Recomiendo:
0

Ucrania

Putin firme en el centro del tatami

Fuentes: Rebelión

Vladimir Putin, lo hizo de nuevo, la contundente pinza política/diplomática que compone junto al su ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov, ha podido detener una guerra que podría haber incendiado Europa y otra vez más posponer las pretensiones de Washington de comerse otra pieza del trágico ajedrez que quedó armado tras la caída del Bloque […]

Vladimir Putin, lo hizo de nuevo, la contundente pinza política/diplomática que compone junto al su ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov, ha podido detener una guerra que podría haber incendiado Europa y otra vez más posponer las pretensiones de Washington de comerse otra pieza del trágico ajedrez que quedó armado tras la caída del Bloque Socialista.

Después de dieciséis tensas horas de reunión interrumpidas en Minsk, la capital de Bielorrusia, el único que salió fresco de los miembros del Cuarteto de Normandía: (Rusia, Ucrania, Alemania y Francia) ha sido el presidente ruso.

Por fortuna se ha logrado dar un marco de resolución a la crisis político militar, que se inició en el Este de Ucrania en febrero de 2014, y donde hoy ejercen su soberanía las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.

Tras el derrocamiento del presidente Víctor Yanukovich, comenzó una política de violación a los derechos humanos contra los ciudadanos de origen ruso o moskals , como se los llama peyorativamente, que vivían en el entonces este ucraniano. Los pogroms se habían iniciado con la decisión de prohibirles su idioma y amenazaba prolongarse hasta lograr una muy ansiada «limpieza» étnica por parte de las nuevas autoridades impuestas en Kiev.

Una antigua rivalidad ha separado al Este y el Oeste ucraniano. El Oeste, económicamente más atrasado, de cuño pastoril, ha sido el lugar de nacimiento del nacionalismo extremo. El Oeste ha sufrido largas dominaciones a lo largo de su historia, pertenecido a Polonia durante seis siglos, al Imperio Austríaco durante ciento veinte años y otra vez a Polonia durante el tiempo de entreguerras. El idioma, la religión, la cultura y hasta festividades le han dado un carácter nacional distinto al Este, más industrial y ancestralmente vinculado a Rusia.

Las marcadas diferencias y ese odio larvado que se asocia a la envidia, son donde han estribado los intereses pro europeos para que se pudiera llevar a cabo el exterminio de los habitantes del este. Los elementos para el martirio de los ruso parlantes o también kazap, estaban preparado, a partir de mayo con la asunción del actual presidente Petro Poroshenko, quién iba a facilitar toda la estructura militar, el andamiaje político y el encubrimiento mediático para lograrlo. Se contaba con la mano de obra necesaria, las formaciones neo nazis, como el Pravy Sektor que tan bien sirvieron a Poroshenko desde el inicio de la revueltas contra Yanukovich en diciembre de 2013, cuando estas formaciones perfectamente entrenadas desde meses atrás en campo cedidos por Polonia, fueron entrenados por agentes de la CIA y el Mossad, una práctica frecuente de Varsovia, la de alquilar su territorio para operaciones non sanctas. Por ejemplo, a partir del 2002 tras la declaración de la Guerra Contra El Terrorismo, el Presidente George W. Bush, ordenó a la JSOC (Mando Conjunto de Operaciones Especiales) una supra organización por encima de la CIA y todos servicios de inteligencia norteamericanos y sus fuerzas armadas, que dispongan un plan de secuestro y desaparición de enemigos. Para ello se articularon docenas de bases para centros de detención clandestinos («lugares negros») alrededor del mundo, al que serían llevados en categoría de «entregas extraordinarias» luego de pasar por los cubiles de la mujabarat (la policía secreta egipcia) con la anuencia del entonces presidente Hosni Mubarak. En los cuarteles de la mujabarat se los podía torturar, sabiendo que no existía ninguna posibilidad de que los molestara organización de derechos humanos molestasen su trabajo. Después de las torturas los «envíos extraordinarios» eran remitidos a alguno de los «lugares negros» que poseía la JSOC, desde Tailandia a Polonia, donde se continuaban las «técnicas de interrogatorios mejoradas».

Muchos de esos campos fueron cedidos por Polonia, y ahora otras vez para que agentes de la CIA y el Moosad puedan entrenar miembros de lo se conoce como Pravy Sektor (Sector Derecho) la banda armada de Poroshenko, que realiza los trabajos sucios, que el ejército de Kiev no se animaba a ejecutar, contra los hombres de la unidades militares de Donetsk y Lugansk y sus civiles. Son muchas las denuncias de secuestros, torturas y asesinatos de civiles a manos de los esbirros de Poroshenko.

El líder del Pravy Sektor, Dimitro Yarosh, fue un antiguo dirigente del grupo de ultraderecha Trizub (tridente, emblema de la bandera ucraniana que representa los tres elementos: aire, tierra y agua). Fue formado en el Ejército Soviético. Tras el desmembramiento de la URRS se enroló en el nacionalismo ucraniano, y ha sido el comandante de acciones neo nazis en el Este, por los que ya se lo nomina como criminal de guerra.

