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Referéndum en Italia

Otro éxito del movimiento antinuclear

Fuentes: Rebelión

En España hubo ya movilizaciones exitosas en los setenta. La construcción de la central de Cabo Cope, por ejemplo, la paró un movimiento ciudadano que contó con el apoyo entusiasta de Paco Rabal. Tampoco en Catalunya el movimiento antinuclear dejó de dar importantes batallas a lo largo de los setenta e inicios de los ochenta. […]

En España hubo ya movilizaciones exitosas en los setenta. La construcción de la central de Cabo Cope, por ejemplo, la paró un movimiento ciudadano que contó con el apoyo entusiasta de Paco Rabal. Tampoco en Catalunya el movimiento antinuclear dejó de dar importantes batallas a lo largo de los setenta e inicios de los ochenta. En aquellos el movimiento tuvo su mayor éxito en el resultado del referéndum austríaco, contrario a la apuesta nuclear, y años más tarde, después de Chernóbil, en una consulta italiana. Y también, sin duda, el movimiento antinuclear europeo fue decisivo en los prometedores momentos iniciales del partido Verde alemán. Lo que vimos luego ya es otra historia que apunta a la Mercedes Benz y a la fácil y completa deglución de algunos supuestos anti-sistema por el propio sistema. Joschka Fisher, el ex ministro de Asuntos Exteriores alemán, es un ejemplo destacadísimo. Para llorar y no parar.

Los pro-nucleares quedaron un poco adormecidos durante años. Luego, con más suerte que el Phenix y el Super Phenix francés, levantaron el vuelo y llegaron a afirmar, sin inmutarse y con sonrisa Profidén, que la energía nuclear era una energía alternativa. Bush II dixit. En España, hace muy, pero que pocos años, casi todo el mundo, el establishment en pleno, hablaba de la necesidad, del carácter imprescindible, ineludible de lo nuclear en el mix energético global. Felipe González-Endesa y Fidalgo-UpyD, exCCOOO, sin figuras destacadas de esta «verdad de Perogrullo» dicha y defendida con la máxima prepotencia y chulería.

Tras Fukushima, el panorama ha cambiado de nuevo. No forzosamente para siempre. La memoria es frágil y las narrativas, como se suele decir ahora, se construyen, se revisan y se reconstruyen permanentemente. Lucha de clases en el ámbito de la teoría se denominó hace años. Donde dije desastre digo pequeño percance. La memoria no sólo es selectiva sino que no acuña nada bien sus monedas si están son peligrosas.

Sea como fuere, algunos hechos son incuestionables ya ahora. Numerosos proyectos de lanzamiento nuclear están en suspenso; la seguridad de las centrales, y el consiguiente incremento de los costes de construcción, van a estar observados con microscopio electrónico por parte de la opinión pública informada; el Japón nuclear, la tercera economía del mundo, ha quedado herido de muerte, y Alemania, nada menos que Alemania, por boca de un gobierno de derecha liberal-conservadora, ha hablado de abandonar la era atómica en una década aproximadamente [1].

Y hay además otro éxito del movimiento a tener muy cuenta del que ha informado el corresponsal de Público Daniel del Pino [2]. Una moratoria, ha señalado, disfrazada de parón nuclear no ha sido suficiente para que el gobierno de Berlusconi haya conseguido frenar el referéndum sobre la energía atómica que se ha convocado para los próximos 12 y 13 de junio en Italia. Ha sido una decisión tomada por el Tribunal Supremo italiano.

El Ejecutivo de Berlusconi sacó adelante a finales de mayo un decreto ley que aplazaba, al menos por un año, la construcción de cuatro centrales nucleares. Intentó vender la idea de que con ello la consulta popular ya no era necesaria. Pero, señala del Pino, la Corte italiano ratificó el pasado martes la convocatoria después de que «Italia de los Valores», el partido que promovió la votación, y el Partido Democrático, presentaran un recurso.

Para que el referéndum de los próximos domingo y lunes de la semana entrante sea válido tienen que participar, al menos, la mitad de los italianos. Se puede conseguir, se ha de conseguir. De hecho, durante la visita del presidente francés Nicolas Sarkozy en abril de este mismo año, con el que el gobierno de Berlusconi había pactado la construcción de esas cuatro centrales, el primer ministro reconoció públicamente que había introducido la moratoria por miedo a las urnas. Sin ocultar, antes de Fukushima, que el lanzamiento nuclear era uno de sus objetivos en esta legislatura.

Como en 1987, cuando Italia votó en contra de la industria nuclear, ahora, 24 años después, la ciudadanía italiana puede demostrar de nuevo que un país que tiene el inmenso legado científico y político de Bruno, Galileo, Gramsci, Togliatti, Rossanda, Magri e Ingrao no puede soportar más un gobierno neoliberal, zafio y mafioso ni sus interesados e irresponsables planes núcleo-atómicos.

La convocatoria del referéndum ya ha sido un éxito; el probable resultado, la masiva afluencia a las urnas, el voto el contra de una energía que no es ni limpia, ni barata, ni segura, ni pacífica, podría aumentar las dimensiones de la victoria.

Notas:

[1] Algunos vértices de ese compromiso han sido legítimamente criticados por Die Linke, Die Grünen y el movimiento ecologista alemán.

[2] Daniel del Pino, «Italia votará en referéndum la energía nuclear». Público, 2 de junio de 2011, p. 38.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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