Recomiendo:
1

Paradigmas de la epistemología andina

Fuentes: Rebelión

Ahora que se viene «El Niño» (el firme) el Perú, Ecuador y Bolivia, necesitan urgente hacer uso de la ciencia y la tecnología andinas, con las que nuestros abuelos forjaron una civilización milenaria, y no solo a pesar del «niño», sino con una ciencia y tecnología que surgieron de él, del desastre, de una geografía […]

Ahora que se viene «El Niño» (el firme) el Perú, Ecuador y Bolivia, necesitan urgente hacer uso de la ciencia y la tecnología andinas, con las que nuestros abuelos forjaron una civilización milenaria, y no solo a pesar del «niño», sino con una ciencia y tecnología que surgieron de él, del desastre, de una geografía y climas «chúcaros»; fuimos convirtiéndonos con los milenios en hijos del riesgo, de la diversidad, del trabajo y la competencia desigual contra los sismos, las lloqllas y waycos, así surgimos y sobre todo somos hijos de la unión en la diversidad, o confederatividad de los pueblos.

Pero… ¿exísten acaso ciencia y tecnología andinas? Claro que existen, sino los «niños» no nos hubieran permitido la gloria y la felicidad (Vida Plena o Sumaq Kawsay) de la confederación Inka; pero ¿cuáles son las bases epistemológicas del mundo andino?… De esto vamos a escribir, pero diremos como introducción que si el hombre actual sufre, y no solo en el Perú, sino en el mundo entero, sufre, digo, los embates y el castigo de la madre natura o Pachamama, es porque los humanos nos hemos apartado de su regazo, hemos roto el vínculo, amarre o watana que nos tenía disfrutando de élla y de la vida plena que nos prodigaba. Bien, es necesario re-par-ar estos vínculos y amarrarnos nuevamente a la pacha, es decir y sobre todo lo urgente y necesario es recuperar nuestras «watanas» (¿Ídolos extirpados?), que son las que nos «amarran» al cosmos, a la naturaleza, a la Pachamama.

Estas son la cinco (5) «Pes» de nuestra Epistemología Andina que estamos recordando, re-par-ando y desarrollando como paradigmas epistemológicos andinos:

– La paridad sobre la unidad.

– La proporción antes que la medición.

– La precisión y no la exactitud.

– La percepción mejor que la experimentación.

– La proporcionalidad de lo cualitativo con lo cuantitativo.

Estos son los argumentos básicos e iniciales, a manera de hipótesis de trabajo, pues esta publicación solamente es un adelanto del trabajo que venimos desarrollando para la recuperación de nuestras filosofía, ciencia y tecnología global andinas, que fueron extraña pero criminalmente «extirpadas», por mentes desidiosas e ignorantes, cuyos descendientes y representantes hoy están recibiendo el castigo de la Pachamama.

1. La ciencia Occidental usa la unidad como patrón de medida y paradigma científico general. Nuestro mundo Andino usa la paridad o yanantin, como sistema de dos medidas que se complementan y se «proporcionan». Por eso tildamos al mundo occidental de monomaniaco, por su cos-mono-visión.

2. Para la ciencia Occidental ciencia es medir, la medicion es su método, porque habiendo una unidad que además es la fuente de toda la verdad, el bien y hasta de la belleza; todos los demás objetos del cosmos se «deben medir» desde esa «unidad primordial» que es «razón» o «logos» de su cognición, pero también Dios de sus religiones monomaniacas. En cambio la ciencia andina tiene su método en la proporción, todo objeto o fenómeno siempre se manifiesta en paridades opuestas y complementarias que se deben «equilibrar» con dos medidas proporcionales, una medida para cada una de las partes de la paridad. El mundo andino tiene sus mitos de origen en el par proporcional o yanantinkuy y así funciona su cognición y su ciencia.

3. La presición y no la exactitud. La ciencia occidental trabaja hasta ahora con el paradigma de la exactitud, nuestra ciencia Andina, siempre ha trabajado con el paradigma de la precisión, que es una herramienta más estadistica que matemática. Sin embargo, en la actualidad la cultura occidental ya dejó de lado eso de «las ciencias exactas».

4. La percepción supera la experimentación. Dado que todo el cosmos es cambiante y no hay leyes científicas eternas, nuestra ciencia Andina, se ha desenvuelto con el paradigma de la percepción, más que la «experimentación». Percibir una muestra científica basada más en el recojo de datos a través de los sentidos, pero usándolos «en equipo», es decir en forma combinada, es la manera o método de obtener conocimiento sistemáticamente.

