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Puerto Rico

Por un sistema de retiro universal

Fuentes: Rebelión

«Ese rubio no sabe lo que es la jambre de un pobre. ¿Y en dónde le van a dar trabajo? No lo querrán por viejo, por pobre, por negro. Esa es la paga que recibe después de haber dejado su vida trunca en los cañaverales, para lucrar a los blancos. » Extracto del cuento Bagazo […]

«Ese rubio no sabe lo que es la jambre de un pobre.

¿Y en dónde le van a dar trabajo? No lo querrán por viejo,

por pobre, por negro. Esa es la paga que recibe

después de haber dejado su vida trunca

en los cañaverales, para lucrar a los blancos. »

Extracto del cuento Bagazo de Abelardo Díaz Alfaro.

 

Introducción

El pasado 24 de diciembre el Gobernador firmó la ley número 160 del 2013 y con ella desmanteló el sistema de pensiones de los maestros, pero al mismo tiempo detonó la indignación de amplios sectores del magisterio y la sociedad en general, culminando en un exitoso y contundente paro de 48 horas. De un sistema de pensiones vitalicias que aseguraba el 75% del salario al cumplir 30 años de servicio y 55 de edad, ahora se convierte en un sistema de aportaciones definidas con $1,625 como la pensión máxima para la inmensa mayoría de las maestras y maestros.

Ocho meses antes, en abril de ese año, se aprobó sin mucha oposición ni resistencia la ley 3, que acabó de liquidar el Sistema de Retiro del Gobierno Central. Esta ley terminó el proceso que inició la «Reforma 2000» al convertir la totalidad del sistema en uno de cuentas de ahorro de aportaciones definidas.

Es meritorio entender como este proceso se enmarca dentro de la crisis económica mundial, y en particular de los Estados Unidos, pero también como esto encaja dentro del agotamiento del esquema de producción colonial. El ataque contra los sistemas de retiro forma parte de los proyectos neoliberales en la escala global de desmantelar la acumulación social de riquezas bajo el marco del estado benefactor. Como veremos, esta acumulación de riqueza en los países industrializados representa un caudal significativo, aunque minoritario, con respecto a los capitales financieros globales. La tendencia global, en torno a los sistemas de retiro, es desmantelar los sistemas colectivos de pensiones vitalicias para convertirlos en cuentas de ahorro individuales.

En Puerto Rico, el desmantelamiento de los sistemas de retiro y la privatización de las principales autoridades o corporaciones públicas sirven el propósito inmediato de reducir los compromisos presupuestarios del Estado Libre Asociado. En el caso de las privatizaciones, la venta de corporaciones reduce el monto total de la deuda vinculada al ELA. A mediano plazo, el gobierno aprovechará el retiro masivo de empleados públicos para generar ahorros con la contratación de nuevos empleados a un costo inferior y la reducción de servicios por medio del cierre de plazas.

Si bien desde una perspectiva inmediata el magisterio tiene que luchar por la derogación de la Ley 160, la clase obrera debe aprovechar esta oportunidad para exigir la creación de un Sistema de Retiro Universal que supla las necesidades de no sólo los empleados del gobierno, sino también de todo el pueblo trabajador.

» – Dispense, blanco, ¿pero pa este negro no hay trabajo?

– Lo siento, pero tú estás viejo para trabajar, ya no rindes promedio»

Crisis capitalista del 30 y la lucha de clases

Con el surgimiento de la clase obrera, la liberación de los esclavos y el fin de la servidumbre, la responsabilidad sobre las personas incapacitadas de trabajar, ya fuera por enfermedad, vejez, o accidentes en el trabajo recayó totalmente sobre los hombros de la propia clase trabajadora. En esos primeros años del surgimiento del capitalismo sale a relucir el lado más crudo de dicho sistema económico. Amplios sectores de la clase trabajadora fueron sometidos a la más grave miseria. En particular afectó aquellos trabajadores, que por su vejez, ya no tenían la capacidad de trabajar. Como bien menciona el cuento Bagazo de Abelardo Díaz Alfaro, después de toda una vida en la central el trabajador queda considerado un desecho y un obstáculo para la producción.

