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Ley de impunidad en Uruguay

Para tener en cuenta, para tener memoria

Fuentes: Rebelión

Si hubiese decisión política, mañana mismo se anulaba la ley de impunidad. El Frente Amplio tiene legisladores suficientes para actuar en el Parlamento y anular la ley. pero no puede hacerlo porque muchos de esos legisladores no están de acuerdo con la anulación, prefieren que continuen impunes los asesinos y torturadores de nuestros hermanos. De […]

Si hubiese decisión política, mañana mismo se anulaba la ley de impunidad.

El Frente Amplio tiene legisladores suficientes para actuar en el Parlamento y anular la ley. pero no puede hacerlo porque muchos de esos legisladores no están de acuerdo con la anulación, prefieren que continuen impunes los asesinos y torturadores de nuestros hermanos. De sus propios hermanos.

Blancos y Colorados en el gobierno se unieron en 1989 para votar esa miserable ley, todo el Frente Amplio, en la oposición, votó en contra y expuso argumentos sumamente válidos y hoy aún vigentes.

Pero ahora hay un inconveniente, pragmático quizás, ahora son gobierno y mucho de lo que se decía en aquel entonces, cambió de color.

En el 89 tuvimos que salir a buscar firmas para anular la ley, nadie firmó el plebiscito para que se mantuviera, todos los que firmamos lo hicimos para terminar con la impunidad, pero no alcanzó.

Había miedo y no fue precisamente democrático su desarrollo.

Como ejemplo, de 100 horas de noticieros del interior, el voto verde (que anulaba la ley en aquel momento) dispuso sólo de 5 minutos.

Pero hicimos el esfuerzo, nadie se vanagloriaba de votar por mantener la ley porque era un voto basado en el miedo y escondido en la vergüenza.

Esa misma verguenza que deberían sentir los legisladores frenteamplistas que esconden la mano para no votar su anulación y los candidatos que en ningún discurso fomentan fuertemente votar por la ROSADA para terminar de una vez con esa ignominia nacional.

Que los legisladores frentistas voten la anulación, son mayoría y pueden hacerlo. Estaría dentro de lo democrático. La mayoría gana la votación y después todos aquellos que quieren mantener esta ley que salgan a juntar firmas para revertir esa votación. Sería interesante ver cuantos uruguayos firman a favor de una ley de impunidad.

Seguramente muy pocos.

Pero no quieren hacerlo, no van a hacerlo.

Es más, el principal candidato frenteamplista dice que él no quiere ver «a unos viejitos presos». Esos mismos «viejitos» torturaron, desaparecieron y asesinaron a muchos cuyo único delito fue luchar por una sociedad para todos y todas. Maravilloso delito que en aquellas circunstancias cometimos miles.

La derrota de la papeleta rosada sería enterrar definitivamente la posibilidad de justicia y verdad en nuestro país, sería cuestionarnos seriamente sobre qué clase de sociedad queremos construir si los más aberrantes delitos de la peor dictadura pasan sin rozar siquiera el tamiz de la justicia.

¿De que justicia hablaríamos si nuevamente triunfara la impunidad?

¿O acaso se buscó terminar de una vez por todas y de la peor manera el reclamo por los desaparecidos y asesinados?

Resulta un tanto desagradable ver que quienes impulsaban e impulsan este plebiscito figuran en expectantes lugares ante la próxima contienda electoral.

Si este plebiscito no triunfa, ¿se van a sentar al lado de quienes se negaron a anular la ley y a llamarlos compañeros?

Es mucho el dolor que no cesa, es demasiada la impunidad que nos rodea, seguramente ya es hora de llamar a los asesinos a ocupar el lugar que merecen: un calabozo durante el resto de sus vidas.

De esa manera la justicia dejará de ser ciega, se sacará la venda de los ojos y mirando hacia los costados tomará las decisiones que nos reconcilien con lo mejor de la raza humana.

A luchar por la verdad y la justicia, porque nuevamente desde el fondo de la historia nos llega el legado que dice que «nada debemos esperar sino de nosotros mismos»

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.