El Primer Ministro de Irlanda del Norte, Peter Robinson, ha renunciado al puesto durante seis semanas (hasta el 22 de febrero) tras el escándalo en el que se ha visto envuelta su mujer y diputada, Iris Robinson, por una infidelidad, según ha anunciado un portavoz de la Asamblea de Irlanda del Norte a la BBC. […]
El Primer Ministro de Irlanda del Norte, Peter Robinson, ha renunciado al puesto durante seis semanas (hasta el 22 de febrero) tras el escándalo en el que se ha visto envuelta su mujer y diputada, Iris Robinson, por una infidelidad, según ha anunciado un portavoz de la Asamblea de Irlanda del Norte a la BBC. Su renuncia temporal coincidirá con la investigación acerca del escándalo financiero de su esposa, que había ayudado a su amante, Kirk McCambley, a montar una cafetería con 50.000 libras (55.500 euros) que pidió a dos empresarios inmobiliarios, lo que supone una violación del código de conducta de la función pública.
Peter Robinson ha anunciado esta decisión ante la cúpula del Partido Demócrata Unionista (DUP) se ha reunido este lunes para discutir sobre la polémica surgida. Además, Robinson ha pedido a su ministra de Empresa, Comercio e Inversión, Arlene Foster, que asuma la dirección del gobierno norilandés pese a que su partido le ha ofrecido hoy su pleno respaldo.
«Durante este periodo seguiré trabajando en los asuntos pendientes relacionados con las patrullas policiales, la Justicia y otros temas» , explicó Robinson en una comparecencia ante los medios.
Las normas de la Asamblea de Stormont permiten al Primer Ministro dejar el cargo temporalmente durante seis semanas. Despues de ese plazo, su sustitucion debe ser ratificada por la Asamblea.
Consecuencias políticas en Stormont
La renuncia temporal evita tener que pasar por la Asamblea, donde el Sinn Féin ha amenazado con tumbar al Gobierno al negarse a nombrar un Viceprimer Ministro, tal y como establece la ley. De no producirse el acuerdo en la Asamblea, el ministro británico para el Ulster ya ha advertido que convocará elecciones anticipadas.
Gerry Adams, el líder del Sinn Féin, la otra pata del gobierno de unidad norirlandés, lanzaba un aviso a navegantes que puede suponer un nuevo vuelco en la vida política del Norte de Irlanda tras meses de colaboración exitosa entre unionistas y republicanos: «Esto no va sobre los problemas familiares de los Robinson. Esto va sobre implementar los acuerdos políticos que son necesarios para el buen gobierno y la confianza pública» , ha añadido Adams, en clara referencia al traspaso de las competencias de Policía y Justicia, asunto pendiente entre las dos grandes fuerzas políticas que podría posponerse de manera indefinida ante una eventual dimisión de Robinson.
Unionistas y republicanos negocian desde hace meses sin éxito el traspaso de las competencias de Justicia e Interior. Un traspaso establecido por los Acuerdos de St. Andrews de 2006 y del que, sin embargo, no se fían los partidos unionistas. En este sentido, los gobiernos de Londres y Dublín temen que el Sinn Féin aproveche la renuncia de Robinson para romper el Gobierno de coalición en el Norte y precipitar un anticipo de los comicios autonómicos, previstos en principio para mayo del año que viene.
Sería un movimiento arriesgado pero interesante para el Sinn Féin y para su líder, al que los problemas internos del DUP y la división en el voto del unionismo podrían convertirle en Primer Ministro del Norte. Un cargo que según los acuerdos pertenece al partido más votado de la región.