En nuestro país la seguridad social de la clase trabajadora tiene sus orígenes en la organización de los artesanos previo a la invasión norteamericana. Las sociedades de socorros mutuos surgieron a partir del decreto de libre asociación de 1873 y estas brindaron servicios básicos de ayuda y solidaridad a los artesanos y sus familias en caso de enfermedad, muerte, y accidentes en el empleo. El Sistema de Retiro para Maestros, por su parte, se originó bajo la ley número 62 que creó el Fondo de Pensiones para Maestros en el año 1917.

En el ámbito global, la crisis económica de 1929 indujo cambios en el capitalismo monopólico imperialista. Estos cambios tenían como objetivo enfrentar no sólo las crisis cíclicas y sistémicas, sino también la difusión de las ideas marxistas, socialistas y revolucionarias en todo el mundo. El primer gran salto dentro de la producción capitalista norteamericana y británica se dio en el campo ideológico, con el surgimiento de las teorías económicas del neocapitalismo. Dentro de las características principales de ese capitalismo de mediados del siglo XX están: la intervención consciente del estado y la intelectualidad burguesa en el funcionamiento de la economía capitalista; el surgimiento de una política de revolución tecnológica permanente guiada por la carrera armamentista de la guerra fría y la consolidación del estado benefactor. (Mandel, 1973)

La lucha de la clase obrera en el período de ascenso del capitalismo posterior a la gran crisis del 1929 impulsó el desarrollo de los componentes del sistema de seguridad social. La gran depresión empujó a la miseria a millones de norteamericanos y es bajo la resaca de la crisis que se aprueba en 1935 la ley del Seguro Social. Esta ley da, desde entonces, beneficios definidos a trabajadores retirados o incapacitados.

En general, los programas de seguridad social surgieron para sacar de la miseria a los sectores de la clase obrera que no tuvieran la capacidad de vender su fuerza de trabajo. La clase trabajadora, de ordinario, le vende al capitalista o al dueño de la fábrica su fuerza de trabajo, esto es su capacidad para producir durante una jornada. Sin embargo, el capitalista paga a la trabajadora o trabajador el mínimo necesario para su subsistencia y para la reproducción de esa fuerza de trabajo.

En la empresa privada, las huelgas de obreros en la industria automotriz, dirigidas por la United Auto Workers (UAW), le arrancaron conquistas importantes a las principales empresas automotrices Ford, Chrysler y General Motors. Estas empresas transfirieron un pequeño monto de sus exorbitantes ganancias para la creación de sistemas de pensiones de retiro a finales de la década del 1940.

Este proceso no ocurrió por caridad o misericordia, sino que juega varios roles importantes dentro del capitalismo de mediados del siglo XX. Por un lado garantizan la continuidad y consistencia del trabajo ya que permiten estabilizar la participación de los obreros en el proceso productivo. Con el avance tecnológico, las destrezas de trabajo se complican, y el adiestramiento y el tiempo de apresto del trabajador representan una pérdida para el capitalista. Los fondos por el tiempo de desempleo, por enfermedad o accidentes permiten que el trabajador diestro regrese recuperado a su trabajo. En segundo lugar, está el aspecto moral y práctico de la manutención de la familia, en particular de los ancianos trabajadores. Por último, las segundas, y terceras generaciones de trabajadores verían en sus ancianos el futuro de miseria que le depara al trabajador luego de una vida entera en la fábrica.

Las conquistas de la seguridad social de la clase trabajadora de Estados Unidos y Puerto Rico, si bien fueron producto de la lucha de la clase obrera, estuvieron matizadas por la intervención del estado. Definitivamente, el ambiente de lucha y resistencia obrera creó las condiciones para que, en un momento de auge del capitalismo norteamericano, se crearan los sistemas de pensiones vitalicias de los trabajadores de la empresa privada y el fondo del seguro social. Ese apoyo indirecto del Estado respondió, en gran medida, al interés de contener los avances de la ideología revolucionaria entre la clase obrera.

