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Passos-Portas y Compañía: un gobierno kafkiano

Fuentes: Rebelión

He escrito repetidamente que Portugal está sometido a una dictadura de la burguesía de fachada democrática. Pero en el último año los desmanes de Passos-Portas & Compañía agujerearon la fachada y el rostro hediondo de un gobierno de vocación fascistizante es ahora inocultable. Contemplado desde fuera, Portugal surje hoy ante el mundo como un país […]

He escrito repetidamente que Portugal está sometido a una dictadura de la burguesía de fachada democrática. Pero en el último año los desmanes de Passos-Portas & Compañía agujerearon la fachada y el rostro hediondo de un gobierno de vocación fascistizante es ahora inocultable.

Contemplado desde fuera, Portugal surje hoy ante el mundo como un país inimaginable. Transcurridas casi cuatro décadas de una Revolución progresista, una banda de enemigos del pueblo, encastillada en el poder, practica una política de terrorismo de estado.

Sus efectos sociales y económicos son devastadores como los de un huracán que arrasa todo a su paso. La víctima es un país y su pueblo.

Invocando al interés nacional, el rigor presupuestario y el respeto por las exigencias de la troika (los señores que representan el protectorado de la Comisión Europea y del FMI), Passos-Portas & Compañía, proclaman que no hay alternativa para su estrategia de saqueo, opresión y vandalismo.

En el Portugal martirizado se comportan como personajes de una pieza de Alfred Jarry o de una novela de Franz Kafka.

Passos-Portas & Compañía repiten de forma machacona que la mayoría de los portugueses aprueba sus medidas de austeridad y soporta con «coraje» los impuestos, los recortes de salarios y los despidos que desencadenan sobre el pueblo, designados en el discurso oficial por la palabra «sacrificios».

El Primer-ministro y su gente abominan de la separación de poderes inscrita en la Constitución de la República. Protestan ruidosamente cuando el Tribunal Constitucional declara inconstitucionales parcelas de decretos-leyes del gobierno aprobados por la mayoría PSD-CDS en la Asamblea de la República. Critican entonces a los magistrados, acusándoles de no comprender «la difícil situación» del País. En su opinión deberían colaborar con el Gobierno.

Y, sin demora, Passos-Portas & Compañía conciben medidas alternativas a las suprimidas por el Tribunal. En el desarrollo de la alocada política de «austeridad» el Gobierno aprueba leyes que violan derechos y conquistas sociales, promoviendo nuevos recortes salariales y despidos masivos.

Passos & Portas crearon un lenguaje propio para barnizar su ofensiva contra los trabajadores. Palabras como «movilidad» y «recalificación» entraron en el léxico oficial para encubrir robo de salarios y despidos.

La Administración Pública en general, los jubilados, el profesorado y los trabajadores de la Sanidad pública han sido blanco preferencial de la barbarie del Gobierno.

La clase dominante es, hasta ahora, intocable. Passos-Portas & Compañía, devotos de la Finanzas, especialmente de la gran banca nacional, hacen de todo para favorecerla.

La irracionalidad de la política del Gobierno y sus despropósitos son hoy tan transparentes que hasta la señora Lagarde del FMI ya reconoció, perpleja , que «fueron cometidos errores» en Portugal.

Es significativo que un soldado de perfil conservador como Vasco Lourenço afirme hoy que el País, «secuestrado por el miedo», es «dirigido por corruptos y por mentirosos, por personas sin ética ni moral».

De estar vivos, el austríaco Friedrich Hayek, padre del neoliberalismo ortodoxo, y el americano Milton Friedman, admirador de Pinochet, reaccionarian con espanto y desilusión, creo, a los desmanes del equipo de Passos Coelho.

Un ministro íntimo del Primero, involucrado en negocios oscuros y que ostentaba un diploma fabricado en una universidad fantasmática, fué forzado a dimitir. Otros miembros del Gobierno comprometidos en los escándalos de los SWAPS y del BPN permanecen en funciones. El festín no tiene fin.

El Primer-ministro es un ignorante que se contempla como salvador de la patria. Se esforzó por proyectar la imagen del estadista serio y austero tal y como él la concibe. El resultado es estraño. Camina como un muñeco articulado, forjó un discurso caótico difícilmente intelegible, cultiva un autoritarismo de matices fascistizantes y cree ser un reformador incomprendido al que la Historia prestará un día justicia.

Al Presidente de la República tiene gran responsabilidad en el desastre nacional. Avala la política de Passos Coelho & Portas, se identifica con ella y la declara legitimada por una mayoría parlamentaria.

Un sistema mediático controlado por el gran capital colabora con Passos-Portas & Compañía, promoviendo la alienación.

En la televisión, en la prensa escrita y en la radio llueven, es un hecho, críticas al Gobierno y a su política, pero, salvo pocas excepciones (la de Pacheco Pereira merece referencia) inciden sobre lo circunstancial. La mayoría de los columnistas de servicio, formadores de opinión, son políticos del sistema y no lo cuestionan.

El pueblo portugués repudia la política de la banda Passos-Portas & Compañía que está arruinando el País y empobreciendo a millones de personas.

Los nostágicos del fascismo no van más lejos en su sed de autoritarismo porque las Fuerzas Armadas no los acompañarían.

En el último año la respuesta popular a esa política criminal adquirió amplitud, asumiendo características que alarman al Gobierno.

Las protestas, las manifestaciones, las huelgas ya no son acciones aisladas. Adquirieron carácter permanente, en una interligación de las luchas que refleja la adopción de conciencia de las masas y una disponibilidad para el combate de nuevas capas sociales.

Debe ser registrado que el Partido Comunista Portugués -denunció desde el primer día la criminal política capituladora de Passos Coelho & Portas y la complicidad del PS con ella, como signatario del memorándum impuesto por la troika.

Para el incremento de la lucha de masas ha sido particularmente importante la acción desarrollada por la CGTP cuya actual dirección imprimió una nueva dinámica en la implicación de los trabajadores en las batallas políticas en curso, contribuyendo decisivamente a la transformación de la conciencia de clase en una conciencia social.

Es necesario que la contestación al Poder y a su asalto a la razón asuma un carácter torrencial.

Las cosas no pueden continuar como están.

La Historia nos enseña que la disponibilidad de los pueblos para las grandes rupturas sociales maduran lentamente.

Cabe recordar que las Naciones Unidas reconocen el derecho de los pueblos a la rebelión cuando las políticas de gobiernos tiránicos alcanzan un nivel insoportable.

Vila Nova de Gaia, 16 de septiembre de 2013

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.