La agudización de la lucha por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos despertó o evidenció a muchos de los partidarios del viejo orden colonial, críticos a modo o a sueldo, que con el pretexto de lo que se ha llamado «objetividad» y «libertad de expresión» mostraron sin reparo su lugar en la […]
La agudización de la lucha por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos despertó o evidenció a muchos de los partidarios del viejo orden colonial, críticos a modo o a sueldo, que con el pretexto de lo que se ha llamado «objetividad» y «libertad de expresión» mostraron sin reparo su lugar en la batalla de ideas, acomodados en medios de comunicación masivos (prensa, radio, televisión y redes sociales) contribuyen en la guerra sucia-mediática contra la República Bolivariana de Venezuela como lo han hecho contra la República Socialista de Cuba y demás pueblos liberados, críticos sobrepuestos a la realidad utilizan todos los espacios a su favor para manipular la opinión pública y generar un falso consenso que legitime acciones tan groseras como antihumanas. Montajes hollywoodenses y escenarios sacados de la pérfida imaginación como se evidenció en lo acontecido con Jorge Ramos y su intento de «mostrar» la supuesta «crisis humanitaria» que según el imperialismo se vive en Venezuela. Un montaje soez desmentido de inmediato y desenmascarado ante los ojos del mundo, un show propagandístico de la muerte al igual que el concierto «Venezuela Aid Live» efectuado en Cúcuta Colombia, actos cuya finalidad no se alcanzó gracias a la conciencia y resistencia del pueblo venezolano.
Las críticas vertidas desde los centros de poder hegemónico estadounidense tienen también representación en otro latinoamericano residente desde tiempo atrás en Miami, Andrés Oppenheimer, colaborador de medios ultraconservadores como The Miami Herald y CNN, es un abierto propagandista de la intervención imperialista en Venezuela y el mundo. Presentado como un agudo analista, es en realidad un vocero de los intereses económicos y políticos de Washington, sin pudor habla de «dictadura» en Venezuela y Cuba, pero sus comentarios cesan y se muerde los labios y la pluma cuando se trata de nombrar la pobreza, el hambre, la violencia injerencista norteamericana, la explotación humana y de la naturaleza, todo ello en los Estados Unidos o provocado por esa nación en otras latitudes del orbe. Nada hasta ahora ha dicho en sus columnas tan leídas por los partidarios del neocolonialismo sobre Haití, la permanente hambruna en África o la barbarie capitalista en Colombia, Argentina y Brasil, estos últimos son países aliados estratégicos de los Estados Unidos para agredir a Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua, contribuyen a extender las agresiones a todos los rincones de Latinoamérica donde se luche por el socialismo o cualquier otra alternativa al sistema capitalista. México no ha escapado de sus opiniones, Oppenheimer ha dicho que la política de no intervención que el presidente mexicano mantiene lo lleva al aislamiento y es un práctica equivocada, como si la política fuera un asunto de popularidad y no de sentido común o mejor dicho de sentido humano, es para los agentes imperialistas como Oppenheimer incomprensible la decisión que mantiene México de respetar la autodeterminación de las naciones y pueblos, pues para él como para Jorge Ramos, vivir bajo el sometimiento intelectual y político de Whashington es lo natural y lógico, ambos son presas de sus propias críticas, fieles a sus deseos de influir en las conciencias son inconscientes de su dominada sinrazón.
Los capitalistas siempre han jugado con el consenso a través de los medios masivos de comunicación, siembran una idea que cubre la realidad y es usada como pretexto para acciones políticas y económicas ya planificadas con antelación, esa es la función de intelectuales a su servicio como Jorge Ramos y Andrés Oppenheimer, son en síntesis voceros de los intereses del poder hegemónico estadounidense disfrazados de analistas «libres», utilizan la manipulación para favorecer esos intereses mediante campañas y falsos debates, son defensores de la opresión mundial vendiendo recetas de supuesta felicidad en horario estelar, algo que en México hemos vivido muy claramente en las últimas décadas con los noticieros de Televisa y Tv Azteca (por mencionar solo un par de ejemplos) cuyos intelectuales orgánicos lanzan en horas estratégicas a la opinión pública falsos análisis para manipular a la sociedad aspirando a que todo siga igual, son en conjunto abiertos defensores del status quo en sus países y francos propagandistas del sometimiento en otras latitudes.
Es flagrante que la batalla de ideas está abierta, es urgente la profundización de la conciencia en nuestras sociedades latinoamericanas para responder a la manipulación y al cinismo informativo impulsado por el imperialismo. La crítica es necesaria, es innegable, los movimientos sociales como los gobiernos progresistas necesitan el permanente análisis de sus procesos, cerrarse a la crítica sería una auto-sentencia que pudiera provocar la inevitable involución de sus propios principios, quienes estamos a favor de superar las lacerantes condiciones de vida en el mundo, quienes creemos en proyectos anticapitalistas debemos pugnar por la crítica para mejorar siempre a favor de la humanidad.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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