Salario social, salario diferido y solidaridad de clase

Como mencionamos anteriormente, el trabajador recibe por salario lo suficiente como para que se garantice la reproducción de su fuerza de trabajo, pero este mínimo está sujeto a las condiciones sociales en las que se desenvuelve la producción de mercancías. Dicho salario no se obtiene solamente en forma monetaria, sino que se divide en varias porciones. Está el salario neto, que recibe de forma inmediata y directa. En segundo lugar existe el salario diferido que es el que se coloca en el caudal de los sistemas de retiro. Por último hay un tercer salario social invisible al cual aporta de forma directa con las contribuciones al erario público, e indirecta con las contribuciones que pagan las empresas y corporaciones.

Los sistemas de retiro son parte de las instituciones creadas por la lucha de la clase obrera bajo el principio de la solidaridad de clase, o sea velar por los beneficios colectivos como una forma de fortalecer los derechos y beneficios individuales. Los sistemas de pensiones vitalicias fueron concebidos dentro de un esquema distinto al individualismo capitalista: el trabajador no recibe lo que aporta como individuo, sino que cada trabajador o trabajadora aporta para pagar la pensión de los que actualmente están retirados. Esa es la idea detrás de los sistemas de pensiones, es la lucha ideológica capitalista la que nos hace pensar que los sistemas de retiro son injustos pues la persona que se retira podría recibir más de lo que aportó en su vida de trabajo.

El planteamiento socialista ante la ideología individualista y capitalista es la extensión de la solidaridad de clase a todas las necesidades sociales. Los socialistas debemos destruir el estado benefactor para transformarlo en sistemas de servicios socializados, dirigidos democráticamente por la clase trabajadora. Como veremos, el propio capitalismo norteamericano y mundial no sólo ha creado las bases para el surgimiento de un sistema de retiro universal, sino que ha acumulado un porcentaje significativo del capital global en los sistema de retiro privatizados. 

Los sistemas de retiro a escala global

Los fondos acumulados por los diversos sistemas de retiro representan un caudal de riquezas inmenso y significativo dentro del capital global. Si bien este capital acumulado es producto del trabajo de la clase obrera, esta no cuenta con el poder para decidir sobre su curso.

Al día de hoy 161 millones de personas pagan contribuciones al Seguro Social de los Estados Unidos. El Seguro Social mantiene activos valorados en $2,732 billones de dólares, en el año 2012 recibió $840 billones en ingresos y efectuó $786 billones en gastos. Los trabajadores que aportan al seguro social tienen una contribución del 6.20% de su salario, mientras que el patrono aporta una cantidad igual al 6.20% del salario. Esta última partida, si bien se le conoce como aportación patronal, la realidad es que forma parte del salario diferido del trabajador. Las personas que trabajan por cuenta propia, aportan ambas porciones para un 12.40% de los ingresos.

De los cerca de $30 trillones de dólares que poseen en activos los sistemas de retiro a nivel mundial, $17 trillones pertenecen a sistemas de retiro en los Estados Unidos. El 58% de los sistemas de retiro en EU son cuentas de aportación definida, mientras que el restante son cuentas de beneficios definidos o sistemas híbridos que contienen alguna porción de beneficios definidos. La mitad de los fondos de los sistemas de retiro están ubicados en acciones, mientras que el 27% en bonos. Casi tres cuartas partes de los activos de los sistemas de retiro en los EU pertenecen a la empresa privada, el restante al sector público.

De pensiones vitalicias a 401k

El período de ascenso del capitalismo posterior a la Segunda Guerra Mundial se vio tronchado a inicios de la década del 70. El capitalismo volvió a enfrentar una crisis sistémica que inició la era del neoliberalismo. La competencia acelerada del capitalismo global y el acelerado progreso tecnológico operaron en contra de la velocidad de acumulación de riquezas. El desarrollo tecnológico comenzó a correr más rápido que la capacidad del capitalista para amortizar el costo de las nuevas maquinarias. Las recesiones y depresiones se hicieron, por tanto, más intensas y el ritmo al que ocurren es más acelerado.