5. La proporcionalidad entre lo cualitativo y lo cuantitativo, es otro paradigma de la epistemología andina. El dato cualitativo es una característica del objeto, que el sujeto percibe principalmente con la emocionalidad ó sentimiento. Percibidas así, las «cualidades» del objeto científico, éstos quedan como características dinámicas en los objetos o «entes»; estos cambios de los «pares» son producto de una relación de oposición, complementariedad, y proporcionalidad, que son las características que tienden a un equilibrio inestable, cuando ésta proporcionalidad de opuestos complementarios, llega a sus extremos, entonces el equilibrio se rompe y devienen cambios cualitativos, pero también cuantitativos.

La ciencia andina, de esta forma, postula el intercambio recíproco de información entre el sujeto y el objeto, y de esta forma conjunta Y paritaria forjan y «componen» toda realidad objetiva y cognición subjetiva.

Todos estos paradigmas científicos andinos, los venimos trabajando, para superar la «razón» que nos inculca la escuela occidental, y que nos anula la facultar de «illanar», nos enseñan a razonar como facultad puramente «mental», «abstracta», «cerebral»; estamos actualmente incorporando intensivamente herramientas epistemológicas cualitativas, que es lo que va incorporando en la «fabricación de ciencia» o en la sistematización del conocimiento, el uso de las emociones, del sentimiento y de los instintos. Este método espistemológico andino, lo estamos nombrando desde el idioma qhapaq simi o Puquina, usando el verbo: illanay, o el «rumiar del alma», (ver, Federico Aguiló, 2000 «El idioma del Pueblo Puquina, Pág. 70), que es una Capacidad, función o habilidad superior propia del «AJAYU» (otro concepto Puquina, con significado parecido al de «alma»).

El «íllay» andino que significa «iluminación» de la mente y proporcionalmente también, la iluminación de la pasión, nos ha permitido encontrar un vocablo puquina, que es el «Illanay», y otro vocablo también puquina que es el «illawi» (en F. Aguiló 2000, Pág. 69, Illawi: Idolo puquina. Dice Aguiló, «ídolo de Ilave»(**) que representa a un hombre mirando al oriente y una mujer mirando hacia el poniente,ambos cubiertos de gruesas víboras, el varón con ‘qoas’ y la mujer con ‘asirus'») y que nosotros interpretamos como la «iluminación de la mente y de la pasión de varón y mujer en unión con la naturaleza»; estos vocablos y conceptos nos hablan de herramientas o particulares formas de pensar y sentir al unísono; o mejor aún: una aptitud mutua instintiva-racional, del equipo también mútuo de varón y mujer; facultad olvidada por el ser humano  occidental, pero que aquí en la sociedad andina, nuestros abuelos la usaban bien, como una capacidad o facultad, o como un Instrumento de saber-conocer-sistematizar-comunicar, aprendida desde la cuna, que es superior al razonar simple del occidental, cual es una función  puramente cerebral, o producción mental, o «forma de pensar» que en lo fundamental, intenta o exige la exclusión de todo sentimiento, emoción o pasión, por la absurda ‘idea’ griega de que los sentimientos o «tymos» son volubles, cambiantes y deleznables y por contradicción las «razones» o «ideas», son «eternas», como los «dioses».

De aquí viene también la contraposición occidental y cristiana entre «Í-dolo» (Dolo: Engaño, fraude o simulación) contra la «Í-dea», o «Í-Deus», entre el Ídolo y el Dios, que era el principal argumento de los curitas «extirpadores de idolatrías», para perseguir a los andinos, Y que en aquellos tiempos los curas hablaban y defendian la ciencia occidental, como ciencia cristiana y a Cristo como todo «logos y razon».

Con esta intención, los cristianos adjudicaron la categoría de «dios» al «I» de los Puquinas, cuando más bien nuestro abuelos y científicos puquinas sabían bien que «I» era el eje del planeta, cuyo ángulo óptimo aseguraba la estabilidad y el equilibrio climático, ángulo que lo mantenían «amarrado» con sus «Watanas» o «Intiwantanas», a lo largo del Qhapaq Ñan (una viejísima y milenaria ciencia que hoy algunos le llaman despectivamente «radiestecia» y otros con más respeto Tecnología Haarp, ciencia en la que Manco Qhapaq y Mama Waco eran expertos, temas que requieren de mas espacio), asegurando que estas, las condiciones planetarias en equilibrio son las que producen y «guardan» la vida en su mejor condición o Sumaq Kawsay. (Ver: El dios «I» de los puquinas y los pachakutis en: http://www.alainet.org/es/active/59346).

 

Notas

(*) Original del 06 /11/2012 -corregido el 25/03/2017 – Este artículo es un adelanto, extractado del libro de Javier Lajo: «Sumaq Kawsay, la vida plena o el equilibrio del mundo».

(**) Ilave (ilave), es una localidad o ciudad ubicada en las orillas del lago Titicaca, en la Región

Puno, en El Perú, este vocablo que da nombre a este pueblo deriva del vocablo puquina «ILLAWI».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.