 

De barra brava a luchadores de la libertad.

 

Una vez preparado el plan desestabilizador contra Víctor Yanukovich, a partir de la negativa de este último a firmar algunos acuerdos con la Comunidad Europea, se puso en marcha la parte militar del golpe.

Muchos «barras bravas», que habían sido captados por grupos neo nazis que actuaban libremente en el país como Svoboda, Patriotas de Ucrania, Asamblea Nacional de Ucrania, UNA-ONURS y Trizub, Sólo existe Dios y Ucrania, y la remozada «Organización de Nacionalistas Ucranianos» fundada por Stephan Bandera, un esbirro de la S.S. durante la Segunda Guerra Mundial, fueron enviados a diferentes campos de entrenamiento, como el de Yovoriv, casualmente muy próximo a la frontera con Polonia, donde instructores estadounidenses e israelíes entrenaron en diferentes técnicas de agitación y lucha urbana a una cifra imprecisa de hombres que van desde los siete mil a los cincuenta mil. Muchos de esos neos nazis son provenientes de otros países europeos.

Tras los entrenamientos los miembros de los diferentes grupos neo nazis y sus nuevos socios, los viejos barras bravas, fueron estructurados a finales de noviembre de 2013, como el Pravy Sektor que rápidamente se hicieron dueño de la plaza de la Independencia o plaza Maidan, los primeros sorprendidos fue la Berkut la policía antidisturbios, cuándo muchos de sus hombres se cree no menos de cien fueron literalmente calcinados por los nuevos luchadores de la libertad.

Enseguida se supo que Petro Poroshenko, entonces, solo hombre más rico de Ucrania, los sostenía no solo económicamente, sino que también mediaticamente, utilizado sus múltiples medios periodísticos de su propiedad. El productor general del punch de Kiev, ganó las elecciones realizadas el 25 de mayo de 2014.

Los mismos hombres que facilitaron la ascensión de Poroshenko al poder, pasaron a ser parte de la Guardia Nacional Ucraniana, conformando los batallones de Donbass, Azov, Aidar, Dniepr-1, Dniepr-2 y otros, y partieron la Este, para poner en caja a los separatistas.

Los combates que se desarrollaron a lo largo del 2014 y lo que va de este año han producido más de seis mil muertos en los territorios de Lugansk y Donetsk, donde las fuerzas invasoras de Kiev se llevaron la peor parte desde el punto de vista militar, a pesar que los bombardeos intensos y constantes del ejército ucraniano, ha martirizado la industria y la producción de toda la región.

Si bien los ejércitos de Poroshenko han acatado las órdenes de Kiev, más que agradados, ya que se aproximaban a una derrota segura. Con vergüenza, pero felices, se retiraron de la zona de Debáltsevo , donde estaban siendo derrotados, en lo que se constituía en la batalla más importante y clave de la guerra. A pesar de todo esto son los grupos del Pravy Sektor quienes no quieren aceptar la derrota, político, militar y diplomática y retirarse de la región.

Aunque el punto número diez de los acuerdos de Minsk, establece claramente el desarme de los grupos armados irregulares, el líder del Pravy Sektor,

Dmitro Yarosh declaró no reconocer el acuerdo sobre el cese del fuego alcanzado de Minsk, y agregó: «Pravy Sektor se reserva el derecho de continuar las acciones armadas en el este de Ucrania, de acuerdo a sus propios planes operativos».

Estados Unidos, que ha preferido no asistir a las reuniones del Minsk, ha confirmado que continuará entrenando a la Guardia Nacional Ucraniana en el marco de un programa del Departamento de Estado para ayudar Kiev a garantizar la defensa interna del país.

El financiamiento, ya ha sido aprobado por el Congreso de Estados Unidos, proviene de un fondo especial creado en conjunto por el Pentágono y el Departamento de Estado que asegura la asistencia para: «el entrenamiento y equipamiento a fuerzas de seguridad extranjeras» con el fin de garantizar a los países parte la posibilidad de afrontar las amenazas para su seguridad nacional y la de los Estados Unidos.

Europa, es decir Alemania, ya no ve con buenos ojos tanta actividad militar en el fondo de su territorio, además que las sanciones económicas con que Rusia retribuyó a las aplicadas por Estados Unidos y sus socios europeos hicieron perder negocios por veinte y dos mil millones de euros, que las exiguas arcas europeas necesitaban como el agua.

Rusia, hasta ahora, ha respondido a la encerrona de la «Fuerza Avanzada» de la OTAN, que acompaña a la «Fuerza de Respuesta rápida», que pasa de trece mil a treinta mil efectivos y tiene seis centros de mando y control en Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania y Bulgaria, redoblando la apuesta ya todo un estilo en la política exterior de Moscu.

Vladimir Putin, saben que occidente no solo pretende arrodillar al país, sino acabar con su liderzazo mundial, pero como buen yudoca hasta ahora solo ha utilizado la torpeza de sus enemigos para seguir firme en el centro del tatami.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.