Este cambio en las condiciones de la producción tuvo su efecto sobre las conquistas de la clase obrera. Las corporaciones necesitan de cada vez más grandes porciones de capital fijo para garantizar mantenerse a flote en la competencia capitalista. Por ello, los derechos adquiridos y la acumulación social de riquezas se han visto en peligro desde finales de la década del 70.

En el 1978 el Servicio de Rentas Internas (IRS) del gobierno federal norteamericano aprobó legislación para permitir exención contributiva sobre ingresos diferidos. En el 1980 esta legislación se convirtió en la base de las cuentas 401k de aportaciones definidas, como un sistema de retiro suplementario a los sistemas de pensiones vitalicias. El proceso de transformación de las cuentas de beneficios definidos a cuentas de aportación definida empezó lento pero luego creció a un ritmo casi exponencial. De 250 mil planes de pensiones vitalicias o de beneficios definidos que existían en los Estados Unidos en el 1980 para el año 2005 existían solo 80 mil.

Un reporte en la revista Insider de la compañía de consultoría Towers Watson indicó que de las 100 principales empresas de los Estados Unidos, según clasificadas por la revista Fortune, sólo 11 mantienen un sistema tradicional de pensiones (de beneficio definido) y sólo 30 de estas tienen un plan que contenga alguna porción de beneficios definidos (planes híbridos). En el 1985 un total de 90 compañías de las Fortune 100 ofrecían a sus empleados de nuevo ingreso un sistema de pensiones definidas, mientras que sólo 10 mantenían un sistema de contribución definida (Mc Farland, 2012). Otro estudio de la misma compañía indicó que la razón principal para el cambio de un plan de beneficios definidos a uno de aportaciones definidas era la reducción en costos para la corporación empleadora. Desde la perspectiva del capitalista este cambio es irreversible, el 67% de los funcionarios de las compañías entrevistadas indicó que bajo ningún concepto reabrirán el sistema de pensiones vitalicias. (Towers Watson, 2012)

Lo que comenzó como un sistema suplementario de ahorro en los Estados Unidos ha adquirido un carácter dominante y global en los últimos años. Según un estudio realizado en el año 2006 por el Banco de la Reserva de Canadá, en los Estados Unidos para el 2004, 65 millones de trabajadores estaban bajo un plan de contribución definida en comparación con 25 millones de trabajadores bajo planes de beneficios definidos.

El crecimiento en el total de fondos de los sistemas de aportación definida se debe en gran medida a esa tendencia de eliminar los planes de beneficios definidos. En el 1985 los activos de los planes de pensiones de la empresa privada sobrepasaban los $800 billones, mientras que los planes de contribución definida representaban cerca de $425 billones de dólares. Las cuentas IRA representaban $250 billones para la misma fecha. Para el año 2004 los planes de contribución definida se habían disparado a $2.7 trillones de dólares mientras que los planes de beneficios definidos se habían quedado rezagados con $2 trillones de dólares. Las cuentas IRA para la misma fecha representaron $3.5 trillones de dólares (Broadbent et. al.) Tendencias idénticas se manifiestan en Inglaterra, Canadá y Australia, siendo la última donde el proceso de transición a cuentas de aportación definida se ha dado de forma más acelerada.

A pesar de todo el ataque contra los sistemas de retiro, los caudales han crecido. En el 1995 la Brookings Institution reportó que del total del valor de las acciones corporativas de los Estados Unidos, los sistemas de pensión de las empresas privadas representaron un 18%, mientras que los sistemas de pensión públicos representaron un 8%. En el 2012 en el mercado de acciones de los Estados Unidos hubo transacciones que totalizaron $21.3 trillones de dólares según el Banco Mundial, para la misma fecha las acciones de los sistemas de retiro representaban $17 trillones de dólares.

¿Puede la clase obrera ejercer su poder por medio de todo ese capital?

