves, con lo cual logra que casi el 85 de la droga llegue a sus destinos en los mercados norteamericano y europeo. En ese marco, la ubicación de Puerto Rico en el noreste caribeño es vital en el enfrentamiento puesto que debido a su característica de frontera artificial por su condición colonial, el contrabando que llega aquí es transportado fácilmente a EEUU.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.