El oro no es la vida para las comunidades guatemaltecas. «Apoyamos la resistencia pacífica de las comunidades indígenas contra la minería»
El Obispo guatemalteco Álvaro Ramazzini de la diócesis de San Marcos exigió en Suiza una mayor «coherencia ética en la política de desarrollo» hacia su país. Y llamó a la sociedad civil del Norte a exigir más transparencia en las relaciones comerciales Norte-Sur.
«Hoy nadie sabe realmente cuáles son las ganancias de las empresas que operan en nuestro país», enfatizó.
«La sociedad civil debe poner todas sus fuerzas para que las relaciones comerciales se basen en la justicia y no en el provecho», señaló el alto prelado durante una visita a Berna, organizada por la Red Guatemala y Amnistía Internacional /Suiza con el apoyo de otras ONG helvéticas que promueven la Campaña «Derecho sin Fronteras».
Es importante, insistió el obispo católico romano, hacer conciencia para que la sociedad del norte entienda que su bienestar no debe basarse en la falta de bienestar de los pueblos del sur.
«No se debe perder la mirada y la atención hacia Guatemala», subrayó el obispo de San Marcos, diócesis donde se concentra la empresa minera canadiense Marlin, cuya explotación de recursos naturales, en particular el oro y la plata, «no le deja nada a nuestra gente» y produce, solamente, «daños ecológicos irreparables», subrayó.
Situación guatemalteca
Una radiografía rápida de la situación social actual del país centroamericano, incluye, como síntoma principal el aumento del problema ya crónico de la pobreza, con corolarios significativos como el incremento de la migración hacia los Estados Unidos de Norteamérica, a pesar de las medidas cada vez más restrictiva de este país, expresó Ramazzini.
La situación de miseria, insiste el prelado de San Marcos, se expresa también en los altos niveles de desnutrición infantil, que golpean al 59 % de los niños de entre 1 y 5 años.
Esa realidad estructural, «ligada estrechamente al actual modelo neoliberal imperante», empuja a sectores campesinos -como los de su región-, a «producir amapola para ganar dinero. Se ha ido fortaleciendo en los últimos años el poder del narcotráfico en diversas zonas del país», con su consecuencia de armas, militarización y violencia creciente.
Drogas y armas, un «binomio inseparable» según el dirigente católico, quien advirtió sobre el aumento significativo en los últimos años, particularmente, de la violencia contra las mujeres.
La responsabilidad del Estado
A nivel económico, se mantiene el actual modelo polarizante, con el correlato de la «gran concentración». Diversas fuentes, analiza el obispo, indican que la riqueza del país se concentra hoy, prácticamente, en las manos de 59 familias.
En ese marco, el Estado presenta una gran fragilidad. «Llama a la inversión extranjera sin imponer medidas o reglamentaciones que ayuden al país a salir de la pobreza».
Eso se expresa, por ejemplo, en el terreno de la minería, con explotaciones de trasnacionales que no respetan los convenios de la Organización Internacional del Trabajo, suscriptos por Guatemala. Como el 169, que exige la consulta previa de las comunidades indígenas antes de implementar cualquier proyecto en sus territorios, explica.
Y de allí que «el derecho a la consulta previa aparece hoy como una clara y sostenida reivindicación de las comunidades. Es un momento en que los pueblos indígenas van ganando conciencia sobre sus derechos», enfatiza. Por eso, «apoyamos la resistencia pacífica de las comunidades contra la minería…Y lo seguiremos haciendo».
Un ejemplo concreto: la Mina Marlin, de la Goldcorp, de origen canadiense – explotada a través de la Montana Exploradora de Guatemala- instalada en el territorio del Municio San Miguel de Ixtahuacán, en San Marcos. «Sus directivos, no dan información ni sobre las ganancias reales, ni sobre la contaminación de los ríos o las aguas subterráneas, ni sobre el impacto del drenaje ácido», enfatiza Ramazzini.
Con el agravante del desprecio total por ajustar sus riquezas a las necesidades sociales, explica el miembro de la Conferencia Episcopal de Guatemala. «El contrato original establecía que la Marlin debía pagar por impuestos y regalías el 1%. En ese entonces, hace 4 años, la onza de oro se vendía a 420 dólares estadounidenses. Hace apenas dos meses la onza de oro llegó a 1.510 dólares…Y sin embargo siempre siguen pagando el 1% del precio de base de hace cuatro años», denuncia.
Conciencia ciudadana internacional
Nos rebelamos, subraya el líder católico de San Marcos, «contra la actitud de los países ricos que mantienen su estilo de vida a costa de la pobreza de las naciones pobres y luego dan un poco de cooperación, muchas veces condicionada a exigencias sobre lo que hay que hacer con la misma».
Y subraya, en ese sentido, la importancia de iniciativas de las sociedad civil del norte, como la suiza, que acaba de lanzar la Campaña «Derecho sin Fronteras» para exigir a las filiales de las trasnacionales helvéticas que operan en el sur, el respeto de los derechos humanos y ambientales según los mismos criterios vigentes en Suiza.
«No solo es importante la Campaña en marcha, sino también asegurar que luego, los términos de la iniciativa se cumplan plenamente», subraya el obispo guatemalteco.
El respeto de esta iniciativa «sería una muestra de coherencia ética en la política del desarrollo» de Suiza. Indicando, a manera de síntesis, grandes desafíos y responsabilidades de las naciones ricas.
En un momento internacional muy importante y oportuno. «Estamos a solo cuatro años del plazo definido para que se apliquen los Objetivos del Milenio… Y son muy pocas las naciones que han cumplido, por ejemplo, con la proposición de destinar el 0. 7 % del Producto Interno Bruto para la cooperación al desarrollo. Es hora de dar pasos significativos», concluye Ramazzini.
Sergio Ferrari, colaboración de prensa de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria miembro de la Campaña «Derecho sin Fronteras»
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