La respuesta es contundente, no. En primer lugar, ese capital es nuestro pero no nos pertenece. Es la clase capitalista la que controla y domina los caudales de los sistemas de pensiones, sean de beneficios definidos o de aportación definida, por medio de los administradores, las casas de corretaje y las corporaciones de servicios profesionales como actuarios, contables, y de consultoría. La clase burguesa, en particular la financiera, no sólo controla de forma directa el curso de las bolsas de valores por medio de la especulación de sus activos, sino de forma indirecta por su poder en el Estado. Es harto conocido que la capitalización o descapitalización de compañías determinan el éxito o el fracaso de corporaciones, productos, y hasta del desarrollo de nuevas tecnologías. En Puerto Rico conocemos del traqueteo de UBS, Miguel Ferrer y Héctor Mayol con nuestros sistemas de retiro, quienes por medio de transacciones fraudulentas desfalcaron los caudales de los sistemas de retiro gubernamental y aún al día de hoy nadie ha sido procesado por ello.

Definitivamente las burguesías tienen el poder para crear condiciones que le garanticen ventaja sobre sus competidores inferiores. Ese poder de clase va más allá de simplemente financiar partidos políticos, por ejemplo su ideología es la que se promulga en las universidades donde se forjan los técnicos en economía, contabilidad, finanzas, y otras áreas. Son esos cuadros de la burguesía los que luego advienen los puestos de poder tanto en la empresa privada como en el gobierno. Con su poder garantizan, también, regulaciones estrictas en torno al manejo de las finanzas de los sistemas de retiro que dificultarían cualquier intento de la clase trabajadora de ejercer poder por medio de los caudales de los sistemas de pensiones.

No conforme con ello, la administración de los sistemas de retiro, y de pensiones es un negocio lucrativo. Las compañías que administran los fondos de retiro facturan en promedio un 2% de la totalidad de los activos y se llevan un jugoso 20% del total de las ganancias obtenidas por sus transacciones. Si bien estas corporaciones prometen altos niveles de rendimiento por su peritaje, aun cuando logran ganancias muy superiores al promedio de la bolsa de valores, los cargos por servicios reducen el rendimiento de las inversiones a valores similares, y en ocasiones inferiores, al mercado de valores. Estas corporaciones tienen un poder monopólico y son unas pocas firmas a nivel mundial las que cuentan con el renombre para manejar cuentas billonarias similares a nuestros sistemas de retiro gubernamentales.

La crisis del ELA

El desmantelamiento de los Sistemas de Retiro en Puerto Rico responde, en una parte a las tendencias globales que hemos discutido, pero también a la crisis endémica del Estado Libre Asociado. Algunas características de la situación actual como los cambios demográficos son realmente consecuencias de la crisis colonial. La reducción en el número de estudiantes de escuela pública, y el envejecimiento proporcional de la clase trabajadora son, en gran medida, consecuencias de las altas tasas de emigración producto del desempleo y el empeoramiento en la calidad de vida. Estos dos rasgos demográficos han sido determinantes en la justificación del desmantelamiento de la escuela pública y de los sistemas de retiro.

Uno de los problemas del colonialismo es que los síntomas de la crisis se confunden con las causas. Lo que nos venden los medios corporativos como un problema fiscal del gobierno estatal tiene raíces más profundas en la estructura económica de la colonia. La política de exenciones contributivas como imán para atraer inversión extranjera demostró ser un fiasco con la caída de las corporaciones 936. Durante años estas corporaciones generaron ganancias billonarias sin dejar en el país una aportación proporcional. El país se convirtió en un paraíso para la evasión fiscal de las empresas norteamericanas y estas a su vez inflaron los depósitos en la banca local.

Estas corporaciones tampoco resolvieron el problema de desempleo en el país, al ser empresas de alta intensidad de capital generaban relativamente pocos empleos. Los problemas que generaban el alto nivel de desempleo se resolvieron utilizando las válvulas de escape que aplacaran la crisis social. El gobierno se convirtió en uno de los principales empleadores por medio de las corporaciones públicas y agencias, lo cual incrementó vertiginosamente el gasto público. Otros de los mecanismos utilizados para paliar la crisis han sido el incremento en el uso de los fondos federales y el incremento de la deuda pública para la construcción de obras de infraestructura, como el superacueducto, el puente Teodoro Moscoso, autopistas, y otras.

Con el cierre de la sección 936 se vieron efectos adversos sobre las finanzas gubernamentales. Un incremento vertiginoso en el desempleo redujo la base contributiva sobre la cual se extraen las contribuciones. Las medidas fiscales de los gobiernos de Sila María Calderón y Aníbal Acevedo Vilá agravaron la capacidad de captación de ingresos del gobierno al incrementar las exenciones contributivas sobre la repatriación de ganancias, sobre ciertos tipos de corporaciones y la banca. La aprobación del Impuesto sobre las Ventas y Uso (IVU) junto a la eliminación del arbitrio general sobre las importaciones resultó en un fracaso: no produjo un aumento significativo en los recaudos pero incrementó la tasa de inflación lo que agravó la ya maltrecha economía de la clase trabajadora.

Los efectos sobre la economía local han sido devastadores, el sistema financiero de Puerto Rico ha visto una caída en el total de activos desde el año 2007 al presente, de $221 billones de dólares en el 2007 en el tercer cuarto del año fiscal 2013 los activos se redujeron a $147 billones. Esta reducción de un 30% de los activos, se debe principalmente a la caída en la banca comercial. Las cooperativas, otra de las instituciones creadas por la solidaridad de clase, han aumentado sus activos aunque sólo representan el 5% del total de activos financieros. Los casos radicados en la corte de quiebras vieron un aumento vertiginoso, de 5,425 quiebras radicadas en el 2006 para el año 2010 llegó a 12,380. En el año 2012 dicho número superó las 10 mil quiebras radicadas.

Al día de hoy el gobierno de Puerto Rico opera en déficit, gasta mucho más de lo que recauda. En el año 2012 el gobierno colonial presupuestó $9,260 millones de dólares y recaudó $8,667 millones, pero gastó $10,665. En ese sentido hay un déficit presupuestario promedio de $2,200 millones de dólares en los últimos 5 años. Los gobernantes han intentado compensar ese déficit pidiendo prestado en el mercado de bonos municipales, cifra que ya alcanza $52 billones de dólares.

El gobierno de Luis Fortuño intentó resolver el déficit por medio del despido de trabajadores con la ley 7, pero muy astutamente aplicaron un impuesto de 4% sobre ciertos tipos de transacciones en las corporaciones foráneas. Ese 4% ha representado un alivio para los administradores de la colonia, pero aún no se recauda lo suficiente para mantener operante el gobierno. Sin duda, el déficit fiscal se agrava con los contratos a los amigos de los partidos en el poder, los altos salarios de los ejecutivos, el robo y la corrupción, las malas decisiones administrativas, la contratación de empleados por criterios puramente partidistas entre otras. Estas no son realmente las causas principales del déficit, sino un reflejo de la descomposición social de un esquema de producción sin futuro. Lo que reina entre muchos sectores es el «sálvese quien pueda». 

El proyecto económico del Partido Popular Democrático es el desmantelamiento del estado benefactor, la eliminación de aquellos compromisos económicos que pongan en riesgo el pago de los intereses de la deuda, y la privatización de las corporaciones públicas para obtener dinero en efectivo (liquidez). En ese sentido veremos continuidad en las medidas tomadas por el gobierno de las pasadas administraciones, populares y penepés: reducción de derechos laborales, eliminación de servicios, cierre de plazas en el gobierno, e incremento de los impuestos a la clase trabajadora.

El 11 de diciembre del 2013 la agencia crediticia Moody’s emitió un boletín donde advertía a los administradores del Estado Libre Asociado el riesgo que corría la clasificación del crédito del gobierno si ocurrían las siguientes:

«- Failure to access the public debt market with a long-term borrowing

– Declines in liquidity.

– Financial under-performance in coming months.

– Economic indicators incoming months that point to a further downturn in the economy.

– Inability of government to achieve needed reform of Teachers’ Retirement System.»

Tomado del informe titulado «Moody’s places Puerto Rico general obligation and related bonds on review for downgrade«. En otras palabras, las agencias crediticias imponen el criterio de la burguesía norteamericana por medio del chantaje de la degradación de los bonos. Hasta ahora el gobierno de Alejandro García Padilla ha sido incapaz de resolver los 5 puntos cardinales: no ha logrado emitir nueva deuda pública, la liquidez del Banco Gubernamental de Fomento está cuestionada públicamente, el índice de actividad económica va en descenso con una inflación en ascenso junto a un desempleo real que no baja, y la ley 160 que pretendía reformar el Sistema de Retiro para Maestros al gusto de Moody’s está en suspenso por orden del tribunal supremo.

A pesar del intento de ejecutar las directrices de los bonistas, el gobierno no pudo evitar la degradación del crédito. Las medidas tomadas por el gobierno de Alejandro García Padilla son puramente cosméticas y si bien podrían hacer dudar a uno que otro analista de Wall Street, un análisis de la situación económica demuestra que la crisis es más profunda aún. Sin embargo, la degradación de los bonos y la constante amenaza de degradarlos a un nivel inferior sirve también como chantaje de la burguesía financiera para impulsar privatizaciones en todo el gobierno. La ruta del declive del modelo económico colonial no tiene vuelta atrás. En el pasado las crisis sistémicas de la colonia se han resuelto por medio de la inversión masiva de capital norteamericano, pero esa opción no se vislumbra en los próximos meses o años.

Hay una contraparte en todo esto. El desarrollo del capitalismo como mencionamos antes, requiere de cada vez más grandes sumas de capital para mantener empresas vivas en la competencia por incrementar la tasa de ganancia. El capital financiero cumple el propósito de consolidar capitales grandes, medianos y pequeños que puedan financiar la cada vez mayor necesidad de capital fijo en las empresas de alta tecnología, que son las que usualmente rinden las mayores tasas de ganancia. Este capital financiero no sólo depende de la especulación sobre la ganancia futura, sino también requiere una integración de los capitales financieros y productivos a nivel global. Para garantizar un rendimiento mayor y proteger sus activos de los ciclos productivos, los capitales mundiales están cada vez más interrelacionados y unos dependen de los otros.

La eventual bancarrota de la economía puertorriqueña podría tener efectos catastróficos sobre el mercado de bonos municipales en los Estados Unidos ya que nuestro país es el 3er emisor de deuda más grande en el mercado de bonos municipales, después de Nueva York y California. Aun cuando la cantidad de bonos municipales de Puerto Rico representan menos de un 2% de la totalidad de estos, dos terceras partes de los paquetes de inversión en Estados Unidos contienen bonos de Puerto Rico.

El Sistema de Retiro para Maestros

El desmantelamiento del Sistema de Retiro encaja perfectamente dentro de la política de privatización. Cumple al mismo tiempo varios objetivos, primero elimina el compromiso de incrementar las aportaciones patronales al Sistema de Retiro para Maestros durante los próximos 20 años y esos fondos estarían disponibles para pagar los intereses de cualquier préstamo futuro. En segundo lugar elimina el compromiso de pagar del fondo general las pensiones de los maestros en caso de que el Sistema de Retiro para Maestros no tuviera esa capacidad. Tercero, incentiva el retiro de maestras y maestros con experiencia y salarios por encima del promedio.

Ese retiro masivo de maestros facilitará por un lado la eliminación de plazas de maestras y maestros en el Departamento de Educación, y por el otro lado la generación de ahorros en la contratación de maestras sin experiencia con el salario mínimo de $1,750 mensual. Un estimado conservador indica que se retirarían cerca de 5,000 maestras y maestros, con un salario promedio de $35,000 dólares anuales. Este retiro masivo produciría un ahorro de $20 a $70 millones de dólares del presupuesto del Departamento de Educación, que podría ser mayor si miles de educadores deciden renunciar ante un sistema de retiro injusto y oneroso.

«Ese soy yo, gabazo; dispué que me sacaron el jugo me botan» 

El sistema de retiro universal

Como hemos visto el capitalismo contiene las bases para la creación un sistema de retiro universal, la acumulación total de riquezas por parte de la burguesía al día de hoy podría sostener el sistema de seguridad social: educación, salud, vivienda etc. La clase obrera ha acumulado, en los sistemas de retiro públicos y privados, sobre una cuarta parte del total de las riquezas norteamericanas.

A largo plazo la propuesta socialista es la creación de un sistema universal de pensiones que garantice pensiones vitalicias a la totalidad de la clase obrera, donde los beneficios que se reciban en la vejez, por incapacidad o por muerte vayan en aumento de acuerdo a las necesidades de la población. En segundo lugar promovemos la creación de un sistema socializado de salud que reduzca los costos asociados con el envejecimiento. Fomentamos también la socialización de todas las necesidades básicas que reduzcan la dependencia del trabajador de su salario directo.

Por último, la sociedad socialista debe enmarcar los procesos productivos en función de la totalidad de la sociedad. A diferencia del capitalismo donde el trabajador se mide por su rendimiento, la sociedad socialista no puede enajenar al trabajador durante su vejez. El retiro o la jubilación debe ser opcional, la sociedad puede asignar tareas y labores a los trabajadores de mayor edad acordes con la experiencia adquirida pero también que tomen en cuenta las limitaciones físicas.

Si bien la mayoría de las medidas mencionadas forman parte de un programa de la independencia y el socialismo, tenemos que luchar de forma inmediata por aquellos pasos que conduzcan en esa dirección:

  • La garantía de pensiones vitalicias a la totalidad de la clase trabajadora requiere la derogación inmediata de las leyes 160-2013 (SRM) y 3-2013 (gobierno central) y la restauración de los Sistemas de Pensiones.
  • Demandar transparencia en la administración de los sistemas de retiro.
  • Exigir control obrero total de los Sistemas de Pensiones tanto públicos como privados.
  • Impulsar mayores impuestos a los ricos, la banca y a las corporaciones.
  • Proponer la creación de un Sistema de Seguro Social nacional que supere en beneficios al Seguro Social Colonial, por ejemplo que incluya a las mujeres jefas de familia que no devengan ingresos entre las personas cubiertas por el seguro.
  • Fomentar la creación de empleos adecuadamente remunerados en las áreas productivas por medio de las cooperativas, la autogestión obrera y la inversión del capital colectivo.

Ante la crisis capitalista, los socialistas tenemos que convertirnos en el referente político de la clase obrera. Las alternativas que brindemos deben trascender el economicismo y la inmediatez, y proveer soluciones clasistas que al mismo tiempo ganen adeptos para la independencia y el socialismo. El promover un Sistema de Retiro Universal cumple esos propósitos: reta la visión colonialista de dependencia del seguro social norteamericano, fomenta la unidad de la clase trabajadora al impactar a los y las trabajadoras de la empresa privada e incluye aspectos concretos para solucionar el problema de los Sistemas de Retiro.

 ¡Por un Sistema de Retiro Universal!

!Derogación de las leyes 3 y 160!

¡Socialismo, único camino!

Referencias

Anderson Jenny. » Pension Funds Still Waiting for Big Payoff From Private Equity» The New York Times. 2 de abril de 2010.

Broadbent, John, Michael Palumbo, and Elizabeth Woodman. «The shift from defined benefit to defined contribution pension plans-implications for asset allocation and risk management.» Banco de la Reserva de Australia, Junta de Gobierno del Sistema de la Reserva Federal del Banco de Canada (2006).

Domhoff, G.William «¿Quién gobierna los Estados Unidos?» Siglo XXI Editores. México, 1980.

García,Gervasio y Quintero Rivera, Ángel «Desafío y Solidaridad» Tercera Edición. Ediciones Huracán. San Juan 1997.

Geisel, Jerry. «Fewer Employers Offering Defined Benefit Pension Plans to New Salaried Employees.» Workforce , 3 de octubre. (visitado el 18 de enero de 2014).

Mandel, Ernest. «Introducción a la teoría económica marxista» pág. 78 a 97. Ediciones Era, México. 1972

Margaret M. Blair, «Ownership and Control» (Washington, D.C.: The Brookings Institution, 1995), p. 46, Table 2.1

Mc Farland, Brenda. «Retirement Plan Types of Fortune 100 Companies in 2012» Insider – Towers Watson, 2 de octubre de 2012

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» http://data.worldbank.org/indicator/CM.MKT.TRAD.CD » (visitada el 18 de enero de 2014).

Hugo J. Delgado-Martí. Movimiento Socialista de Trabajadores.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.